Chicote busca su museo de botellas

Nadie sabe ad¨®nde han ido a parar las 10.500 botellas que constitu¨ªan el Museo Chicote. En la Gran V¨ªa madrile?a, unas anaranjadas letras de ne¨®n siguen d¨¢ndole publicidad, colocadas en la fachada de esta m¨ªtica cocteler¨ªa que fund¨® all¨¢ por 1931 el famoso barman Perico Chicote; sin embargo, los s¨®tanos del local que antes alberg¨® la boteller¨ªa m¨¢s variada y curiosa de Espa?a y quiz¨¢ del mundo contienen hoy c¨¢maras frigor¨ªficas y las cocinas del establecimiento.

La pista de su paradero se diluye en el tiempo tras la expropiaci¨®n de Rumasa. Jos¨¦ Mar¨ªa Ruiz Mateos, cuando a¨²n era due?o del grupo de empresas, compr¨® la famosa coleccion de 10.500 botellas en octubre de 1979, en pleno auge de su imperio, y la traslad¨® a las Torres de Jerez, situadas en la plaza de Col¨®n, donde descansaron felices y ordenadas, y donde incluso fueron expuestas al p¨²blico.Hoy, en la cocteler¨ªa s¨®lo quedan unas 50 tristes botellas, que se hallaron olvidadas en los rincones cuando en 1989 se hizo cargo de la gesti¨®n de Chicote la empresa Rebasa (Recuperaci¨®n de Bares, SA). Tras la expropiaci¨®n del grupo por el primer Gobierno socialista, apenas nada m¨¢s se supo de ellas. El diario Ya public¨® el 14 de octubre de 1984 que un particular las hab¨ªa adquirido por 40 millones de pesetas, en una gesti¨®n de la Comisi¨®n Asesora para la Reprivatizaci¨®n de Rumasa (organismo que antes se la hab¨ªa ofrecido al Ayuntamiento, a la Comunidad de Madrid y al Ministerio de Cultura). El nombre del comprador privado no fue facilitado.

Perico Chicote no ten¨ªa hijos y hab¨ªa muerto sin testar en 1977. Sus tres sobrinos no estaban demasiado interesados en el negocio del bar-cocteler¨ªa, que a duras penas, logr¨® sobrevivir, y si lo hizo fue tal vez porque las gestiones de testamentar¨ªa duraron unos 12 a?os y mientras no se pod¨ªa vender. Hoy es uno de los locales emblem¨¢ticos en una de las arterias madrile?as m¨¢s transitadas, pero en la que poco a poco han ido desapareciendo otros legendarios locales -muy recientemente Fuyma- para ser sustituidos por hamburgueser¨ªas y locales de comida r¨¢pida.

?ngel Hern¨¢ndez, actual director de Chicote, declara: "Yo quise seguirle la pista para volver a comprarlo y devolverlo a su lugar original. Sin embargo, tras acudir a la sociedad que gestionaba la reprivatizaci¨®n de Rumasa, me encontr¨¦ con que nadie conoc¨ªa su paradero. Tan s¨®lo apareci¨® el contrato de compra-venta, pero de las botellas, ni rastro". Hoy, desaparecida esta sociedad, las posibilidades de encontrarlas son a¨²n menores.

Hern¨¢ndez no duda en expresar su perplejidad a la vez que su inter¨¦s por recuperar esta peculiar colecci¨®n iniciada por Chicote a ra¨ªz del regalo de una botella de whisky de 1550 que le hizo el general Mac Arthur.

El museo fue santo y se?a durante a?os de la personalidad de este barman -uno de los madrile?os m¨¢s conocidos de la ¨¦poca- El local donde se hallaba la colecci¨®n no ten¨ªa entrada directa desde la calle, y todo aquel que quisiera verla deb¨ªa solicitarlo en la cocteler¨ªa, como hicieron los pr¨ªncipes de M¨®naco, Raniero y Grace, cuando visitaron Espa?a. La entrada era gratuita.

Las botellas -entre ellas un ¨¢nfora del siglo II antes de Cristo- ya no est¨¢n, aunque el resto sigue intacto. Las sucesivas reformas que ha exigido el paso del tiempo para el mantenimiento del local no han afectado ni a la estructura ni a la decoraci¨®n original, hecha con profusi¨®n de acero inoxidable y madera en el m¨¢s puro estilo art-d¨¦co.

La casa donde est¨¢ ubicado fue declarada de inter¨¦s hist¨®rico-art¨ªstico, lo que ha mantenido intacto el local de Chicote. Cuando Rebasa lo adquiri¨®, desenterraron los planos originales del arquitecto Guti¨¦rrez Soto, responsable del dise?o y tambi¨¦n el mobiliario. Incluso, al no enontrar unas sillas originales, las hicieron de encargo, y se dieron cuenta al poco tiempo de que Chicote seguramente las hab¨ªa tirado: son incomod¨ªsimas.

La barra donde Ava Gardner ped¨ªa ginebra helada, Bu?uel sus dry-martini o Hemingway asentaba su poderosa anatom¨ªa sigue exacta, al igual que los asientos circulares forrados de piel. Si algo se estropea, se restaura, como por ejemplo la m¨¢quina de hacer hielo, que expide tres clases diferentes: picado, en cubitos y partido, este ¨²ltimo esencial para elaborar los mojitos. Se ofrecen en carta un total de 70 c¨®cteles, aunque los m¨¢s exigentes pueden acudir a alguna de las 1.500 mezclas que tienen en carta aparte.

Llamamiento

Sin embargo, la clientela que traspasa su puerta giratoria s¨ª ha cambiado considerablemente. Extranjeros despistados, pe?as de gente mayor o p¨²blico que, con alg¨²n sesgo intelectual, se re¨²ne en tertulias accidentales son sus fieles de ahora.Pero Chicote no recuperar¨¢ su esencia hasta que logre recuperar su museo.

"Desde aqu¨ª hago un llamamiento", afirma Hern¨¢ndez, "para que el que tenga la colecci¨®n me llame. Todo se puede hablar, y me gustar¨ªa llegar al acuerdo con el actual... ?depositario? A Chicote le falta su museo, y estamos muy interesados en devolverlo a su lugar original, donde siempre tuvo que estar". El actual due?o de la colecci¨®n tal vez pueda escuchar la oferta.

Chicote. Gran V¨ªa, 12. Abierto de 17.00 a 3.00. Tel¨¦fono: 532 67 37.