Par¨¢lisis
Parece que la crisis arrecia, lejos de escampar, pues cada d¨ªa que pasa recibe una nueva vuelta de tuerca. A este paso terminaremos por creer que la cosa ya no tiene ning¨²n remedio, construyendo en el aire un castillo de profec¨ªas autocumplidas sobre nuestro seguro naufragio inevitable. ?Tendr¨¢n raz¨®n Miguel ?ngel Aguilar y Miguel Herrero cuando sostienen que nos hallamos ante un caso cl¨ªnico de enfermo imaginario, en cuya piel so?ar¨ªamos agonizar gracias a la magia del verbo de Pedro Z. Moli¨¨re? Me temo que no. Es cierto, desde luego, que nos estamos dejando llevar por un p¨¢nico infundado. Pero la par¨¢lisis que nos bloquea tiene m¨¢s causas reales que imaginarias todas derivadas de los sucesivos y conc¨¦ntricos c¨ªrculos viciosos en que la situaci¨®n se va progresivamente encerrando. Un c¨ªrculo vicioso es (para Mar¨ªa Moliner) una "situaci¨®n que resulta insoluble por existir dos circunstancias que son a la vez causa y efecto cada una de la otra", y esta rec¨ªproca causalidad circular se realimenta a s¨ª misma en una irreversible espiral de acci¨®n- reacci¨®n recurrente que termina por bloquearse en una par¨¢lisis insostenible: el t¨ªpico callej¨®n sin salida del que tanto m¨¢s imposible resulta escapar cuanto mayor sea el esfuerzo que se haga por evadirse. Pues bien, las distintas acciones que unas y otras partes emprenden. actualmente para enfrentarse a la crisis defendiendo cada una su propia causa (judicial, por supuesto), al acoplarse rec¨ªprocamente entre s¨ª, generan conc¨¦ntricas espirales de parad¨®jicas falacias circulares.
Cuando el Gobierno deb¨ªa dar respuesta sobr¨¦ el caso Gal, opta por dimitir de su responsabilidad descargando so bre los dem¨¢s la carga de la prueba. Cuando los tribunales inculpan a ex funcionarios, ¨¦sos denuncian espurias connivencias entre los poderes informativo y judicial (bienaventurada sea su colusi¨®n, fuente hist¨®rica de la democracia). Cuando el Gobierno debiera intervenir decididamente para resolver la crisis pol¨ªtica, se escuda en la incertidumbre monetaria como coartada para justificar su pasividad (sin advertir que ¨¦sta es precisamente la causa de aqu¨¦lla, en muestra per fecta de viciosa circularidad).
En fin, cuando la oposici¨®n reh¨²sa elevar una moci¨®n de censura que no tenga ganada por anticipado (como un opositor a c¨¢tedras que s¨®lo se atreviese a presentarse ante el tribunal previamente ama?ado), el Gobierno reh¨²sa igualmente someterse a la cuesti¨®n de confianza (a sabiendas de que sus socios no osar¨ªan confirmarla). Y as¨ª podr¨ªamos continuar, se?alando m¨¢s ejemplos reiterativos de esta perversa espiral de acci¨®n-reacci¨®n, que al acumularse est¨¢n bloqueando la situaci¨®n hasta hacerla insostenible. De ah¨ª, el peligro que encierran estos conc¨¦ntricos c¨ªrculos viciosos si se acoplan entre s¨ª hasta generar un maelstrom o torbellino que nos obligue realmente a naufragar, por muy neurast¨¦nica que parezca nuestra imaginaria enfermedad.
Y lo peor de estas viciosas espirales es que se plantean porque cada parte litiga de acuerdo al principio procesal de contradicci¨®n que le opone a las dem¨¢s partes. Pero esta judicializaci¨®n del problema hace que todos se vean obligados a defender su inter¨¦s de parte. Y mientras tanto, ?qui¨¦n defiende el inter¨¦s p¨²blico? Esta deber¨ªa ser la misi¨®n, del Gobierno, pero no puede ejercerla por hallarse aquejado de par¨¢lisis, demasiado ocupado. en pleitear a trav¨¦s de personas interpuestas como parte acusada que s¨®lo busca exculparse.
La espiral de contrapuestas litigaciones en cadena est¨¢ enconando la crisis hasta hacerla insostenible. El poder p¨²blico debiera intervenir, dando respuesta a la crisis, pero el Gobierno sabe, no contesta. Creo que esta par¨¢lisis no puede prolongarse mucho m¨¢s tiempo. As¨ª que el Gobierno va a tener que romper de una vez el c¨ªrculo vicioso que le atenaza. Y para ello s¨®lo dispone de dos salidas posibles. O se sale del c¨ªrculo por la tangente, dimitiendo y convocando elecciones generales, o corta el nudo gordiano que lo sella, ofreciendo en p¨²blico la cabeza pol¨ªtica de los ¨²ltimos responsables.
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