Leg¨ªtimo continuador de Dostoievski
La esperanza y la desesperanza forman su universo literario
Revelaci¨®n literaria de los a?os cincuenta, Kenzaburo O¨¦ est¨¢ considerado uno de los mejores novelistas japoneses de la generaci¨®n posterior a Mishima. Su estilo se caracteriza por la agresividad del lenguaje y la aspereza de sus im¨¢genes, que forman parte indisoluble de su complejo mundo simb¨®lico. Como se ha dicho, O¨¦, aunque profundamente japon¨¦s, ocupa un. territorio de esperanza y desesperanza que le convierte en leg¨ªtimo continuador de Dostoievski. Su obra remite a una suerte de existencialismo visceral donde los dilemas morales del hombre contempor¨¢neo son el motor que mueve a los personajes. As¨ª, esta literatura esencialmente moral encuentra su fundamento en un agudo sentido de culpa y expiaci¨®n. La angustia del desarraigo, la humiIlaci¨®n y la certeza de que la vida est¨¢ en otra parte resultan patentes en Una cuesti¨®n personal, su ¨²nica novela traducida al castellano.En sus historias, el mundo se convierte en escenario moral donde lo que se dirime es la propia conciencia y donde los objetos y situaciones se proponen como elementos simb¨®licos de ese combate que el hombre libra consigo mismo en busca de una verdad ¨²ltima. Pero, a diferencia de Kafka, ese combate no conduce al absurdo sino que es llave de salvaci¨®n. La esperanza forma parte de su universo literario en la misma medida que la desesperanza. Al hombre corresponde trocar la una en la otra, por m¨¢s ef¨ªmero y fugaz que resulte este empe?o.
El significado de las obras de O¨¦ ata?e directamente a la encrucijada interior de sus personajes, pero en su forma y estilo se maneja con la libertad creadora de que s¨®lo son capaces los escritores que tienen algo que decir realmente, y consigue una expresividad simb¨®lica capaz de ir mucho m¨¢s all¨¢ de la situaci¨®n del personaje y convertirse en reflexi¨®n sobre las constantes espirituales del ser humano.
Y es as¨ª porque O¨¦ no escribe s¨®lo sobre el desgarro que significa para Jap¨®n el ir perdiendo su identidad ancestral bajo la fagocitosis a que lo somete Occidente sino, y principalmente, sobre los problemas morales que genera la cultura occidental.
El protagonista de Una cuestion personal vive una existencia l¨¢nguida. e indolente como la vivir¨ªa cualquier joven de este final de siglo. Su vida carece de sentido y ah¨ª se produce la ruptura con el mundo exterior. Su diminuta odisea tiene por objeto dar significado a esa vida que, como parte del engranaje social, s¨®lo podr¨¢ encontrarlo a trav¨¦s de un acto heroico e individual. Y aqu¨ª hallamos la esencial modernidad de O¨¦, en la primac¨ªa que da al individuo, en el valor absoluto que adquieren los actos y las decisiones de los hombres.Desde luego, esos actos y decisiones que en un momento dado de nuestra vida tienen connotaciones decisivas, acabar¨¢n amoldados al engranaje social, finalmente domesticados y utilizados con otros fines muy distintos de los iniciales, tal como nos advierte el desenlace de la novela.
Sin embargo, habr¨¢n servido para, al menos por un instante, reconciliarnos con la extra?eza del mundo y para hacernos olvidar nuestra innata condici¨®n de extranjeros. ?se podr¨ªa ser el sentido ¨²ltimo de la literatura de O¨¦, que en este aspecto entronca con Dante, Blake, Dostoievski. y Malcolm Lowry, incluso con Hemingway. En todo caso, el nuevo premio Nobel tiene mucho que decir sobre las facetas intangibles que mueven a los hombres y sin duda encontrar¨¢ un amplio p¨²blico en Occidente.
Babelia
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