Encuentros en la tercera fase
Cinco a?os d¨¦spu¨¦s de haberse iniciado el proceso de convergencia nominal, las cosas est¨¢n igual o peor que al principio, dice el autor, que da pr¨¢cticamente por descartado que la uni¨®n monetaria est¨¦ madura en 1997
El debate sobre la convergencia europea para el acceso a la tercera fase de la Uni¨®n Europea Monetaria (UEM) est¨¢ abierto. En pocos d¨ªas se produjo toda una cascada de declaraciones. El presidente del Instituto Monetario Europeo (IME), el presidente del Bundesbank, el presidente del Banco Central de Holanda, descartaron que la moneda ¨²nica pudiera establecerse en 1997, decant¨¢ndose sin ambages por 1999, la segunda fecha de Maastricht. Es previsible que otras muchas declaraciones se?alen esta fecha, porque parece bastante evidente la dificultad de que el encuentro en la tercera fase de la UEM est¨¦ maduro en 1997.Las previsiones para el presente a?o, ?995, se?alan que s¨®lo Alemania (y Luxemburgo) cumplir¨ªan los cuatro criterios de convergencia. Si las cosas fuesen muy bien en 1997, se podr¨ªan incorporar al club de los selectos el Reino Unido y Francia (ambos con dificultades) y, con enormes dudas y siendo muy voluntaristas, Austria y Espa?a. Esto nos dejar¨ªa ante una UEM de dos a seis socios (probablemente tres). No ser¨ªa una brillante decisi¨®n pol¨ªtica dar el pistoletazo de salida a la moneda ¨²nica europea con Alemania (y Luxemburgo) y uno o dos pa¨ªses m¨¢s.
El problema de fondo, el real, es que en 1999 y, aun suponiendo la evoluci¨®n m¨¢s favorable de las previsibles, con los criterios actuales, solamente los seis pa¨ªses antes citados podr¨ªan estar en condiciones de acceder a la tercera fase. As¨ª, en el plazo de dos a?os adicionales no habr¨ªa mejorado sensiblemente la situaci¨®n: el rango de posibilidades seguir¨ªa siendo de tres a seis pa¨ªses. Pero, incluso en el mejor de los casos, iniciar la UEM en 1999 con s¨®lo seis pa¨ªses (uno Luxemburgo) de un total de 15 puede seguir siendo un dudoso paso pol¨ªtico en la construcci¨®n de Europa.
Dos factores subyacen en el origen de esta delicada situaci¨®n: una cierta arbitrariedad en los niveles elegidos para cada uno de los criterios (?por qu¨¦ 1,5 puntos de diferencial de inflaci¨®n y no 1 o 2?, ?por qu¨¦ el 3% para el d¨¦ficit y no el 2,5% o 3,5%?), y la irrupci¨®n, despu¨¦s de haber sido fijados estos criterios de convergencia, de una profunda crisis econ¨®mica, que trastoc¨® la evoluci¨®n previsible de las variables.
As¨ª, en 1991, los 12 pa¨ªses sumaban 27 cumplimientos y 21 incumplimientos. Esta relaci¨®n fue de 24-24 en 1992, pasando a 22-26 en 1993, para mejorar de nuevo en 1994 con 23 cumplimientos y 25 incumplimientos. Las previsiones para 1995 en la Europa de los Quince presentan una ligera mejora en relaci¨®n al a?o 1994 (26-22). Cinco a?os despu¨¦s de haberse iniciado el proceso de convergencia nominal, las cosas estar¨¢n igual o peor que al principio y en este momento ya s¨®lo quedar¨¢n uno o tres a?os para adaptarse.
Analizando uno a uno los criterios de convergencia, se constata que la situaci¨®n es muy diferente en cada uno. Tres de los criterios se corresponden con variables-flujo y, al menos te¨®ricamente y con un gran voluntarismo en alg¨²n caso, reconducibles a su nivel de cumplimiento del criterio con menor dificultad. En 1995, 13 de los 15 pa¨ªses pueden cumplir el criterio de inflaci¨®n, y nueve, el de tipos de inter¨¦s, lo que permite esperar que un n¨²mero importante de pa¨ªses cumplan estos dos requisitos en 1997, y m¨¢s a¨²n en 1999.
El criterio del d¨¦ficit p¨²blico fue satisfecho en 1994 por solamente tres pa¨ªses, y se prev¨¦ que en 1995 lo cumplan cuatro. Al tener como umbral un nivel absoluto fijo, el 3% del PIB, la evoluci¨®n del cumplimiento de este criterio tiene mucho que ver, como consecuencia del funcionamiento de los estabilizadores autom¨¢ticos, con los ciclos econ¨®micos.
