"Me bajo del tren en marcha"
El texto ¨ªntegro de la carta del dirigente de HB Jox¨¦ Agust¨ªn Arrieta es el siguiente:"Aunque sea del tren en marcha. Me retiro, o ¨¦se es mi deseo, al menos. Porque tambi¨¦n puede ser que me rompa la crisma en este apeaje forzado. No ser¨ªa ni el primero ni la primera vez. Me resultar¨ªa tremendamente duro soportarme fuera de. Las contradicciones internas, pol¨ªticas y vivenciales, probablemente me destrozar¨¢n. No es el miedo al qu¨¦ dir¨¢n, a las miradas fr¨ªas y despectivas de mis compa?eros lo que me atenazar¨¢. Ser¨¢, como siempre, en armon¨ªa con mi yo m¨¢s profundo, el sentimiento de autoculpabilidad, las dudas, la angustia cotidiana de no poder identificarme (apaciguarme) con ninguna referencia colectiva, lo que probablemente me llevar¨¢ al autoaniquilamiento.
"Pero debo preguntarme: ?puedo pretender estar cuerdo en un pa¨ªs de locos? A qui¨¦n se le ocurre... Nos pasamos a?os y a?os insistiendo en que debemos evitar el enfrentamiento civil entre vascos, por pura y elemental pedagog¨ªa pol¨ªtica, a fin de que quede bien claro que la contradicci¨®n fundamental estriba en la negaci¨®n de nuestra soberan¨ªa por parte del Estado, y ahora va ETA y se carga a un ertzaina, que, por muy lo que sea que sea, no es m¨¢s que un ente estatutario. En pura l¨®gica, si estamos en guerra tambi¨¦n con el PNY y todo Ajuria Enea deber¨ªamos atentar tambi¨¦n contra sus jefes, ?no?
"?Qu¨¦ diablos pretendemos extendiendo el conflicto a ese nivel interno, civil? En un proceso de liberaci¨®n nacional debe preverse tambi¨¦n una fase de enfrentamiento civil, pero estamos rematadamente locos si pensamos que podemos permitirnos el lujo, con la actual correlaci¨®n de fuerzas, de empezar ya, como si fu¨¦ramos partisanos en v¨ªsperas de la liberaci¨®n, dedic¨¢ndonos a la purga de colaboracionistas. ?Estamos locos o qu¨¦? (Aparte de que, a mi juicio, incluso en esta fase avanzada, habr¨ªa que hacer lo posible y lo imposible para evitar revanchismos y purgas que a la larga no hacen m¨¢s que agotar y calcinar la frescura de todo movimiento revolucionario, provocando terrores y odios traum¨¢ticos la mayor¨ªa de las veces irreversibles).
"Si ya el secuestro de Iglesias fue sumamente discutible por cuanto supon¨ªa un tour de force peligros¨ªsimo ante la sociedad, este atentado a un ertzaina (no miembro del Ej¨¦rcito espa?ol, como otras veces) supone clar¨ªsimamente y exactamente eso de que nos suelen acusar nuestros adversarios pol¨ªticos m¨¢s l¨²cidos: 'Una huida hacia adelante".
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