El descalabro de Mario Segni

El voto cat¨®lico ha muerto. Renace el voto cat¨®lico. Esa proporci¨®n de entre un 12% o 15% que suman los dos partidos herederos de la Democracia Cristiana (DC): el Partido Popular y el Pacto por Italia, es poca cosa si lo comparamos con el 40 y pico que durante la mayor parte de su existencia obtuvo la DC en la I Rep¨²blica italiana o incluso el 29,7% que a¨²n arranc¨® en las anteriores legislativas de 1992. Pero, bastante m¨¢s si pensamos en un partido de opini¨®n, que canalice unos programas, unas aptitudes que hagan de altavoz laico de las inquietudes sociales y pol¨ªticas de la Iglesia.

Esta doble DC que, a causa del gran fracaso de Mario Segni con el Pacto por Italia (4,5%), pronto se reunir¨¢ en un solo partido, recupera ahora unas dimensiones m¨¢s reales que aquellas de las que hab¨ªa gozado durante la inflaci¨®n del mundo durante la guerra fr¨ªa.

Renovador cat¨®lico

Naturalmente, eso no era lo que pretend¨ªa el Centro que, cuando menos, se so?aba como fiel de la balanza en una c¨¢mara en la que ni derechas ni izquierdas tuvieran la mayor¨ªa absoluta.

Mario Segni, hijo de presidente democristiano, patricio del antiguo r¨¦gimen que quer¨ªa sobrevivirse a s¨ª mismo, es hoy todo amargura. Ha sido derrotado en su Cerde?a natal por un desconocido candidato de Forza Italia. Un berlusconiano an¨®nimo ha barrido al gran renovador cat¨®lico de la I Rep¨²blica.