El valor de una personalidad
Recuerdo, hace ahora un par de a?os, con ocasi¨®n de la inauguraci¨®n del nueyo edificio de Biol¨®gicas, en la Universidad Aut¨®noma de Madrid, que sal¨ªamos lentamente, porque Severo Ochoa ya renqueaba y necesitaba ayudarse con un bast¨®n, y que los estudiantes lo rodearon empezaron a hacerle preguntas, a felicitarle cari?osamente y hasta a pedirle aut¨®grafos.Antes lo hab¨ªan aplaudido a rabiar en un sal¨®n de actos atestado tras escuchar la intervenci¨®n con la que contribuy¨® a la inaguraci¨®n. Fue un elogio encendido a la actividad cient¨ªfica a la vida de los investigadores y a la importancia cultural y pr¨¢ctica de la ciencia. La verdad es que el resto de los intervinientes sobr¨¢bamos all¨ª y, aunque el protocolo requiri¨® de otros discursos m¨¢s institucionales los estudiantes hab¨ªan acudido a escuchar a Severo Ochoa y se hab¨ªan conmovido con sus palabras.
En esta hora triste de su p¨¦rdida definitiva, im¨¢genes como aqu¨¦lla me vienen una y otra vez a la cabeza cuando rememoro los a?os en los que he tenido el privilegio de conocerlo, tratarlo y, tambi¨¦n, quererlo. No soy un cient¨ªfico experto en su disciplina ni le conoc¨ª en su ¨¦poca de investigador m¨¢s activo, que transcurri¨® casi en su totalidad en los Estados Unidos ser¨ªa una ineptitud por mi parte intentar siquiera una glosa de sus contribuciones, ciertamente b¨¢sicas, al avance de la biolog¨ªa molecular.
Pero he sido testigo del atractivo y el inter¨¦s que supo despertar -especialmente entre los j¨®venes- por la ciencia y la investigaci¨®n. La adhesi¨®n emocional a su vida y a su persona ha sido m¨¢s eficaz en la aparici¨®n de un cierto inter¨¦s social por la investigaci¨®n cient¨ªfica que multitud de informes, gr¨¢ficos, conferencias o razonamientos impersonales sobre su importancia para el presente y el futuro de la sociedad.
Porque en una sociedad como la espa?ola, poco proclive a apreciar el conocimiento y le trabajo de crearlo y transmitirlo, con una pobre tradici¨®n cient¨ªfica; fue preciso que esos valores se encarnaran en una personalidad como la de Severo Ochoa, triunfador indiscutible y universalmente reconocido en su propio quehacer y, al mismo tiempo, afable, cari?oso y siempre dispuesto a explicar lo que se le preguntaba.
Su papel en el impulso de la investigaci¨®n cient¨ªfica en Espa?a desde los primeros a?os setenta es incontestable, especialmente en lo relativo a la creaci¨®n de algunos, centros de investigaci¨®n espa?oles, como el caso del Centro de Biolog¨ªa Molecular con un nivel de excelencia acad¨¦mica comparable con muchos de los mejores centros de otros pa¨ªses.
Y, con toda seguridad, de una manera menos ostensible pero no por ello menos eficaz, ha propiciado el nacimiento de vocaciones cient¨ªficas entre multitud de j¨®venes espa?oles con su solo ejemplo. Ni m¨¢s ni menos que lo que a ¨¦l mismo le ocurri¨® cuando era un joven estudiante de Medicina, con la soberbia figura de Ram¨®n y Cajal al que nunca conoci¨® personalmente, pero que fue determinante, seg¨²n el reiterado testimonio del propio Ochoa, en a elecci¨®n de su trayectoria vital.
Cayetano L¨®pez es rector de la Universidad Aut¨®noma de Madrid.
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