La conexi¨®n mexicana
F. ORGAMBIDES, Kenzaburo O¨¦ vivi¨® en M¨¦xico seis meses entre 1976 y 1977. Es su ¨²nico contacto prolongado con Am¨¦rica Latina y tambi¨¦n con el idioma espa?ol, pese a que ha pasado tambi¨¦n varias etapas en Estados Unidos, concretamente en California. Entonces no hablaba espa?ol. Apenas tampoco el ingl¨¦s. S¨®lo japon¨¦s y franc¨¦s. Hab¨ªa sido contratado por el Colegio de M¨¦xico, la gran instituci¨®n acad¨¦mica creada por el exilio espa?ol, como profesor visitante del departamento para posgrado de Asia y Africa. O¨¦ persegu¨ªa tambi¨¦n en M¨¦xico la sombra de Malcom Lowry.
Vino a explicar y a difundir su propia obra de la mano de uno de los profesores m¨¢s eruditos sobre culturas orientales en M¨¦xico: ?scar Montes, fallecido hace unos a?os. De aquella ¨¦poca eran tambi¨¦n sus amigos tambi¨¦n profesores, el argentino Guillermo Quartucci, hoy disfrutando de un a?o sab¨¢tico en Jap¨®n, y la mexicana Flora Botton, actual directora del departamento de Asia y especialista en Historia y Filosof¨ªa china.
Botton recuerda al nuevo premio Nobel de literatura como un hombre que compart¨ªa su docencia en M¨¦xico con un inter¨¦s muy espec¨ªfico por la cultura y el medio popular de este pa¨ªs, para lo que recorr¨ªa cantinas, loncherias y otros locales frecuentados por gentes sencillas. Sus clases en el Colegio de M¨¦xico las impart¨ªa en japon¨¦s y, cuando los alumnos no entend¨ªan algunas de sus citas, ?scar Montes se las traduc¨ªa al espa?ol.A O¨¦ lo conoci¨® Flora Botton un a?o antes en Jap¨®n. Ella recuerda que el Colegio de M¨¦xico le encarg¨® sondearlo para que viniera a impartir un seminario. O¨¦ la invit¨® a un restaurante y, entre algunas palabras en ingl¨¦s y gestos, pudieron conocerse mutuamente.
Revuelo
Ayer hab¨ªa cierto revuelo no exento de alegr¨ªa en el Centro de Asia y Africa de esta instituci¨®n mexicana. Los periodistas llamaban sin cesar. Profesores de otros departamentos se acercaban a curiosear y los alumnos de ahora se congratulaban de lo sucedido, rebuscando en los archivos algo que diera con O¨¦.
A media ma?ana hab¨ªan encontrado ya tres art¨ªculos sobre su obra, publicados por profesores del centro, dos de ellos firmados por ?scar Montes. Para los alumnos de este departamento, era ayer un honor que el nobel de literatura haya reca¨ªdo en un hombre que hace ya casi veinte a?os descubrieron estos investigadores mexicanos.
Botton, actual directora del departamento, recuerda que conoci¨® en Tokio al hijo hidrocef¨¢lico de O¨¦ y en el que inspir¨® su obra Una cuesti¨®n personal. Le coment¨® que, si bien no hab¨ªa podido desarrollarse m¨¢s ampliamente, s¨ª, en cambio, a base de tes¨®n, consigui¨® que el joven pudiera desarrollarse humana y culturalmente en otros campos, entre ellos la m¨²sica. "?Cu¨¢nto tiempo va a vivir?", le pregunt¨® Botton. "Espero que unos a?os o unos meses menos que yo", le respondi¨® O¨¦.
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