Un enfermo de sida muere abrasado en el Cl¨ªnico atado a su cama y sin ayuda
Un enfermo terminal de sida muri¨® quemado en la madrugada del martes tras incendiarse su habitaci¨®n, de la planta tercera del hospital Cl¨ªnico (plaza de Cristo Rey), seg¨²n confirmaron ayer fuentes del centro m¨¦dico. Nadie oy¨® las primeras llamadas de socorro del enfermo, salvo la paciente ingresada en la habitaci¨®n contigua. Esta persona manifest¨® ayer a EL PA?S que desde que not¨® los primeros golpes en la pared y los gritos de auxilio hasta que el personal sanitario acudi¨® en ayuda de la v¨ªctima pas¨® cerca de media hora. La versi¨®n del gerente del hospital, Antonio Rodr¨ªguez Arallo, es bien distinta: "Se actu¨® rapidamente, de inmediato". El paciente fallecido estaba atado a la cama "por prescripci¨®n facultativa", lo que suele ocurrir para evitar que los enfermos se levanten durante la noche o se retiren el suero inyectado y los cat¨¦teres.
El nombre del fallecido, que tendr¨ªa unos 33 a?os seg¨²n la citada testigo, no fue facilitado ayer.
El hospital silenci¨® durante todo el d¨ªa. del martes y el mi¨¦rcoles estos hechos, conocidos por este peri¨®dico en fuentes sanitarias no oficiales.
La vecina de habitaci¨®n es una paciente de urolog¨ªa operada recientemente, y que, dado su estado de debilidad, no pudo prestar ayuda a su compa?ero. Su relato indica que oy¨® los golpes a las 0.40 horas del martes, y que el enfermo de sida fue sacado de la habitaci¨®n a la 1.15.
PASA A LA P?GINA 3
"Llamaba a la enfermera con voz desgarradora", cuenta la paciente de la habitaci¨®n contigua
VIENE DE LA P?GINA 1El relato de la vecina de habitaci¨®n del enfermo de sida es ¨¦ste: "Me despert¨¦ con los ruidos de la habitaci¨®n de al lado. Mir¨¦ el reloj y vi que era la una menos veinte de la madrugada. En la pared se notaban golpes fuertes y luego o¨ª la voz de alguien que ped¨ªa auxilio, era una voz desgarradora, dec¨ªa: '?enfermera, enfermera'!. Me puse muy nerviosa, y llam¨¦ varias veces al timbre de la cabecera, para ver si ven¨ªa alguien. Pero nada. Entonces empec¨¦ a oler humo y o¨ª c¨®mo se romp¨ªan los cristales de la ventana del cuarto de al lado. M¨¢s tarde, intent¨¦ salir a la puerta, y cuando lo consegu¨ª no vi a nadie en el pasillo. Al rato llegaron las enfermeras y r¨¢pidamente se pusieron mascarillas para entrar. Cuando la enfermera abri¨® la puerta, sali¨® todo el humo, y le vi hecho una bola de fuego. Volv¨ª a mirar el reloj y ya era la una y cuarto cuando lo sacaban en camilla. No he podido dormir".
La voz de la testigo se quiebra mientras cuenta lo sucedido. Fueron 35 minutos de angustia, en los que se sinti¨® impotente. Lleg¨® a temer que el fuego se propagase al resto de la planta.
Versi¨®n del gerente.
La versi¨®n del gerente, Antonio Rodr¨ªguez Arallo, sin embargo, es distinta: "Se actu¨® de inmediato, r¨¢pidamente", asegur¨® ayer por la ma?ana. Tras conocer la versi¨®n de la testigo presencial -con la que este peri¨®dico convers¨® en su habitaci¨®n a primera hora de la tarde-, EL PA?S llam¨® de nuevo al gerente para conocer su explicaci¨®n. Rodr¨ªguez Arallo no atendi¨® ninguna de estas llamadas posteriores.
"El asunto est¨¢ en manos del juez, y el gerente no puede dar m¨¢s datos", explic¨® despu¨¦s una portavoz del Ministerio de Sanidad. Las causas del incendio no fueron aclaradas. El gerente tampoco desminti¨® la versi¨®n proporcionada por la testigo. El hospital ha abierto una investigaci¨®n sobre los hechos.
