La desencajonada suscit¨® sospechas de 'afeitado'
La noche del viernes celebr¨® desencajonada la plaza de Valencia, seg¨²n es tradicional en la Fira de Juliol. El coso se llen¨® hasta la bandera. Literalmente hasta la bandera se llen¨®, y hab¨ªa espectadores en los lugares m¨¢s inveros¨ªmiles del grader¨ªo, para no perderse detalle de este acontecimiento, que constituye una de las fiestas taurinas de mayor popularidad y alegr¨ªa que se celebran en la comunidad valenciana. Luego vendr¨ªa el desencanto. Porque fueron saliendo los toros de sus cajones -uno a uno hasta un total de 24-, y ten¨ªan unas astas tan mermadas, que suscitaban sospechas de afeitado. Algunas de ellas -fue el caso de dos ejemplares de Montalvo, otros tantos de Aldeanueva-, provocaron la pitada general.Se desencajonaron las corridas de Montalvo, Aldeanueva, Victoriano del R¨ªo y Torrestrella. La m¨¢s grande quiz¨¢ sea esta, aunque llega muy disminu¨ªda de pitones. La de Aldeanueva tiene varios ejemplares de trap¨ªo, aunque salvo un par de ellos sus deficiencias de cornamenta son descaradas y hay toros cuyos pitones apenas les rebasan el perfil de la frente. Otro tanto cabr¨ªa decir de.las restantes corridas. Los toros de Montalvo apenas lucen trap¨ªo, y los de m¨¢s envergadura, en realidad son regord¨ªos. Es decir, que posiblemente cumplan con creces en la b¨¢scula -estos toros y todos hasta la suma de 24-, pero s¨®lo eso. Y como no se trataba de com¨¦rselos, cundi¨® entre el p¨²blico la decepci¨®n. Ahora son los veterinarios y la autoridad quienes tienen la palabra.
La decepci¨®n cundi¨® tambi¨¦n por el comportamiento tranquilo de las reses. Sal¨ªan despaciosas y perplejas del caj¨®n, y se juntaban con sus hermanos, a los que arropaba el cabestraje al otro lado del redondel. Esperaba el p¨²blico reacciones m¨¢s violentas, que dan espect¨¢culo. En este sentido, nadie ha olvidado la desencajonada de hace u n par de a?os cuando saltaron a la arena los toros berrendos en colorao de Molero, les pegaban una paliza a los cabestros y despu¨¦s se la pegaban entre ellos. Hubo dos toros muertos en la refriega y un tercero mug¨ªa arrepentido de haber nacido tras la tunda que le dieron, de la que sali¨® mohino y cojitranco.
Corraleros y vaqueros, dirigidos por el matador de toros Alberto Mart¨ªnez, vigilaron que no se repitieran estas bar baridades, y lo hicieron muy bien, aunque fuera en detrimento de las r¨²sticas emociones de la desencajonada, que result¨® muy sosa. Adem¨¢s, no hubo toros guapos ni variedad de pelajes. Salvo un colorao de Torrestrella, los citados casta ?os y un berrendo aparejado de Montalvo, todos eran negros como la noche negra.
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