Cipollini firma la fiesta italiana

Negocio redondo para Italia: cuarta etapa consecutiva y un l¨ªder en el podio. El mejor ciclismo del mundo (a falta de tener al mejor ciclista) impone su mayor¨ªa en aquella parte de la carrera que est¨¢ abierta a la libre competencia. Y lo que es un ¨¦xito para Italia se convierte de paso en un final de trayecto para los franceses, a quienes ayer se les cay¨® prematuramente Jalabert y luego vieron en directo c¨®mo el primer l¨ªder del Tour, Jacky Durand, cruzaba la meta con casi 14 minutos de retraso.Italia no trae mano de obra al Tour, como puede ser el caso de Francia. Italia dispone del mejor ciclismo del momento, con una diversidad de elementos impresionante. Suyos son los mejores sprinters, suyos los mejores rodadores, suyos los mejores equipos, suyos los m¨¦dicos m¨¢s prestigiosos, suyo el escalador en estado puro. Italia da trabajo, adem¨¢s, a los dos rivales m¨¢s cualificados de Indur¨¢in. Los 61 italianos que tomaron la salida en este Tour forman el grupo mayoritario, muy lejos de los 34 franceses y los 18 espa?oles. Necesariamente, el Tour habla italiano estos d¨ªas.

Cipollini firm¨® ayer su segunda victoria (la 16? en lo que va de temporada) sin apenas competencia. Nadie duda a estas alturas que es el mejor sprinter del mundo. Ayer dio a entender que su objetivo es llegar a Par¨ªs y que entra en la competencia por el maillot verde, disputa en la que tambi¨¦n quieren tener algo que decir desde Abduyap¨¢rov al propio Jalabert. La victoria de Cipollini no tuvo ninguna relaci¨®n con la ca¨ªda de Jalabert, un hombre sin posibilidades en un sprint tan r¨¢pido como el de ayer.

El exceso italiano coincidi¨® en el mismo d¨ªa con el funeral franc¨¦s. Francia sufre una crisis progresiva. Si hace un lustro se debat¨ªa en torno a la falta de l¨ªderes, ahora se cierne sobre su ciclismo la amenaza de cierre. A excepci¨®n del Gan, ning¨²n otro equipo tiene asegurada su continuidad para la pr¨®xima temporada. La llegada a Normand¨ªa brind¨® una jornada especialmente deprimente: Jalabert en el suelo tras verse involucrado en una ca¨ªda m¨²ltiple al rebasar el pelot¨®n a m¨¢s de 70 kil¨®metros por hora una peligrosa rotonda, y buena parte de los efectivos del Castorama desperdigados por la cola de la carrera, presuntamente afectados de una intoxicaci¨®n, mal que tambi¨¦n parece afectar a algunos corredores del Gan. La desgracia de Jalabert cerr¨® la tarde: perdi¨® un liderato que todo el mundo daba por bueno hasta el pr¨®ximo domingo. El propio Indur¨¢in hab¨ªa cooperado ayer en que la etapa transcurriera seg¨²n los c¨¢nones.

El cambio de l¨ªder (el italiano Gotti se autodenomin¨® sin tapujos gregario de Berzin) tiene una consecuencia lateral: la responsabilidad de defender el actual estado de cosas corresponde al Gewiss porque el ONCE, sencillamente, se refugia desde hoy en sus cuarteles de invierno. Y aqu¨ª surge la interrogante: ?despreciar¨¢ el patr¨®n del Gew?ss la posibilidad de mantener a un italiano en el liderato durante unos d¨ªas? ?O es Berzin quien debe atraer todos los esfuerzos que haga este equipo?.

Ahora se sabe que el director del Gewiss, Emanuele Bombini, ha urdido una curiosa t¨¢ctica para proteger la integridad de Berzin en el pelot¨®n: colocarle un escudo humano, que no es otro que el veterano y poderoso Guido Bontempi (1,86 metros de estatura y 78 kilos de peso, una corpulencia calcada de la de Indur¨¢in). Bontempi tiene la orden de viajar siempre delante de Berzin, o Berzin la recomendaci¨®n de ampararse en todo momento tras la generosa sombra de Bontempi.

Pero Berzin no tiene una relaci¨®n muy afectuosa con sus compa?eros. Y la prensa italiana lo recuerda con relativa frecuencia. Para un ciclismo que cumple 30 a?os sin una victoria final en el Tour (la ¨²ltima pertenece a Gimondi en 1965) no es f¨¢cil despreciar un maillot amarillo aunque sea durante cuatro d¨ªas. Vaya por donde vaya, la pol¨¦mica no deja de ser una cuesti¨®n local. Pero no pod¨ªa ser de otra manera: el Tour habla italiano. Es el idioma de la mayor¨ªa.