"Gonz¨¢lez pacto con los restos franquistas, y eso se paga"
Cree que los GAL son el producto del pacto que Gonz¨¢lez hizo con los restos del franquismo. Y niega que el PCE quiera controlar los sindicatos
Julio Anguita. 53 a?os. Hoy viste una camisa polo gris de manga larga. Sonr¨ªe mucho. Y mide cada palabra. Utiliza el recurso de preguntarse y responderse a si mismo. Domina el arte de la conversaci¨®n. El mismo d¨ªa en que se celebra la entrevista, se ha producido la petici¨®n de suplicatorio de Alfonso Guerra. Y vuelan las noticias sobre el GAL.
Pregunta. La que est¨¢ cayendo, ?no?.
Respuesta. Pues s¨ª. Pero eso es consecuencia de unos a?os en los que se ha usado inmoderadamente del poder, creyendo que ven¨ªa el reino de los mil a?os. Con criterios de buscar la eficacia a costa de lo que fuese. Toda una lecci¨®n a aprender.
P. Y, ?c¨®mo cree usted que puede acabar esto?
R. Depende. Si hay una intenci¨®n de limpiar hasta el final, limpiar en el sentido m¨¢s ben¨¦volo posible, de buscar salidas dentro de la ley y el derecho, creo que podemos salir reforzados. El cumplimiento de la Constituci¨®n, despu¨¦s de la catarsis que vivimos, puede garantizar un impulso democr¨¢tico. Y todo lo, que no sea eso, ser¨¢ pudrir, pudrir y gangrenar.
P. Hace unos a?os usted dijo que sent¨ªa una gran admiraci¨®n hacia Felipe Gonz¨¢lez, ?la sigue sintiendo?
R. Pero de eso hace ya mucho tiempo... No me refer¨ªa a la labor de Felipe Gonz¨¢lez. Desde la campa?a de 1982, cuando le o¨ª aquella frase: "Nosotros no queremos que haya pobres, pero no tenemos nada contra los ricos", el personaje no me gust¨®. Cuando yo dije aquello, me refer¨ªa a la admiraci¨®n que sent¨ªa por su suerte, porque estaba tocado por el ala de un ¨¢ngel. Y admiraba eso, porque, hiciese lo que hiciese, gozaba del fervor popular.
P. Pero no hay nada personal.
R. Despu¨¦s de hacerme la correspondiente introspecci¨®n -porque tambi¨¦n me la hago-, nada. Absolutamente, nada.
P. Pero se dice que influyen mucho las cuestiones personales en sus relaciones
R. Me precio de no llevar la lucha pol¨ªtica al terreno personal. Es un consejo que yo mismo me doy.
P. Acaba de salir una manifiesto pidiendo que acaben las hostilidades en la izquierda. Ya s¨¦ que usted tiene su idea de izquierda... pero, para entendernos...
R. La verdad es que cuando lo le¨ª ayer, me choc¨®. Tengo que decir que s¨®lo conozco lo publicado. Y ante eso, varias cosas. Primero: supongo buena intenci¨®n en los firmantes. Segundo: no s¨¦ si tienen un buen conocimiento de lo que ha ocurrido en estos ¨²ltimos a?os. Y tercero: no s¨¦ si saben c¨®mo estan las cosas ahora mismo. Y les formulo una invitaci¨®n para entrevistarse conmigo, pero les sugiero que se entrevisten tambi¨¦n con el se?or Gonz¨¢lez, no con otro. Yo quiero informarles de lo que hemos hecho para tender la mano.
P. Usted en el debate del estado de la naci¨®n hizo un llamamiento a la izquierda, ?tan dif¨ªcil es conjugar estas iniciativas?
R. Es que esta iniciativa... En lo que he le¨ªdo hay algunas cosas confusas. De los seis puntos que dan, los cinco primeros son competencia del Gobierno. Y sobre el sexto, en el que hablan de forma perentoria de alianzas en las municipales, deseo saber si hablan de alianzas en torno a programas o de cambio de sillones Porque si hablamos de programas, una opci¨®n de alianza de izquierdas en municipios y comunidades aut¨®nomas cuestiona las alianzas con CiU.
