El espect¨¢culo como realidad
NACHO S?ENZ DE TEJADA. En 1963, un ni?o de cinco a?os ensayaba pasos de baile delante de un espejo, bajo la atenta mirada de su madre Katharine. Ya era el rey de la guarder¨ªa cuando interpretaba la canci¨®n Climb every mountain ante un auditorio infantil. Un a?o despu¨¦s, cantaba en p¨²blico. Michael Jackson comenzaba pronto su aprendizaje para acceder al trono de la sociedad del espect¨¢culo. Hab¨ªa nacido el 29 de agosto de 1958 en Gary, estado de Indiana (Estados Unidos), y Joe, padre y antiguo guitarrista de un oscuro grupo llamado los Falcons, no ten¨ªa dudas: el futuro familiar pasaba por utilizar a su numerosa prole. En 1967, Tito, Jermaine y Jackie Jackson ya ensayaban juntos. En 1969, se unieron sus hermanos Michael y Marlon. Hab¨ªan nacido los Jackson 5. Michael ten¨ªa 11 a?os.
Desde su primer ¨¦xito en 1970 con la canci¨®n ABC (t¨ªtulo adecuado para un ni?o) hasta I Am love (1975), los Jackson 5 consiguieron que 12 temas de su repertorio alcanzasen los primeros puestos en las listas de discos m¨¢s vendidos. En 1972, el grupo ya hab¨ªa recibido una condecoraci¨®n del Congreso por su "contribuci¨®n a la joven Am¨¦rica". Michael Jackson, el benjam¨ªn del grupo, apuntaba su carrera en solitario, que concret¨® en 1975 cuando firm¨® en solitario un contrato con la discogr¨¢fica Epic con unos derechos muy superiores al r¨¢cano 2,7% que le daba la Tamla Motown. Hab¨ªa pasado la infancia mirando al mundo desde una estrella, encerrado en su casa y controlado por su padre con una disciplina muy severa. Sus hermana Latoya habla incluso de malos tratos.
A los 19 a?os, su primera aparici¨®n en el cine mantuvo un aire infantil: Michael Jackson era el protagonista del filme The wiz, una nueva versi¨®n del cl¨¢sico El mago de Oz, junto a Richard Pryor y Diana Ross. Fue su primer contacto con Quincy Jones, el responsable de la banda sonora, un m¨²sico que, dos a?os m¨¢s tarde, tendr¨ªa una influencia decisiva en su m¨²sica, cuando produjo en 1979 el disco Of the wall, catapulta de la carrera de Michael Jackson con m¨¢s de 10 millones de ejemplares vendidos en todo el mundo y cuatro canciones de ¨¦xito internacional. Era, seg¨²n la cr¨ªtica "una producci¨®n de alta definici¨®n, embellecida con orquestaciones de cuerda y metales".
El eterno esp¨ªritu adolescente de Michael Jackson emergi¨® de nuevo cuando en 1982 hizo de narrador en la banda sonora original del filme E. T, que tuvo continuidad cuatro a?os m¨¢s tarde al protagonizar al Capit¨¢n Eo en un cortometraje de ciencia ficci¨®n producido por George Lucas, que s¨®lo se estren¨® en dos centros de Disneylandia y, m¨¢s recientemente, en 1988 al llevar al cine su autobiograf¨ªa, Moonwalk, donde la estrella usa poderes sobrehumanos para salvar al mundo.
Un esp¨ªritu adolescente que el artista sabe compaginar con una sabidur¨ªa comercial m¨¢s propia de un viejo zorro de los negocios, y que riz¨® el rizo cuando, en 1985, compr¨® por 5.000 millones de pesetas la editorial ATV, que ten¨ªa el control de los derechos de m¨¢s de 250 canciones compuestas por Lennon y McCartney, que es lo mismo que decir los Beatles. Una inversi¨®n de rentabilidad asegurada, verdadero suma y sigue para un artista que en 1983 hab¨ªa vendido m¨¢s de 100 millones de discos en todo el mundo y que, un a?o despu¨¦s, firm¨® con Pepsi-Cola uno de los contratos publicitarios m¨¢s espectaculares de la historia del negocio de la m¨²sica: 500 millones de pesetas... y sin beber ni un sorbo del refresco.Esplendor
Esta primera mitad de la d¨¦cada de los ochenta marc¨® el esplendor de Michael Jackson. Sus arcas rebosantes con derechos editoriales, millones de discos vendidos y contratos publicitarios, se desparramaron cuando, en diciembre de 1982, public¨® Thriller, tambi¨¦n con Quincy Jones como productor. Por cifras que no quede: 40 millones de discos vendidos en pocas semanas -un mill¨®n s¨®lo en Los Angeles-, 12 nominaciones a premios Grammy, 37 semanas en el n¨²mero uno en Estados Unidos, siete canciones entre las diez primeras de las listas... Ni los Beatles de sus mejores a?os hab¨ªan llegado tan lejos. Para rematar la jugada, el 2 de diciembre de 1983 la cadena de televisi¨®n MTV estren¨® el v¨ªdeo de Thriller, dirigido por John Landis con un presupuesto de 150 millones de pesetas. Fue la puntilla.
Y Michael Jackson monopoliz¨® primeras p¨¢ginas con la misma fruici¨®n con la que su tez se iba blanquendo, su nariz se hac¨ªa m¨¢s afilada y el hoyuelo de su barbilla m¨¢s profundo. Cualquier gesto era recogido con puntualidad. Se le quem¨® el pelo durante la grabaci¨®n de un anuncio publicitario (enero de 1984); apareci¨® en el Guiness de los records por las ventas de Thriller (febrero de 1984); la emisora de radio W-WS14, de Filadelfia, program¨® un fin de semana Sin Michael Jackson, en protesta por la saturaci¨®n de su m¨²sica (abril de 1984); comercializ¨® su mu?eco oficial Gulio de 1984); escribi¨® la versi¨®n americana de We are the world con Lionel Ritchie en dos horas y media (enero de 1985); recibi¨® 6.000 millones de pesetas en concepto de derechos por venta de discos (mayo de 1985); prorrog¨® su contrato con Pepsi por 1.500 millones de pesetas (marzo de 1986); se present¨® en los estudios de grabaci¨®n con 62 canciones y su chimpanc¨¦ Bubbles para grabar Bad (agosto de 1986)...
Como todo artista que entra en la leyenda, en Michael Jackson realidad ya se mezclaba con la ficci¨®n. Hab¨ªa logrado convertirse en el arquetipo descrito por Guy Debord: "Insistir sobre los grandes medios del espect¨¢culo para no decir nada sobre su utilizaci¨®n". La publicaci¨®n de Bad (agosto de 1987) apoyada por un v¨ªdeo de 17 minutos acrecent¨® un nivel de popularidad que el artista mantiene con s¨®lo comprar juguetes en la tienda londinense Hamleys para regalar a esos ni?os que hoy le han puesto en la picota. El reciente Dangerous -con un himno, Heal the world, para utilizar a ni?os como comparsas- no ha hecho sino entronizar la figura de Michael Jackson en ese lugar que confunde espect¨¢culo y realidad, inmerso en un mundo en el que, volviendo a Debord, los hombres se parecen m¨¢s a su tiempo que a su padre.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
?Tienes una suscripci¨®n de empresa? Accede aqu¨ª para contratar m¨¢s cuentas.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.