Noticia hist¨®rica, pero menos
La noticia de la condena de Bettino Craxi por la quiebra del Banco Ambrosiano es hist¨®rica, en la medida en que es la primera condena de un l¨ªder por los jueces. Adem¨¢s, confirma, en primera instancia, que la ¨²ltima c¨²pula del Partido Socialista Italiano (PSI) mantuvo estrechas relaciones con la logia mas¨®nica Propaganda-2 (P-2) de Licio Gelli, un tema que hizo correr r¨ªos de tinta durante bastantes a?os sin suscitar otra cosa que desmentidos y gestos de desde?o.Pero en Italia, y por extra?o que pueda parecer desde el extranjero, la condena de Craxi es una no noticia para el mundo pol¨ªtico. Prueba de ello es que ning¨²n peri¨®dico italiano le dedic¨® ayer su atenci¨®n preferente. Los diarios de Italia abr¨ªan con los reparos, por no decir con el rechazo, que el presidente de la Rep¨²blica, Oscar Luigio Scalfaro, ha puesto al proyecto de separaci¨®n de los intereses. personales y empresariales del primer ministro, Silvio Berlusconi. Ha habido prisas interesadas y cierta falta de prejuicios a la hora de anunciar unas medidas que, en definitiva, no pueden garantizar gran, cosa, ha venido a decir Scalfaro, que, en el proyecto de Berlusconi, aparece como el soporte final de todo el tinglado.
El panorama pol¨ªtico italiano ha cambiado radicalmente, por estrechas que hayan sido las conexiones entre Craxi y Berlusconi, y por mucho que buena parte del mensaje de este ¨²ltimo parezca una reedici¨®n de la doctrina del rampantismo y el ¨¦xito f¨¢cil que el PSI propag¨® en su periodo postrero.
La realidad es que Craxi era un cad¨¢ver pol¨ªtico desde hace m¨¢s de un a?o, y eso lo sab¨ªan todos los italianos. Su partido, que con un 14% de los votos jug¨® un papel clave en los gobiernos de los a?os ochenta, ha desaparecido, simplemente. En las ¨²ltimas europeas, no neg¨® al 2% de los votos, y lo m¨¢s probable es que no vuelva a renacer. Muchos pol¨ªticos del antiguo PSI rondan a Berlusconi o tratan de reciclarse en otros proyectos.
Dadas esas condiciones, lo sorprendente ser¨ªa que Craxi resultara absuelto en los muchos procesos que le esperan. En cualquier caso, la gente no lo aceptar¨ªa. Hace un a?o, cuando el Parlamento, que luego fue renovado casi totalmente, intent¨® negar la autorizaci¨®n para que el ex l¨ªder socialista fuera procesado por delitos de corrupci¨®n, la calle arm¨® un esc¨¢ndalo parecido al que suscit¨® la semana pasada el decreto ley de Berlusconi que suprim¨ªa la prisi¨®n preventiva para los presuntos corruptos.
Y esto lo saben incluso los que todav¨ªa retoman las acusaciones de Craxi de que los jueces act¨²an movidos por intereses pol¨ªticos. Lo saben tan bien que, aunque utilizan sus argumentos, evitan citar la fuente.
Desde el punto de vista penal, lo m¨¢s probable es que la sentencia no tenga tampoco consecuencias inmediatas sobre la situaci¨®n del ex l¨ªder, que sigue refugiado en T¨²nez, ya que, en Italia, es poco habitual que una condena en primera instancia lleve a alguien a la c¨¢rcel. Por la quiebra del Ambrosiano, se encuentran condenados en primera instancia personajes tan importantes como Carlo De Benedetti, que sigue en plena actividad y conf¨ªa en que los recursos terminen de despejar definitivamente su futuro.
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