'Segundo aviso' para los encierros taurinos
La temporada de fiestas en los pueblos comienza con una severa lecci¨®n sobre seguridad
Los, vecinos, de Torrej¨®n de Ardoz que tengan hijos menores de 18 a?os estar¨¢n pendientes hoy de que no se les escapen los reto?os de ocho a once de la ma?ana no sea que se pongan a correr delante de un toro y el resultado sea una multa de 60.000 pesetas. Los 86.000 vecinos y los visitantes est¨¢n avisados con un bando sobre los "altos riesgos para los participantes" en los encierros El alcalde ha pedido a los padres y tutores que presten una especial atenci¨®n al Iugar donde se encuentran los menores" durante las tres horas del encierro, una carrera que suele ser larga y tumultuosa. Ni se podr¨¢ torear a los animales, ni citar al ganado, ni, por supuesto, maltratarlo.Torrej¨®n, seg¨²n su concejal de festejos, Valent¨ªn G¨®mez, tiene tina buena tradici¨®n en seguridad, pero flaquea en el mimo hacia los animales: "La gente cita al ganado desde las talanqueras [vallas callejeras], y raro es el a?o en que una vaquilla no acaba muerta a palos". Este a?o, el Ayuntamiento socialista ha seguido al dedillo una resoluci¨®n que en marzo aprob¨® la Asamblea de Madrid.
Madrid torero
El acuerdo, propuesto por el PP ven¨ªa a recalcar varios puntos del Reglamento Taurino. vigente (1992), haciendo hincapi¨¦ en que se proh¨ªba terminantemente que los ebrios corran. Torrej¨®n ha encargado esta vigilancia al medio centenar de pe?as taurinas de la ciudad; ha dispuesto puntos de socorro cada 250 metros; ha contratado -a cuatro corredores duchos en dirigir la carrera, que siempre ser¨¢ limpia: es decir, que los animales, generalmente dos toros de 600 kilos y de cuatro a seis novillos, no se queden en la plaza y se vayan directamente al toril. S¨®lo un par de vaquillas coquetear¨¢n con el respetable al final del encierro. Pero las pe?as no Iban tragado un par de cosas: por eso ni se reduce la duraci¨®n del encierro ni se suprime el festejo del milhojas (la gente se tira pasteles y huevos en presencia de un toro de 600 kilos. Un peligro: la nata en los ojos).
Hay aires nuevos de seguridad -por lo menos te¨®ricos- este a?o, a las puertas de la temporada caliente de las fiestas en la regi¨®n. En 1992 hubo, hasta el 13 de septiembre, un centenar de encierros, por lo menos.
Y en Madrid, jolgorio es igual a toros, porque es ¨¦sta la comunidad donde se celebran m¨¢s festejos con astados de toda Espa?a. Supera incluso a Andaluc¨ªa. Quien lo dice es Pedro Mora, director del Centro de Asuntos Taurinos de la Comunidad, un organismo consultivo hasta el momento en que el Gobierno regional tenga competencias. "Cuando las haya, quiz¨¢ en julio, estaremos en los encierros", dice Mora, "as¨ª se controlar¨¢ mejor que todo est¨¦ en orden".
Pedro Antonio Navas, el responsable de Espect¨¢culos de la Polic¨ªa Nacional, en cuya mesa se depositan las solicitudes de permiso para los fiestas taurinas, es el brazo ejecutor de las 31 sanciones -11 de ellas, a Ayuntamientos de pueblos- con las que se sald¨® la temporada pasada, la mayor¨ªa por organizar festejos sin permiso y, por tanto, sin garant¨ªas de seguridad. Pero Torrelaguna, donde muri¨® un mozo, por ejemplo, no figura entre los sancionados porque el caso depend¨ªa del juez, quien despu¨¦s lo archivar¨ªa pese a que no hubo ning¨²n profesional que le quitase el toro de encima. Navas nota que las cuatro o cinco sanciones que se tramitan este a?o son por cosas mucho m¨¢s tontas que en 1992.
Hay m¨¢s signos de que ha hecho mella la muerte de ¨®scar Mart¨ªn, el chaval corneado por un novillo en Torrelaguna.
