Espa?a pierde toda esperanza de incorporarse a la moneda ¨²nica en 1997

Con la devaluaci¨®n de la peseta, Espa?a ha perdido toda esperanza de incorporarse a la tercera fase de la uni¨®n monetaria -la que da paso a la moneda ¨²nica- en el primer plazo previsto, 1997. Portugal, por el contrario, s¨ª podr¨ªa sumarse a ella. La Comisi¨®n Europea record¨® ayer, adem¨¢s, que las condiciones de convergencia para la moneda ¨²nica se aplicar¨¢n "estrictamente".

Algunos dudan de que otros pa¨ªses lleguen a la moneda ¨²nica en 1997. Entre otros, el canciller del Exchequer brit¨¢nico, Kenneth Clarke. Ayer se les sum¨® el ministro espa?ol de Asuntos Exteriores, Javier Solana: "La impresi¨®n generalizada es que la primera cita no se va a poder cumplir" y, por tanto habr¨¢ que encarar la segunda, fijada para dos ejercicios despu¨¦s, en 1999.Para llegar a la cita de 1997 se requiere que a finales de 1996 haya al menos ocho pa¨ªses (la mitad m¨¢s uno de la Uni¨®n Europea) que cumplan las cuatro condiciones de convergencia: d¨¦ficit p¨²blico m¨¢ximo del 3% sobre el Producto Interior Bruto (PIB); deuda m¨¢xima del 60%; inflaci¨®n moderada y estabilidad cambiaria.

Mientras que el requisito de la deuda es interpretable, no lo es el periodo de estabilidad cambiaria. El Tratado exige del aspirante "el respeto, durante dos a?os como m¨ªnimo, sin que se haya producido devaluaci¨®n frente a la moneda de ning¨²n otro Estado miembro, de los m¨¢rgenes normales de fluctuaci¨®n". Y un protocolo adicional concreta m¨¢s sobre esta cuesti¨®n: "En particular, no habr¨¢n devaluado, durante el mismo per¨ªodo, por inicativa propia, el tipo central bilateral de su moneda respecto de la de ning¨²n otro Estado miembro".

La aplicaci¨®n inflexible de los criterios de convergencia es invocada continuamente por el presidente del Bundesbank, Hans Tietmeyer. El mismo comunicado del Comit¨¦ Monetario distingui¨® claramente entre la devaluaci¨®n de la peseta, decidida "en respuesta a una petici¨®n de las autoridades espa?oles" (es decir, por iniciativa propia) y la del escudo portugu¨¦s, arrastrado a "consecuencia de la decisi¨®n de cambiar el tipo central de la peseta". Por ello, Portugal podr¨ªa incorporarse a la moneda ¨²nica en 1997 si cumple para entonces los otros tres requisitos. Espa?a, sin embargo, ya no puede.

Expertos en el mercado monetario subrayaban ayer la importancia de esa diferencia de tratamiento. Y a?ad¨ªan que "este comunicado es de una dureza sin precedentes para Espa?a". En anteriores devaluaciones la referencia al cumplimiento de los compromisos de control del d¨¦ficit era gen¨¦rica. En esta ocasi¨®n, por el contrario, las indicaciones, presentadas como promesas del propio Gobierno, son muy detalladas: todos los ingresos adicionales se destinar¨¢n a reducir el d¨¦ficit; cualquier desviaci¨®n supondr¨¢ inmediatas medidas correctoras; se examinar¨¢ en breve la ejecuci¨®n del presupuesto para "determinar los recortes de gasto necesarios" para cumplir los objetivos de convergencia. En esas indicaciones se llega a insinuar, adem¨¢s, una ampliaci¨®n de la reforma laboral.