La bofetada de Vialli
"No soy como ¨¦sos que s¨®lo saben decir 's¨ª, se?or' al gran jefe"
Es un instante. "He terminado con la selecci¨®n. Pido perd¨®n porque esta telenovela parec¨ªa no terminar nunca. Ahora ha terminado". Un instante que para Gianluca Vialli dura una eternidad. Qui¨¦n sabe qu¨¦ se rompi¨® en su interior cuando la otra tarde oy¨® por la televisi¨®n las declaraciones de Sacchi, el seleccionador italiano: "El grupo est¨¢ de acuerdo, puede volver con nosotros". ?El grupo?, se debi¨® preguntar. ?Y qu¨¦ tiene que ver el grupo?Dice que pas¨® una noche agitada. "No me gustaron esas palabras, me confundieron, me amargaron. As¨ª que he tomado la decisi¨®n de no jugar m¨¢s con la camiseta azul. Puede que sea un acto de debilidad, no s¨¦, juzguen ustedes". Y explica: "Nunca habr¨ªa imaginado que convocar a alguien dependiera del benepl¨¢cito de los jugadores. En 15 a?os no me hab¨ªa sucedido nada as¨ª. A veces, tanto en el Sampdoria como en el Juventus, se han dirigido a m¨ª para pedirme mi opini¨®n sobre alg¨²n compa?ero. Pero siempre han sido consideraciones t¨¦cnicas. Aqu¨ª es diferente. ?Con qu¨¦ ¨¢nimo podr¨ªa entrar en el vestuario y mirar a la cara a quien hace un a?o vet¨® que se me llamara? Siempre he cre¨ªdo que quien decid¨ªa era el seleccionador".
Para comprenderlo hay que mirarle a los ojos, pero ¨¦l los mantiene bajos y habla con un hilo de voz. No es el Vialli de costumbre, descarado y seguro. No anuncia su retirada, pero se confiesa. Ahora est¨¢ solo. "Me siento mal. Tengo problemas psicof¨ªsicos que espero resolver lo antes posible. No quiero complicarme la vida. Para jugar necesito estar contento y tranquilo. Quiz¨¢ haya jugadores a los que esto les traer¨ªa al fresco y saldr¨ªan al campo lo mismo, haciendo como si no pasara nada. No soy una persona fr¨ªa, yo pongo el coraz¨®n".
Saber que ha tomado una decisi¨®n definitiva le impulsa a desahogarse, un desahogo tan duro que excluye todo posible replanteamiento. De su relaci¨®n con Sacchi, reanudada tras tres a?os de ostracismo, veneno y pol¨¦micas, no queda m¨¢s que lo que parece orgullo herido: "Simplemente me puse a disposici¨®n del seleccionador, sin que hubiera cambiado nada respecto al pasado. No ped¨ª perd¨®n, entre otras cosas porque no hay motivos para pedirlo. Como mucho, alg¨²n otro tendr¨ªa que haberme pedido perd¨®n a m¨ª. Cre¨ªa que la convocatoria nos complacer¨ªa a m¨ª y a ¨¦l, que nos conven¨ªa a ambos, en suma. No habr¨ªa sido ning¨²n intercambio de gentilezas, faltar¨ªa m¨¢s. Ahora estoy terriblemente confundido. Dios sabe lo que aprecio la camiseta de la selecci¨®n, cu¨¢nto le he dado, las situaciones que he vivido cuando me llamaban y cuando no me llamaban".
Arrigo Sacchi no pod¨ªa cre¨¦rselo cuando supo la noticia. "Estoy sinceramente amargado y sorprendido. En estas semanas, todos nos hemos esforzado para superar lealmente incomprensiones y malentendidos.." En Udine, el seleccionador parec¨ªa casi contento de poder contar de nuevo con el jugador. En la federaci¨®n, en cambio, hay desconcierto y contrariedad por este nuevo caso que atormenta la vida de la selecci¨®n italiana. Y unas declaraciones tan violentas podr¨ªan llevar incluso a un expediente y a una posible sanci¨®n.
"No cre¨ªa que mis compa?eros se divirtieran haciendo votaciones. Si el grupo es eso, hay algo que no va. Y estoy contento de no formar parte de ¨¦l. Salen adelante con el 's¨ª, se?or'. Tengo la sensaci¨®n de que siempre dicen lo que el gran jefe quiere o¨ªr". Desde ma?ana, sobre todo, ser¨¢ un Vialli distinto. Sus compa?eros del Juventus lo tratan con menos deferencia: "Respetamos su decisi¨®n, pero no vamos a comentarla". Y Ravanelli afirma: "Es dif¨ªcil decir si es correcta o err¨®nea". ?l se pone la armadura del caballero: "Tengo que defender lo que me llega al alma: no el dinero, sino las ideas. Algunos dir¨¢n que tengo un problema". Quiz¨¢ alguno se haya visto libre precisamente del problema.
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