Los Doce quieren que todo Maastricht funcione para finales de a?o
La mesa de trabajo de la cumbre que termin¨® el viernes por la tarde en Bruselas ha quedado abarrotada de problemas, eludidos por los Doce para evitar un espect¨¢culo de desuni¨®n el d¨ªa en que se celebraba la Uni¨®n Europea. Pero el Consejo Europeo acord¨® un intenso calendario de trabajo, que culminar¨¢ en otra cumbre, tambi¨¦n en Bruselas, los d¨ªas 10 y 11 de diciembre. A partir de ma?ana y hasta enero, los Doce quieren poner todo Maastricht en pie. Seg¨²n asegur¨® la presidencia belga, la cumbre del viernes ha sido la primera parte de la que se celebrar¨¢ dentro de seis semanas, en la que la Uni¨®n Europea no podr¨¢ eludir los problemas, principalmente el de los alt¨ªsimos niveles de desempleo.
Buena parte de los acuerdos del Consejo Europeo del viernes tuvieron car¨¢cter de decisi¨®n pol¨ªtica. En las pr¨®ximas semanas deber¨¢n tomar la forma de acuerdos jur¨ªdicamente vinculantes.?ste es el caso de toda la legislaci¨®n sobre el Instituto Monetario Europeo y sobre su primer presidente, el belga Alexander Lamfalussy, que deben pasar todav¨ªa por el Parlamento Europeo antes de convertirse en realidad.
Los ministros de Exteriores recibieron del Consejo Europeo un encargo de intenso trabajo, en forma de una lista de cinco acciones comunes a discutir en las pr¨®ximas semanas. Deber¨¢n preparar un plan de estabilidad y de paz para Europa, el acompa?amiento de la paz en Oriente Pr¨®ximo, el apoyo a la democracia en Africa del Sur, la b¨²squeda de una soluci¨®n para la ex-Yugoslavia y el env¨ªo de observadores a las elecciones en Rusia.
La piedra de toque de la nueva PESC (Pol¨ªtica Exterior y de Seguridad Com¨²n) ser¨¢ la acci¨®n com¨²n anunciada en una declaraci¨®n aneja sobre Bosnia, en la que se promete abrir un pasillo humanitario con medios y plazos indeterminados, respondiendo a la idea lanzada por Fran?ois Mitterrand. La cumbre de diciembre obligar¨¢ a examinar el cumplimiento de este acuerdo de tan dif¨ªcil materializaci¨®n, que pone a prueba uno de los pilares de Maastricht.
Cada una de estas acciones comunes (una de las novedades del Tratado de Maastricht) deber¨¢ ser aprobada por unanimidad, pero su aplicaci¨®n podr¨¢ efectuarse por mayor¨ªa cualificada, un tipo de votaci¨®n que s¨®lo bloquea una alianza entre dos pa¨ªses grandes y uno peque?o. Es el camino dif¨ªcil y tortuoso para que Europa act¨²e con una sola voz hacia el exterior, aunque ser¨¢ aplicable a otros dominios. As¨ª, los ministros de Interior y de Justicia deber¨¢n preparar votaciones por unanimidad sobre el derecho de asilo en la CE, los visados ¨²nicos para pa¨ªses terceros o las extradiciones.
Comit¨¦ de Regiones
Los Doce se impusieron tambi¨¦n un plazo hasta el 15 de enero para el nombramiento de los representantes en el Comit¨¦ de las Regiones establecido en Maastricht.
S¨®lo seis pa¨ªses, entre entre los que se incluye Espa?a, lo han hecho hasta ahora. Con la constituci¨®n de este nuevo organismo, pocos d¨ªas despu¨¦s de que empiece la segunda fase de la UEM (Uni¨®n Econ¨®mica y Monetaria), el 1 de enero, lo esencial y b¨¢sico del Tratado estar¨¢ ya en marcha.