No pod¨ªa ser de otra forma. En ¨¦pocas de crisis present¨® un incumplimiento casi total: en 1993 s¨®lo lo cumpli¨® Irlanda (adem¨¢s de Luxemburgo). El nivel de cumplimiento mejorar¨¢ sustancialmente con la recuperaci¨®n econ¨®mica, por lo que se puede prever que en 1996 este criterio sea cumplido por nueve o diez de los 15 pa¨ªses miembros En todo caso, ser¨¢ una cuesti¨®n de esfuerzo final durante el a?o clave (en el que, si todos los pa¨ªses recortan de golpe, y demasiado, el d¨¦ficit, pueden aparecer tendencias deflacionistas excesivamente fuertes). Durante un a?o es posible intensificar el esfuerzo (?y a partir de ah¨ª?) y cumplir el requisito.
El estudio en base a los criterios antes analizados permite albergar esperanzas de iniciar la tercera fase, con viabilidad pol¨ªtica. La visi¨®n, no obstante, cambia cuando se considera el criterio de la deuda. Este criterio se refiere a stocks acumulados durante a?os y, por tanto, de muy lenta reconducci¨®n -aun si las cosas van muy bien- a su nivel de cumplimiento. La constataci¨®n, no obstante, va en la direcci¨®n contraria: desde 1991, la pr¨¢ctica totalidad de los pa¨ªses han empeorado sustancialmente su nivel de cumplimiento de este criterio. Estamos peor que al empezar.
Atendiendo al criterio de la deuda, ya es posible se?alar que ocho pa¨ªses no tienen la m¨¢s m¨ªnima posibilidad de entrar en el club de los selectos: su deuda superar¨¢ en 1995 el nivel del 70% del PIB. Es incluso poco probable que lo consigan en 1999. Para B¨¦lgica, Dinamarca, Grecia, Irlanda, Italia, Holanda, Portugal y Suecia es una misi¨®n imposible.
Otros dos pa¨ªses, Espa?a y Finlandia, acabar¨¢n el a?o 1995 con endeudamiento en torno al 64%, lo que hace que sea dif¨ªcil alcanzar el objetivo para el a?o 1997, aunque lo consigan pata el a?o 99. Otro pa¨ªs, Austria, roza el 60% y, solamente tres pa¨ªses (Luxemburgo aparte), Alemania, Francia y el Reino Unido, cumplen este requisito (si bien es cierto que el Reino Unido, fuera del SME).
De este modo, en una proyecci¨®n razonable, si la tercera fase de la UEM se iniciase en 1997, lo har¨ªa con dos pa¨ªses, Francia y Alemania (adem¨¢s de Luxemburgo), sin que el Reino Unido se pueda incorporar por no estar en el SME, y con alguna remota posibilidad para otros tres. En 1999 se podr¨ªa conseguir, con serias dificultades, el encuentro en la tercera fase de los se¨ªs: Alemania, Francia, Reino Unido, Austria, Espa?a y Finlandia (adem¨¢s de Luxemburgo). Ni siquiera en este caso ser¨ªa un gran ¨¦xito pol¨ªtico.
Parece l¨®gico admitir que la formulaci¨®n de los criterios de Masstrich, concretamente el de la deuda, no fue la m¨¢s afortunada posible, por lo que ser¨ªa conveniente reconsiderarla. Si, en lugar de adoptar como l¨ªmite un nivel de deuda del 60% del PIB, que era la media del endeudamiento en 1991, se adoptase un nivel del 75%, que ser¨¢ el nivel promedio en 1996 y que parece un criterio m¨¢s l¨®gico, ¨¦ste ser¨ªa cumplido en aquel a?o por 10 pa¨ªses, lo que permitir¨ªa iniciar los encuentros en la tercera fase de la UEM con un n¨²mero de 8 a 10 pa¨ªses. Esto ser¨ªa, adem¨¢s de econ¨®micamente viable, un importante avance pol¨ªtico en Europa.
Ante la posibilidad de cualquier reforma de este tenor, que har¨ªa que Espa?a cumpliese ampliamente este criterio, se deber¨ªa realizar un esfuerzo adicional en nuestro pa¨ªs para cumplir los otros criterios, que varios pa¨ªses ya cumplen ahora.
La incorporaci¨®n inicial de un n¨²mero importante de pa¨ªses permitir¨ªa dise?ar un proceso especial, y excepcional, para la incorporaci¨®n de los otros, abriendo posibilidades para B¨¦lgica, Italia, Irlanda... De este modo, la tercera fase seguir¨ªa con dimensi¨®n europea.
?ste es, sin duda, el esp¨ªritu de la UE a la que nosotros pertenecemos y cuya construcci¨®n merece todos los esfuerzos. Cada vez parece mas necesaria y conveniente, pero no estoy seguro de que no haya otro proyecto de algunos de hacer un club m¨¢s selecto, porque crean que ¨¦ste es ya demasiado ruidoso. En breve lo veremos.
(ADDENDA: algunos d¨ªas despu¨¦s de haber escrito este art¨ªculo, la peseta y el escudo han realineado su paridad central en el SME. Si Espa?a no entrase en la UEM en 1997, no ser¨ªa por haber "devaluado", sino en base a lo dicho, porque parece poco probable que haya en 1997).
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