Pol¨¦mica interna en el Cesid sobre la necesidad de que dimita Manglano para salvar al servicio secreto
No por esperado ha sido menos demoledor. El esc¨¢ndalo originado por la difusi¨®n de documentos del Cesid que acreditan la existencia de escuchas telef¨®nicas a destacados personajes de la vida p¨²blica, incluido el Rey, ha ca¨ªdo como una bomba en el servicio secreto. Algunos responsables del centro abogaban ayer por la dimisi¨®n de su director general, Emilio Alonso Manglano, para evitar que la actual crisis se lleve por delante al centro. Otros, sin embargo, opinan que esta dimisi¨®n ser¨ªa in¨²til, pues el objetivo de quienes han filtrado los documentos no es Manglano. sino Narc¨ªs Serra.
Asesores jur¨ªdicos del Ministerio de Defensa y del centro de inteligencia estudiaban ayer posibles iniciativas legales contra el coronel Juan Perote Pell¨®n, a qui¨¦n ambos atribuyen la filtraci¨®n del registro de las conversaciones telef¨®nicas y que, de confirmarse esta sospecha, podr¨ªa haber incurrido en un supuesto delito de revelaci¨®n de secretos, que el C¨®digo Penal Militar castiga con hasta 10 a?os de c¨¢rcel.Las fuentes consultadas admit¨ªan, sin embargo, la dificultad de demostrar que los papeles, cuya autenticidad ha reconocido el Cesid, fueron sustraidos y entregados al diario El Mundo por el antiguo responsable de la Agrupaci¨®n Operativa del servicio secreto.
Oficialmente, la investigaci¨®n interna abierta por el servicio secreto sobre la fuga de documentos a¨²n no ha concluido. Oficiosamente, se teme que a la difusi¨®n del listado de grabaciones siga la publicaci¨®n del contenido de algunas de las conversaciones interceptadas.
El departamento que dirige Garc¨ªa Vargas insist¨ªa ayer en que la captaci¨®n de conversaciones de telefon¨ªa m¨®vil no era delito, al menos hasta la aprobaci¨®n de la ley de telecomunicaciones de 1994, ya que el espectro radioel¨¦ctrico es de "dominio p¨²blico" y puede ser interceptado por cualquier particular con un esc¨¢ner cuya adquisici¨®n no requiere licencia.
No obstante, a?ad¨ªan que este criterio est¨¢ siendo sometido a discusi¨®n con los ministerios de Justicia e Interior y de Obras P¨²blicas.
Al mismo tiempo, subrayaban que Manglano no estaba al tanto de todas las grabaciones, sino s¨®lo de las relevantes, entre las que se incluir¨ªan las del entorno del Rey y de ministros, de cuya existencia "con toda probabilidad" se habr¨ªan informado a los afectados.
Pese a ello, el hipot¨¦tico castigo de los autores de la filtraci¨®n y la supuesta exenci¨®n de responsabilidades penales para Manglano y el Gobierno supon¨ªa un pobre consuelo ante lo evidente: que el esc¨¢ndalo ha causado ya un da?o, probablemente irreparable, al principal servicio secreto espa?ol que, en el mejor de los casos, tardar¨¢ a?os en recuperar la confianza de la opini¨®n p¨²blica y de sus colaboradores.
El relevo de Emilio Alonso Manglano, que tiene 69 a?os y lleva 14 al frente del Cesid, se replante¨® ayer con m¨¢s virulencia que nunca, incluso por personas que le han apoyado siempre y que ahora consideran inevitable su sacrificio para evitar que el centro desaparezca o que, privado de medios suficientes para actuar, se vea relegado a un papel secundario frente a los servicios dependientes de Interior.
La sustituci¨®n de Emilio Alonso Manglano se plante¨® ya tras las ¨²ltimas elecciones generales, en junio de 1993, pero el Gobierno se vio obligado a aplazarla ante la sucesi¨®n de esc¨¢ndalos que, de lleno o de soslayo, han salpicado al servicio secreto, como las escuchas ilegales de La Vanguardia, la fuga de Rold¨¢n o el informe Crillon.
Desde el Ejecutivo, se quer¨ªa evitar, a toda costa, que el cese pudiera interpretarse como un reconocimiento de culpabilidad y que la larga trayectoria del teniente general al frente del servicio de informaci¨®n se viera deslucida por una salida poco honorable. La propia precariedad del Gobierno y la incertidumbre sobre la duraci¨®n de la legislatura ha dificultado, adem¨¢s, la b¨²squeda del sustituto.
El ministro de Defensa, Juli¨¢n Garc¨ªa Vargas, ha admitido en privado que el nombre del sucesor de Manglano deber¨ªa ser "consultado" con el Partido Popular, para evitar que una instituci¨®n perteneciente al n¨²cleo duro del Estado se viera sometida a vaivenes pol¨ªticos.
En las filas del PP, sin embargo, existe una profunda desconfianza hac¨ªa el centro, que se considera demasiado af¨ªn del Gobierno, y algunos documentos internos de dicho partido abogan por una profunda reforma del mismo, si no la depuraci¨®n de sus cuadros.
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