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Los alcaldes plantan cara a las pe?as
Viene de la p¨¢gina 1En febrero hubo una reuni¨®n multitudinaria en Las Ventas. El responsable regional de asuntos taurinos convoc¨® a los alcaldes de los pueblos m¨¢s peque?os de la regi¨®n, los que no tienen comisar¨ªa, y a la Guardia Civil, que representa la autoridad en esos municipios madrile?os.
Acudieron 76 alcaldes, y Mora les dijo que hay que pedir permiso hasta para soltar una vaca en cualquier calle, y les instruy¨® sobre el reglamento taurino: si quieren un encierro, tienen que acotar bien unas calles, llamar a un arquitecto o aparejador que d¨¦ fe de que el montaje es seguro para p¨²blico y corredores, contratar a un torero como director del festejo y nombrar a 10 ayudantes capacitados para auxiliar a los participantes. Adem¨¢s, suscribir un seguro colectivo.
Mora les envi¨® en abril la resoluci¨®n de la Asamblea. El resultado es que la preocupaci¨®n se nota: los alcaldes no dejan de llamar para asesorarse sobre los permisos y la atenci¨®n m¨¦dica.
Un cirujano en dos pueblos
Mora alerta sobre un punto en el que ¨¦l, como alcalde tambi¨¦n de Fuentidue?a de Tajo (1.263 vecinos), ha tenido una mala experiencia: "Hace unos a?os", dice, "encargu¨¦ a una gestor¨ªa que tramitase los permisos, los contratos y dem¨¢s, y pagu¨¦ todo lo que me pidieron. Y ahora tengo un pleito con la Seguridad Social porque la gestor¨ªa pag¨® de menos". En ocasiones, los culpables de los desmanes son estas oficinas a las que acuden los Ayuntamientos que no tienen capacidad para hacer las gestiones, seg¨²n Mora. "A veces, la gestor¨ªa pone el nombre del mismo cirujano en dos pueblos que celebran la fiesta a la vez".
Tambi¨¦n se notan las iniciativas de los propios municipios por evitar problemas. Parla (69.017 habitantes) rebaj¨® el tiempo de los encierros ya el a?o pasado, Getafe (139.068 vecinos) los ha suprimido y Fuenlabrada (141.496) est¨¢ en negociaciones con las pe?as para variar el recorrido de las carreras despu¨¦s de desechar la propuesta de Izquierda Unida para convocar un refer¨¦ndum entre los vecinos y preguntarles si quieren o no los encierros.
Fuenlabrada tiene un f¨¦rreo apego a los toros. Para ilustrarlo vale una an¨¦cdota que recuerda Manuel de la Rocha, alcalde de la poblaci¨®n desde 1979 hasta 1982. Se peg¨® un soberano susto una noche: las pe?as quer¨ªan meter un toro en el Ayuntamiento, para reclamar un festejo m¨¢s y porque el edil estaba empe?ado en poner coto a los encierros, que acababan, seg¨²n cuenta ¨¦l, con el animal muerto a palos despu¨¦s de varias horas.
A D¨¢maso del Valle, el presidente de la pe?a La Oreja, de Getafe, s¨®lo le ha quitado la tristeza el que la feria taurina de este a?o haya sido mejor que nunca.
Eso y la promesa de construir una plaza de toros fija ha suavizado las iras de las cuatro pe?as por la supresi¨®n de los encierros que se hab¨ªan recuperado hace ocho a?os. "Yo comprendo que esto es muy grande y que es imposible controlar a la gente, pero la afici¨®n es la afici¨®n", dice D¨¢maso. El a?o pasado, algunos mozos destrozaron parte del coso m¨®vil para protestar porque los encierros duraban una hora y media en vez de tres.
El alcalde socialista, Pedro Castro, sigue en sus trece, pese a que los miembros de las pe?as se pasaron el pleno aquel, tan fat¨ªdico para ellos, en pie para protestar: "¨ªbamos a una media de 40 heridos diarios", dice el alcalde, "y ya no hab¨ªa quien lo controlase. Este a?o, con las fiestas en elecciones y todo [concluyeron el 5 de junio], el p¨²blico me ha felicitado por la decisi¨®n".
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