P. Pero, ?lo rechaza o no?
R. No, no... Yo me ofrezco a hablar con ellos. No me gusta que los manifiestos se queden evanescentes, flotando.
P. Al menos, refleja el malestar social existente. Porque no me dir¨¢ que no lo hay.
R. Lo hay. En la calle es tremendo, ?eh?, es tremendo. Uno se encuentra -al 50%- a unos que te dicen: ?Que no pase la derecha! Y a otros: ?Ojo como pact¨¦is con el PSOE! Los enfrentamientos han tenido lugar por cosas como la reforma laboral, la pol¨ªtica social. No son cargas personales. La gente en su divisi¨®n a veces tiene una carga de rabia. En los m¨ªtines me dicen: ?Dales ca?a! Y no la doy. Yo en los m¨ªtines explico cosas. Soy m¨¢s duro con Gonz¨¢lez en entrevistas que en los m¨ªtines. No quiero a?adir un plus de odio o de tensi¨®n personal a las relaciones entre las dos formaciones.
P. ?Y c¨®mo tiene la casa?
R. ?La casa? Bien. Lo que pasa es que yo tengo un concepto de la normalidad un poco especial. Yo no quiero que haya unanimidades. Pero llevamos un tiempo de paz. Demasiada paz, dir¨ªa yo. Seguramente los debates ir¨¢n creciendo cuando llegue el momento de discutirse las opciones de pacto. Pero eso forma parte de las cosas. A m¨ª eso no me asusta.
P. Esa estrategia de IU de intentar en la movilizaci¨®n lo que no consigue pol¨ªticamente, ?no choca con la independencia que hoy reivindican los sindicatos?
R. Antes de nada, quiero salvar a IU de cualquier enfrentamiento. Si lo hay, lo hay con el PCE. El movimiento pol¨ªtico y social no es s¨®lo ir a las elecciones. Por eso el proyecto que yo represento no renuncia a la movilizaci¨®n ni con el 9% ni con el 50%. Porque el cambio social al que nosotros aspiramos debe venir de manera democr¨¢tica, a trav¨¦s de los mecanismos constitucionales, pero tambi¨¦n a trav¨¦s de unos cambios profundos en la mente de, la propia sociedad.
P. Pero, ?hay ese deseo de controlar el sindicato?
R. Los hombres y mujeres del partido comunista estamos aqu¨ª a t¨ªtulo personal, pero no podemos dejar de ser comunistas. Yo he mantenido que all¨ª donde haya un comunista hay un militante comunista, y tiene el deber de explicar su ideolog¨ªa y el derecho a que se la respeten. Y eso, ?qu¨¦ significa? ?Significa que los militantes del PCE en CC OO se puedan agrupar para dar golpes de estado? Autom¨¢ticamente tengo que decir que, si hay alguien que lo intente, ser¨¢, desde este momento, desautorizado. Todo militante en CC OO se debe a su direcci¨®n, con la disciplina que marquen sus estatutos. Que quede claro. Lo que ocurre es que en CC OO, igual que en UGT, en estos momentos hay una. pugna interna de proyecto. Y, los comunistas opinamos y vamos a seguir opinando en los sindicatos.
P. Pero hay apoyos a alguna de las tendencias...
R. No, no. En esto tengo a leg¨ªtimo orgullo que, en lo que alcanza mi vista como dirigente del PCE, ni hemos apoyado ni vamos a apoyar ninguna maniobra que tienda de forma extraestatutaria a desnudar a una direcci¨®n. No, no. Eso tendr¨¢ mi rechazo y cortaremos esas. cosas. Desautorizamos conjuras y. concili¨¢bulos que . desestabilicen a CC OO. Otra cosa es que los militantes comunistas intenten intervenir en el proyecto sindical.