Pero el buen cumplimiento de los deberes para la pr¨®xima cumbre no ser¨¢ suficiente para confirmar que la Uni¨®n Europea est¨¢ sobre sus ra¨ªles, tal y como han querido expresar los jefes de Gobierno y de Estado. En la mesa de trabajo hay otros plazos y temas calientes en los que los Doce empezar¨¢n a trabajar esta misma semana.
Destaca la lucha contra la recesi¨®n y el desempleo, aplazada entera para el Libro Blanco que presentar¨¢ el presidente de la Comisi¨®n, Jacques Delors, en diciembre. Tambi¨¦n, la negociaci¨®n del GATT, cuya culminaci¨®n el 15 de diciembre fue ratificada muy escuetamente por la cumbre.
Los Doce se han obligado a cerrar en los pr¨®ximos dos meses tres complejos cap¨ªtulos de la ampliaci¨®n de la CE, como son la adhesi¨®n de Austria, Finlandia, Suecia y Noruega a la PESC, a la UEM y a la pol¨ªtica judicial y policial. Cada uno de los socios deber¨¢ tambi¨¦n fijar su posici¨®n sobre los problemas institucionales que plantea la adhesi¨®n, para que la cumbre de diciembre intente arrancar el acuerdo que permita culminar la negociaci¨®n con los cuatro el 1 de marzo de 1994.
Vencedores y vencidos
El vencedor de la cumbre de Bruselas fue el canciller alem¨¢n Helmut Kohl. Los Doce acordaron instalar el Instituto Monetario Europeo en Francfort mucho antes de cerrar el paquete de la designaci¨®n de sedes. Los prejuicios sobre la ciudad que alberga el Bundesbank, esgrimidos por el primer ministro holand¨¦s, Ruud Lubbers, y por el brit¨¢nico John Major, pesaron menos que la fuerza de Kohl y de su moneda.El primer premio, pues, para la estabilidad monetaria. Hubo segundos galardones, todos valiosos, para los buenos alumnos de la estabilidad. caso de Holanda con la sede de Europol, o de Luxemburgo que confirm¨® su car¨¢cter de capital europea con una oficina de traducci¨®n centralizada para las nuevas sedes. Tambi¨¦n hubo para los alumnos revoltosos: Dinamarca, con el Medio Ambiente, y Londres, con Medicamentos, desmintieron el argumento espa?ol que exige premios a la ortodoxia comunitaria.
La pedrea fue para el resto. Pa¨ªses como Grecia, Portugal e Irlanda no salieron perdedores, dado su tama?o y sus modestas pretensiones. No es el caso de Espa?a, que se contaba entre los grandes en ambos conceptos, y recibi¨® la Oficina de Marcas y la Agencia para la Seguridad en el Trabajo. Caso aparte es Italia, cuya debilidad interna le impide pesar con toda su fuerza y se qued¨® tambi¨¦n con un premio peque?o.
Quedan B¨¦lgica y Francia. El pa¨ªs anfitri¨®n fue otro de los vencedores de la cumbre. No le correspond¨ªa ninguna sede, pero se jugaba mucho de su prestigio como presidente de turno del Consejo de Ministros de la CE. Todo sali¨® a pedir de boca: el litigio de las sedes comunitarios, que es tan antiguo como la propia CE, qued¨® cerrado. Las peleas intracomunitarias (GATT, reforma institucional, o ex Yugoslavia) fueron debidamente aparcadas. Las apariencias de unidad y de normalidad quedaron salvadas.
Francia fue el perdedor silencioso. No avanz¨® ninguna de las propuestas de Fran?ois Mitterrand: ni el pasillo humanitario para Sarajevo ni el europr¨¦stamo jumbo para combatir el paro. El ¨²nico ¨¦xito del primer ministro ?douard Balladur fue no tropezar en alguno de los problemas, como el GATT, que pod¨ªan convertirle en el mal alumno de la cumbre.
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