Vulnerabilidad frente a las multinacionales
La amplitud que cobran los flujos de inversi¨®n internacional a partir de mediada la pasada d¨¦cada constituye uno de los factores que explican la aceleraci¨®n del proceso de integraci¨®n econ¨®mica y financiera internacional -de globalizaci¨®n- y tambi¨¦n del crecimiento de algunas econom¨ªas en esos anos, de forma destacada la espa?ola. Son las inversiones directas, y las empresas multinacionales su principal veh¨ªculo, las que contribuyen a esa significativa reestructuraci¨®n en los patrones de propiedad y en la din¨¢mica competitiva del conjunto de los pa¨ªses industrial izados. Junto a su crecimiento, el rasgo caracter¨ªstico m¨¢s destacado de ese periodo es la alteraci¨®n en la distribuci¨®n geogr¨¢fica de esos flujos de inversi¨®n, siendo a partir de entonces los propios pa¨ªses industrializados los principales receptores, en especial la Europa comunitaria. A ello contribuy¨® el horizonte abierto por el mercado ¨²nico y la competencia desatada entre los Gobiernos para hacer de sus pa¨ªses la localizaci¨®n de empresas multinacionales, arbitrando incentivos y adaptando sus pol¨ªticas econ¨®micas a esos prop¨®sitos.Espa?a fue uno de los principales destinos de esos flujos de inversi¨®n directa, con un lugar todav¨ªa m¨¢s destacado si se comparan con el tama?o de su econom¨ªa. Desde el 0,9% del PIB que supon¨ªan esos flujos a principios de los ochenta, no dejaron de aumentar hasta 1991, en que alcanzaron un 3%, excluidos los beneficios reinvertidos, seg¨²n datos de la OCDE. El promedio del conjunto de los pa¨ªses industrializados no lleg¨® a superar en ning¨²n a?o de ese periodo el 1,6% del PIB. Una parte creciente de la capacidad industrial del pa¨ªs fue situ¨¢ndose bajo el control de empresas extranjeras y con ellas las ventajas cl¨¢sicas que se suponen asociadas a este tipo de inversiones: generaci¨®n de empleo, aumento de las exportaciones, difusi¨®n tecnol¨®gica y de t¨¦cnicas de gesti¨®n, etc¨¦tera. El car¨¢cter relativamente m¨¢s estable, menos vulnerable, de estos pasivos exteriores no pod¨ªa ser sin¨®nimo, sin embargo, de arraigo definitivo.
La intensidad y extensi¨®n internacional de la recesi¨®n econ¨®mica no s¨®lo puso freno a esa expansi¨®n de la inversi¨®n directa, sino que dio paso a una creciente desinversi¨®n, cuando no a la mera liquidaci¨®n de algunas filiales en el exterior de esas empresas. Junto a la diluci¨®n de algunas de las ventajas comparativas que ofrec¨ªa el establecimiento en nuestro pa¨ªs -lo que se pone de manifiesto en la deslocalizaci¨®n de algunas inversiones-, la contracci¨®n de la demanda mundial ha obligado al definitivo repliegue de algunas empresas a sus cuarteles dom¨¦sticos.
Independientemente de exigir la satisfacci¨®n de los eventuales compromisos o contrapartidas que algunas de esas empresas extranjeras suscribieron a cambio de los incentivos recibidos a su llegada a Espa?a, la respuesta pol¨ªtica a esa vulnerabilidad frente a decisiones de empresas extranjeras no puede ser otra que la de propiciar la mejora de la competitividad de las empresas espa?olas. Algo que otros pa¨ªses han ensayado con ¨¦xito y que en el nuestro qued¨® en un t¨ªmido Plan de Internacionalizaci¨®n de la Empresa cuyos resultados son, cuando menos, cuestionables. En el contexto de globalizaci¨®n actual, la inversi¨®n en el exterior es una precondici¨®n para la expansi¨®n de las exportaciones en un n¨²mero creciente de sectores. La internacionalizaci¨®n de la empresa espa?ola contribuir¨¢ a la creaci¨®n de puestos de trabajo en Espa?a, asegurando que el dinamismo exportador no radique exclusivamente en depreciaciones del tipo de cambio m¨¢s o menos circunstanciales.
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