Banesto de guardia
En lo que podr¨ªa ser uno de esos juicios televisados que ahora est¨¢n de moda en Estados Unidos, o un programa espa?ol de la peque?a pantalla, las maratonianas declaraciones de Juan Belloso, Enrique Lasarte y Arturo Roman¨ª reafirmaron ayer, cada uno en su terreno, sus respectivas actuaciones en los puestos de mando y la comisi¨®n ejecutiva de Banesto entre 1988 y 1993.Juan Belloso reiter¨® -lo explic¨® por primera Vez en su carta al gobernador del Banco de Espa?a, Luis ?ngel Rojo, del 1 de febrero de 1994- que la mayor parte de, las insolvencias exigidas por el banco emisor se concentraron en empresas de la Corporaci¨®n Industrial y Financiera, que result¨® ser para Banesto un glot¨®n de cr¨¦ditos. Mientras, Arturo Roman¨ª - ilustr¨®, por su cuenta, esta teor¨ªa: "La Corporaci¨®n se convirti¨® en un emparedado entre el banco y las empresas. Banesto quer¨ªa dividendos, y las empresas necesitaban recursos para ampliar capital...".
Por lo que se refiere a Lasarte, ¨¦ste insisti¨® en su papel de hombre bueno entre Banesto y el Banco de Espa?a a la hora de facilitar datos e informaciones sobre asuntos que hasta su llegada hab¨ªan sido considerados tab¨²: grupo Pueyo- Oasis, Dorna, Hachuel et al.
Belloso explot¨® las contradicciones del Banco de Espa?a en el caso Banesto, esto es, las marchas y contramarchas a lo largo de los ¨²ltimos tres a?os.Apunt¨® que las mayores provisiones. propuestas supon¨ªan un cambio de criterio en 1993 respecto a 1992, cuando las exigencias para cubrir pr¨¦stamos fueron considerablemente menores y se concedi¨® a Banesto -un plazo de dos a?os para hacer los ajustes pactados. Vino a decir, pues, que con Miguel Mart¨ªn como director general de la inspecci¨®n se viv¨ªa mejor y que su sucesor, Jos¨¦ P¨¦rez, dio un tratamiento m¨¢s duro a Lasarte un a?o despu¨¦s. Fue Belloso quien al dejar Banesto escribi¨® a finales de 1992 que el banco emisor nunca hab¨ªa exigido a Banesto m¨¢s que a los otros bancos.
Roman¨ª, como responsable de la Corporaci¨®n Industrial, se present¨® en plan v¨ªctima de las dilaciones del Gobierno en la concesi¨®n de los beneficios fiscales solicitados en 1989 y de la guerra del Golfo. "La Corporaci¨®n", dijo, "se transform¨® en una entidad financiera, dedicada a la venta de empresas. Yo no era un vendedor de empresas, y en cierto momento pens¨¦ que deb¨ªa abandonar mi cargo...".
Lasarte accedi¨® al puesto de consejero delegado en 1993, tras ser consejero desde 1987. ' Por tanto no ten¨ªa obligaci¨®n de responder por todo. Pero fue solidario con sus compa?eros con una excepci¨®n: puso en tela de juicio la credibilidad del director del ?rea Internacional y Corporativa, Javier Abad, quien explic¨® hace pocos d¨ªas a la comisi¨®n, con lujo de detalles, las relaciones entre Banesto y Oasis. Su ajuste de cuentas con Abad no es nuevo ya que se inici¨® en 1993. Lasarte defendi¨® operaciones que ¨¦l no urdi¨®: Dorna, Oil Dor, Oasis y otras. Quiz¨¢ por olvido o desconocimiento dijo que el pacto de opci¨®n ' de recompra del 1,5% de Banesto en poder de Oasis no hab¨ªa sido ejercido
S¨ª lo fue. Banesto recompr¨® y vendi¨® otra vez a Oasis el 1,5%. Se ide¨® una ingenier¨ªa _financiera para disfrazar las p¨¦rdidas por diferencia de cotizaci¨®n de los t¨ªtulos de Banesto entre 1990 y finales de 1991 (compra del 50% de la sociedad Kerino, propietaria de dos aviones Airb¨²s, por el doble de su valor)
Belloso admiti¨® "ribetes de irregularidades" en Oasis, record¨® la colocaci¨®n de un 5% de la Corporaci¨®n en Dresdner Bank con pacto de recompra: "No hay disculpa". Los tres, eso s¨ª, fueron v¨ªctimas. De la crisis econ¨®mica, de las participaciones industriales y ... del cambio de criterio del Banco de Espa?a. Dif¨ªcilmente pod¨ªan haber dicho otra cosa.
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