M¨®stoles se subleva en paz y con lluvia,
200 actores recrean el levantamiento de 1808 contra la invasi¨®n francesa
La mecha que levant¨® al pueblo espapa?ol contra las tropas francesas de Napole¨®n en 1808, a duras penas volvi¨® a encenderse ayer en M¨®stoles (199.000 habitantes), a causa del aguacero que retras¨® durante 20 minutos el inicio de la representaci¨®n de aquellos hechos ocurridos un 2 de mayo de hace 187 a?os. Por cuarta vez consecutiva, ayer se respetaron los mismos escenarios en los que discurri¨® la verdadera revuelta, a excepci¨®n (le la fuente de los Peces. Un total de 200 actores, pertenecientes a las pe?as de mayor solera. del municipio, caracterizaron a los dos alcaldes mostole?os de anta?o, Andr¨¦s Torrej¨®n y Sim¨®n Hern¨¢ndez, y a su propio pueblo en guerra.
Ante m¨¢s de 5.000 espectadores se represent¨® la llegada en carroza de varios arist¨®cratas madrile?os que informaron al escribano municipal de la matanza que el invasor franc¨¦s estaba causando entre el pueblo de Madrid. Posteriormente, la carroza real y su cortejo abandonaron la escena, como ocurri¨® en 1808 cuando Fernando VII se dirig¨ªa a Bayona, para dejar paso a los primeros toques de tambor que anunciaban la proximidad de los ficticios soldados napole¨®nicos.
Mientras tanto y desde una plataforma moderna, el regidor mostole?o Andr¨¦s Torrej¨®n, apoyado en la megafon¨ªa de nuestros tiempos, ped¨ªa a toda Espa?a que luchase por salvar a la patria: "Es notorio que los franceses, apostados a las cercan¨ªas de Madrid y dentro de la corte, han tomado la defensa sobre este pueblo capital"."Pro manera que en Madrid est¨¢ corriendo mucha sangre", continuaba el mensaje, "como espa?oles es necesario que muramos por el rey y por la patria, arm¨¢ndonos contra unos p¨¦rfidos que, so color de amistad y alianza, nos quieren imponer un pesado yugo despu¨¦s de haberse apoderado de la augusta persona del rey".
Una vez concluida su arenga, el alcalde-actor Andr¨¦s Torrej¨®n entreg¨® el despacho a don Pedro Serrano, El Postill¨®n, que se ofreci¨® a llevarlo hasta las Andaluc¨ªas. El caballo de El Postill¨®n atraves¨®, al galope sobre un terreno que m¨¢s que evocar el hist¨®rico empedrado se asemejaba a una pista de patinaje por el agua de la lluvia ca¨ªda al principio de la representaci¨®n. Luego, las simuladas tropas francesas se tornaron protagonistas y sus miembros se esforzaron por hacer veros¨ªmil su papel: el de enfrentarse, sin una sola sonrisa, a sus compa?eros de las pe?as que caracterizaban a los lugare?os enemigos. Pertrechados con fusiles y ca?ones, los soldados de Napole¨®n no consiguieron derrotar a los 100 aldeanos cuyas ¨²nicas armas eran martillos y guada?as. El p¨²blico lanzaba gritos de ¨¢nimo hacia sus antepasados.
La Banda Municipal de M¨²sica puso el broche a un acto al que lleg¨® con retraso el actual alcalde del municipio, Jos¨¦ Luis Gallego. Quien no logr¨® acceder fue el comendador Fern¨¢n G¨®mez, un personaje que persigue al primer edil para denunciar los problemas de los disminuidos, mentales. Tras los himnos espa?ol y franc¨¦s, siete ca?onazos. Una bandada de palomas blancas surcaba el cielo. La paz hab¨ªa llegado.
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