El Lobo se desdice y niega que la trama de Barcelona realizara escuchas ilegales
Los principales implicados en la red de escuchas ilegales de Barcelona se desdijeron ayer, durante el juicio celebrado en la audiencia provincial de las confesiones que realizaron en su d¨ªa ante la polic¨ªa y el juez instructor, con el argumento de que entonces estaban coaccionados. El primero en rectificar fue el ex agente del servicio secreto Cesid Miguel Ruiz Mart¨ªnez, El Lobo, quien dijo "no reconocer" su declaraci¨®n sumarial. Por otra parte, el editor de La Vanguardia, Javier God¨®, neg¨® haber ordenado o conocido los pinchazos telef¨®nicos que supuestamente realiz¨® la trama que actuaba desde su diario.
El tribunal rechaz¨® al inicio de la sesi¨®n los motivos de nulidad esgrimidos por las defensas para suspender el juicio, aunque pospuso hasta la sentencia su pronunciamiento sobre la validez de las escuchas autorizadas por el juez Carlos Bueren, de las que se deriv¨® el registro de La Vanguardia y la detenci¨®n de los miembros de la trama. Tras este tr¨¢mite, comenz¨® el interrogatorio de Miguel Ru¨ªz, identidad que oculta a Mikel Lejarza, ex agente del Cesid infiltrado en ETA.Ruiz marc¨® la pauta que siguieron los otros acusados: neg¨® toda validez a sus declaraciones policiales y judiciales, en las que reconoc¨ªa haber realizado escuchas ilegales por orden de Javier God¨®, alegando que las hizo bajo el efecto de "bestiales coacciones". El ex agente secreto atribuy¨® su detenci¨®n a "un compl¨®" de la Polic¨ªa contra el Cesid y acus¨® al jefe de la brigada provincial de Informaci¨®n, Jos¨¦ R¨ªo, de amenazarle de muerte. "Ten en cuenta que hay balas de ETA que son disparadas por otras pistolas", asegura que le dijo.
El interrogatorio de Ruiz por parte del fiscal Jos¨¦ Mar¨ªa Mena fue especialmente tenso, ante la negativa del primero a contestar sus preguntas y la insistencia del segundo en conocer la raz¨®n que le impidi¨® denunciar antes las supuestas coacciones.
Cuando el fiscal esgrimi¨® una nota incautada al coronel Fernando Rodr¨ªguez, ex directivo del Cesid y tambi¨¦n acusado, en la que le comunicaba la entrega de cintas magnetof¨®nicas, Ruiz aleg¨® que los miembros de la trama se grababan a s¨ª mismos, ya que no se les daba bien escribir. "Le invito a que busque otra explicaci¨®n m¨¢s razonable", contest¨® el fiscal.El Lobo, que jam¨¢s volvi¨® la cara hacia el p¨²blico y disimulaba sus facciones con ayuda de una peluca, barba y gafas de sol, asegur¨® sufrir una profunda depresi¨®n y estar sometido a tratamiento siqui¨¢trico. "Ya no s¨¦ ni qui¨¦n soy", lleg¨® a manifestar. "Usted s¨ª que lo sabe, nosotros no", apostill¨® Mena, aludiendo a sus numerosas identidades.
Marcapasos, no micr¨®fonos
Al igual que su compa?ero, Manuel Mar¨ªa S¨¢nchez, antiguo guardia civil adscrito al Cesid, reconoci¨® que el grupo hizo "seguimientos personales" a directivos de La Vanguardia de cuya lealtad dudaba God¨®, como Alberto Garrof¨¦ o Carlos Fajardo, pero neg¨® que realizaran pinchazos. Los acusados de ejecutar las escuchas, Jorge Juan Trujillo y Lucio Garc¨ªa Mochales, antiguos empleados de telef¨®nica, declararon que no pon¨ªan micr¨®fonos sino marcapasos para controlar el gasto de las llamadas.Manuel Mar¨ªa S¨¢nchez dijo que tambi¨¦n su cu?ado, Juan Moyano, sustrajo "unos listados de precios" de la firma Hilaturas Gossypium, y que ¨¦l mismo se reuni¨® con directivos de la empresa, quienes le ofrecieron dinero a cambio de devolver la documentaci¨®n, pero neg¨® que se tratara de una extorsi¨®n.
Tambi¨¦n reconoci¨® que pidi¨® a su hermano que telefoneara al editor de La Vanguardia, quien por aquellas fechas recibi¨® llamadas amenazantes, lo que acrecentaba a ojos de God¨® el valor de la protecci¨®n que le brindaba supuestamente la trama, pero descart¨® cualquier relaci¨®n entre ambos hechos alegando que dio a su pariente un n¨²mero err¨®neo.
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