La v¨ªctima se hallaba atada de pies y manos por "prescripci¨®n facultativa". ?sta es una pr¨¢ctica habitual en los hospitales, cuando el comportamiento de los pacientes resulta conflictivo. Con correas se les amarra a la cama para evitar que se arranquen el suero o los cat¨¦teres, o que abandonen el cuarto cuando el resto de los pacientes descansa. "Esa noche el enfermo estaba muy, agitado", asegura el gerente. Al padecer sida en grado pr¨¢cticamente terminal, ocupaba tina habitaci¨®n individual, aunque integrada en la planta de urolog¨ªa, muy pr¨®ximo a otros pacientes.
Tras ser rescatado de las llamas por los enfermeros, la v¨ªctima fue trasladada a las urgencias del mismo hospital, donde le fueron practicadas tareas de reanimaci¨®n. Demasiado tarde. Poco despu¨¦s falleci¨®.
El cuerpo del enfermo, seg¨²n el gerente, estaba quemado en "un porcentaje alto". "Su enfermedad contribuir¨ªa a hacer m¨¢s grave su situaci¨®n", a?adi¨® Rodr¨ªguez Arallo. La ¨²nica unidad sanitaria de la capital que trata espec¨ªficamente a pacientes gravemente quemados se halla en el hospital La Paz. Las llamas y el humo fueron sofocados con extintores por personal de los talleres del hospital. Nadie llam¨®, a los bomberos. "Se ha tratado de una cuesti¨®n muy localizada", aduc¨ªa ayer el gerente, "que no ha afectado al resto de la planta". "Se ha tratado de un accidente", a?adi¨®. El gerente no acept¨® posibles cr¨ªticas al sistema antiincendios del hospital.
Cuarto precintado
La planta tercera, donde ocurri¨® el incendio, es amplia y, de colores claros. Al final del pasillo del ala norte se encuentra la habitaci¨®n en la que hasta el pasado martes se hallaba ingresada la v¨ªctima.
Ayer el cuarto estaba precintado. No hay restos del incendio. S¨®lo se ve chamuscado el quicio de la puerta de la habitaci¨®n siniestrada.
En la cabeza de la enferma que intent¨® avisar al personal del hospital, sin embargo, todav¨ªa est¨¢n bien grabados los momentos del incendio. Ella asegura que cierra los ojos, y se le aparece la figura de la v¨ªctima envuelta en llamas.
"Ped¨ªa auxilio con una voz desgarradora", repite una y otra vez la testigo. A¨²n sigue impresionada. "Lo escuche todo", insiste. A su lado, la compa?era de cuarto, una mujer anciana, la escucha asintiendo. Pero s¨®lo abre la boca para decir que ella tampoco est¨¢ tranquila desde que ocurri¨® el incendio. Otra testigo, que lleg¨® cuando ya sacaban el cuerpo quemado para llevarlo a urgencias, explica: "El pobre hombre estaba carbonizado, con todo reventado".
Quemados en la cama
El hecho de que un enfermo atado a su cama por "prescripci¨®n facultativa" sea presa de las llamas no resulta nuevo en el hospital Cl¨ªnico. Tampoco en otros centros sanitarios. El pasado 25 de marzo un enfermo mental que se hallaba atado y sedado result¨® gravemente herido por un incendio declarado de noche en su habitaci¨®n, en la planta de psiquiatr¨ªa del Cl¨ªnico. Miguel P. C. tuvo suerte. Entre dos celadores que se hallaban pr¨®ximos a su cuarto extinguieron el fuego y le rescataron, antes incluso de que llegaran los bomberos. Uno de sus salvadores qued¨® herido en una mano. En aquella ocasi¨®n Sanidad no descart¨® que se tratase de un incendio intencionado por el propio enfermo al olvidar un cigarrillo prendido, o bien por otro paciente mental. Esta vez no se han dado tantas explicaciones.
Manterier a un enfermo atado a su cama es una pr¨¢ctica relativamente normal en los hospitales, seg¨²n fuentes sanitarias. Los pacientes conflictivos, de psiquiatr¨ªa, o de avanzada edad, tienden a arrancarse los cat¨¦teres. O a moverse por la planta cuando los dem¨¢s descansan.
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