Michael Jackson actu¨® anoche en Mosc¨² bajo un intensa lluvia
"El mi¨¦rcoles es un d¨ªa diab¨®lico. No cantes", le hab¨ªa advertido a Michael Jackson el astr¨®logo ruso Valeri Kurb¨¢tov. Y en realidad parec¨ªa que las fuerzas del mal estaban ayer contra el cantante: desde por la ma?ana, llovi¨® sin parar. Cosa que no ayud¨® a vender las miles de entradas que a¨²n quedaban en las boleter¨ªas. Como resultado, su precio fue cayendo en picada a lo largo del d¨ªa, y 45 minutos antes de la hora fijada para el comienzo del concierto, a la salida del metro que lleva al gigantesco estadio Luzhnik¨ª, se pod¨ªa ver a numerosos muchachos vendiendo entradas por s¨®lo 400 pesetas.Kurb¨¢tov tambi¨¦n aconsej¨® a Michael Jackson que si cantaba, encendiera siete velas en el escenario. Y es posible que Michael lo hiciera; en todo caso, ayer el diablo, por m¨¢s que se esforz¨® ' no pudo hacer fracasar el concierto. Este comenz¨® con media de hora de retraso, con la actuaci¨®n del grupo Culture Beat, el d¨²o de color que ocupa el primer puesto en Gran Breta?a con Mister Vain.
Fue precisamente esta canci¨®n la que abri¨® su miniconcierto, que dur¨® media hora y sirvi¨® para que el p¨²blico se calentara. Sin embargo, el calor trabajado pronto desapareci¨® y el fr¨ªo comenz¨® a calar: ?una hora y cinco minutos los rusos esperaron bajo la lluvia, con- santa paciencia, a que Michael Jackson saliera al escenario!
Fuegos artificiales
Y cuando el cantante apareci¨®, el estadio estall¨®: no s¨®lo en silbidos, aplausos y gritos, sino tambi¨¦n en petardazos disparados desde el escenario y las tribunas. Los j¨®venes quedaron maravillados con el espect¨¢culo que mont¨® Michael y, sobre todo, con los efectos especiales: los haces de l¨¢seres de diferentes colores y los fuegos que sal¨ªan de la escena arrancaban fren¨¦ticos aplausos.
La actuaci¨®n de Michael estuvo inspirada, aunque en ocasiones pareci¨® exagerado: lleg¨® a secarse una l¨¢grima que le corr¨ªa por la mejilla y caer de rodillas en el escenario, para demostrar su emoci¨®n.
Lamentablemente, el sonido dejaba mucho que desear y en la mayor¨ªa de las canciones la voz de Michael casi no se o¨ªa debido a los bajos demasiado fuertes. Pero al p¨²blico eso poco le importaba: m¨¢s que a escuchar, hab¨ªa venido a bailar mientras presenciaba c¨®mo su ¨ªdolo cantaba para ellos. Michael puede darse por satisfecho: a pesar de los malos augurios, el concierto fue un ¨¦xito y el diablo, impotente, tuvo que batirse en retirada.
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