P. ?Y respetan la independencia del sindicato?
R. Siempre he dicho de manera cansina y nadie lo ha recogido, que los sindicatos nunca han sido correas de trasmisi¨®n de un partido. Pero tampoco somos brazo pol¨ªtico del sindicato. Ellos son muy due?os de elaborar su l¨ªnea sindical, pero el partido tambi¨¦n es muy due?o y se?or de elaborar su l¨ªnea. pol¨ªtica.
P. ?Qu¨¦ opina de Antonio Guti¨¦rrez?
R. Antonio Guti¨¦rrez es un secretario general de un sindicato al que ¨¦l ha querido darle nuevos aires. El considera que va en una l¨ªnea adecuada. Y como s¨¦ que me preguntar¨¢ que c¨®mo son mis relaciones con ¨¦l, le dir¨¦ que son normales. No es que nos veamos... Yo es que soy una persona rara y mi tiempo libre no lo dedico a comidas sociales. Hemos tenido un par de almuerzos para limar algunas tensiones. Pero yo no creo mucho en las relaciones de amiguitos.
P. Usted dijo que alg¨²n d¨ªa el alma inmortal del PCE...
R. S¨ª, s¨ª, el alma inmortal...
P. ...tendr¨ªa que transmigrar. ?,Ha trasmigrado ya a IU?...
R. Al rev¨¦s.
P. ?Se est¨¢ produciendo una refundaci¨®n del PCE?
P. Yo no creo en la ideolog¨ªa ¨²nica. Ni creo en los partidos pol¨ªticos nuevos. ?Qu¨¦ hizo el PCE? Suprimi¨® el centralismo democr¨¢tico. Suprimi¨® la disciplina. Ahora sus miembros se re¨²nen, debaten, ven, a la luz de su filosof¨ªa marxista, c¨®mo est¨¢n los frentes en los que trabajan. No estamos ante un partido cl¨¢sico. Estamos ante una especie de movimiento. ?Cu¨¢ndo se puede producir una s¨ªntesis ideol¨®gica? Pues, no lo s¨¦. El alma inmortal del PCE est¨¢ all¨ª, viene aqu¨ª y se pone de acuerdo con otras. ?Que algun d¨ªa transmigrar¨¢? Puede ser. Yo no lo veo ahora.
P. ?Ser¨ªa posible un pacto sobre el GAL.
R. ?No! Imposible. A tope con las consecuencias. El GAL no es m¨¢s que la punta de un iceberg de algo de lo que podr¨ªamos llamar terrorismo de Estado. El GAL no es m¨¢s que el pus de la infecci¨®n de la transici¨®n. El Gobierno, Felipe Gonz¨¢lez, pact¨® con los restos que quedaban de franquismo, quiz¨¢s para ganar la paz y afrontar otros proyectos. Pero esos pactos se pagan. Seguramente en el 82-83, con el crecimiento de la ofensiva de ETA, seguramente... bueno, hubo algunos estamentos militares, algunas presiones y, alguien que ten¨ªa la fuerza de once millones de votos, que pod¨ªa poner firme a todo un estado mayor, tenerles media hora en posici¨®n de primer tiempo de saludo, crey¨® en la eficacia, en la diosa eficacia. Y, a partir de ah¨ª, empieza a formarse el oprobio.
(Al final, entrevistador y entrevistado se enzarzan en el recuerdo melanc¨®lico de Marcuse, de PoutIanzas, de Mandel y de aquellos libritos de Aguilera a 35 ¨® 50 pesetas. Y Anguita dice que est¨¢ muy preocupado por ese mundo del que Chomski avisa en sus escritos).
R. Hay una zona de mi persona angustiada por ese mundo.
P. ?Y no descansa con poes¨ªa o novela ... ?
R. Me gustaba la poes¨ªa cl¨¢sica. Luego, me qued¨¦ en el 27.
P. Pues, muchas gracias, se?or Anguita.
R. No hay de qu¨¦.
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