Im¨¢genes de lo cotidiano en el Siglo de Oro holand¨¦s
No es posible contemplar en Espa?a mucha pintura holandesa de su Siglo de Oro, s¨®lo el Museo del Prado y la colecci¨®n Thyssen-Bornernisza poseen un grupo de obras de consideraci¨®n en cuanto a calidad y cantidad; por eso resulta interesante visitar esta exposici¨®n, que presenta la pintura de la escuela de Haarlem, en torno a la figura de Frans Hals.La industriosa ciudad cervecera de Haarlem, tras desprenderse de sus ataduras con Espa?a y abrazar la Reforma, vivir¨¢ una ¨¦poca de comercio floreciente que le permitir¨¢ convertirse en uno de los primeros centros culturales de los Pa¨ªses Bajos en el siglo XVII. La Reforma, que desterraba las im¨¢genes piadosas de los lugares de culto, hizo que la pintura de los pa¨ªses luteranos y calvinistas tuviera que buscar y afianzar temas diferentes a las grandilocuentes historias b¨ªblicas y mitol¨®gicas; cobran inter¨¦s as¨ª ten¨ªas, m¨¢s prosaicos, como el retrato, el bodeg¨®n o el paisaje aut¨®nomo, que necesitar¨¢n de ciertas innovaciones estil¨ªsticas para poder reclamar el mismo grado de atenci¨®n que las alegor¨ªas morales que plagaron el barroco cat¨®lico.
Pintura holandesa del Siglo de Oro
Frans Hals y la escuela de HaarlemSala del BBV. Paseo de la Castellana, 81. Madrid. Hasta, el 16 de abril.
Con el impulso de artistas flamencos refugiados en Holanda y bajo la influencia de Rubens, en Haarlem se va a desarrollar una pintura de g¨¦nero propia que se adaptar¨¢ a situaciones concretas, como los famosos retratos de grupo, entre los que se encuentran en esta exposici¨®n dos soberbios, uno de Frans de Grebber, el Banquete de oficiales de la Guardia C¨ªvica, y el impresionante grupo de las Regidoras del asilo de ancianos, de Frans Hals, que, junto con sus dos retratos individuales que representan a Nicolaes van der Meer y su esposa, Cornelia, son las joyas de la muestra.
Ambiente realista
Pero no s¨®lo el retrato va a cobrar un car¨¢cter propio: en Haarlem surgir¨¢n innovaciones importantes en la representaci¨®n de paisajes y se desarrollar¨¢ un tipo muy particular de bodegones monocromos de banquetes y desayunos que caracterizan inconfundiblemente esta escuela. En este ambiente realista que representa el mundo cotidiano, la pintura de Frans Hals destaca por su independencia de estilo y su personalidad inimitable. Con una pincelada muy suelta que no contornea las figuras consigue realizar unos retratos vivaces y naturales que captan admirablemente la expresi¨®n personal de los retratados.Pero lo que promet¨ªa ser una espl¨¦ndida exposici¨®n se queda en un enunciado de buenas intenciones. Tal vez un exceso de celo por mostrar todos los g¨¦neros y variantes de la pintura holandesa ha conducido a los comisarios a seleccionar, junto a la decena de indiscutibles piezas maestras, otros cuadros de desigual valor, que desde el punto de vista del historiador ser¨¢n interesantes, pero que enturbian la comprensi¨®n de la excelencia de la escuela de Haarlem. Las condiciones f¨ªsicas de la sala, peque?a para albergar los 63 cuadros de la muestra y con un techo muy bajo rematan esta impresi¨®n.
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