Doble lenguaje en la tribu conservadora

Hay quien opina que la aguda crisis en la que est¨¢ sumido el Partido Conservador brit¨¢nico no tiene un trasfondo pol¨ªtico, ni siquiera en su vertiente europea, sino que responde m¨¢s bien a la propia naturaleza tribal de sus miembros. Esto no significa que todos y cada uno de los eventuales participantes en la futura contienda electoral no representen una l¨ªnea pol¨ªtica diferente, sino que esas diferencias se ven agravadas e incluso distorsionada por las violentas personalidades que conviven bajo la divisa azul de los tories.Un buen ejemplo de esa acre relaci¨®n de camarillas y personas que hace del Partido. Conservador el peor enemigo de s¨ª mismo puede encontrarse en el uso del lenguaje pol¨ªtico.

El diario The Guardian "traduc¨ªa" ayer con esp¨ªritu freudiano al lenguaje de la verdad, algunas de las frases pronunciadas por relevantes personalidades tories al hilo de la sensacional dimisi¨®n de Major. Por ejemplo, la mas decidida frase de apoyo de Margaret Thatcher: "Votar¨ªa por John si estuviera todav¨ªa en los Comunes", vendr¨ªa a significar: "Tendr¨¦ que parar a ese asesino de Heseltine de alguna forma"

La definici¨®n de Major a cargo de uno de los m¨¢s radicales euroesc¨¦pticos, Tony Marlow, como "un tipo encantador, pero un perdedor", ser¨ªa la educada cobertura de otra opini¨®n m¨¢s cruda: "Es un in¨²til, sin remedio".

La frase definitiva con la que el propio Major ret¨® a sus cr¨ªticos el jueves: "Presentaos o callaos", vendr¨ªa a significar exclusivamente lo ¨²ltimo. Mientras que los calificativos que mereci¨® la dimisi¨®n del primer ministro no ser¨ªan otra cosa que un recurso ret¨®rico para ocultar el p¨¢nico. Por ejemplo el tan escuchado "es un gesto audaz y valeroso" significa directamente: "Est¨¢ loco", mientras la frase "es su mejor momento" no es otra cosa que la m¨¢scara social de los que opinan que "es el principio delfin".

M¨¢s all¨¢ de la broma ling¨¹¨ªstica subyace la realidad de un partido en el que todo el mundo parece aspirar al liderazgo. El caso de Norman Lamont es, en este sentido, uno de los m¨¢s llamativos. Durante el ¨²ltimo a?o sus intervenciones en los mas variados foros han sido un aut¨¦ntico y gratuito ejercicio de soberbia pol¨ªtica, destinados a desestabilizar al Gobierno de John Major.