Un personaje fuera del tiempo
Los Rolling Stones siguen rentabilizando su gira 'Voodoo lounge'
Tres conciertos ''¨ªntimos" en la sala Olympia de Par¨ªs, en Amsterdam y en Brixton han proporcionado a los Rolling Stones el material de su ¨²ltimo disco, Stripped, que supone una vuelta a las ra¨ªces para la estrella del rock. Un disco compacto interactivo que ahora se ver¨¢ complementado con el lanzamiento de un CD-ROM titulado como la gira que los ha estado llevando alrededor del mundo: Voodoo Lounge. El CD-ROM incluye toda la informaci¨®n visual, sonora e hist¨®rica de la gira y del grupo.En el emplazamiento del antiguo gimnasio del instituto de Dartford, en Kent, se alzar¨¢ pr¨®ximamente un centro cultural que llevar¨¢ el nombre de su antiguo alumno m¨¢s famoso, Michael Philip Jagger. Uno de los condisc¨ªpulos del personaje as¨ª honrado podr¨ªa pretender compartir este reconocimiento inesperado. Efectivamente, fue en el instituto de Dartford donde Mick Jagger conoci¨® a Keith Richards, y de aquel encuentro nacieron los Rolling Stones algunos a?os m¨¢s tarde.
Pero, en su finca de Sussex, el guitarrista con aires de viejo pirata tiene que conformarse con reir sarc¨¢sticamente, ¨¦l que nunca ha vivido m¨¢s que para la m¨²sica y por ella, sin preocuparse en absoluto de su propia gloria.
Mientras tanto, su enemigo traidor accedi¨® a abandonar su residencia inglesa para dirigirse a un gran hotel londinense, donde lleg¨® discretamente, casi como un vecino, acompa?ado solamente por un mozo de equipajes. A los 52 a?os, en una lujosa suite de hotel, Mick Jagger se parece extra?amente a quien, hace unos 30 a?os, con ocasi¨®n de un concierto en Par¨ªs, desencaden¨® en quienes vinieron a verle y escucharle en la sala Olympia una histeria que s¨®lo se resolvi¨® con la destrucci¨®n sistem¨¢tica de todos los asientos de la sala. Es tan s¨®lo un poco m¨¢s bajo de lo que le imagin¨¢bamos y tambi¨¦n algo m¨¢s delgado.
El 3 de julio de 1995, Jagger volvi¨® a la sala Olympia en compa?¨ªa de sus dos c¨®mplices m¨¢s antiguos, Keith Rlichards y el bater¨ªa Charlie Watts, para un concierto reservado a un pu?ado de invitados de marca y algunos centenares de incondicionales. En la primera fila del palco se sentaban codo con codo Jack Nicholson, desenfrenado, la se?ora Jagger y los ni?os, -estos ¨²ltimos muy ocupados virtiendo el contenido de su vaso sobre la multitud que se agolpaba en el patio de butacas- y un se?or mayor de espesas patillas blancas, el se?or Richards, padre. ?Qu¨¦ efecto causa ser el padre de un Rolling Stone que ha alcanzado la cincuentena? La pregunta no es m¨¢s absurda que la planteada por la prensa brit¨¢nica hace 30 a?os: "?Dejar¨ªa usted que su hija se casara con un Rolling Stone?".
Jagger afirma que le importan poco los a?os que han pasado. Y aunque confiesa que volver a encontrarse en la sala Olympia le produjo un efecto extra?o, es sobre todo porqued no reconoc¨ªa el local (del que, efectivamente, hab¨ªan retirado oportunamente los asientos), aunque recordaba haber actuado ya all¨ª. "S¨ª, era raro, e incluso bastante perturbador. Durante las tres primeras canciones me preguntaba d¨®nde estaba y no sab¨ªa muy bien c¨®mo comportarme. Hab¨ªamos perdido la costumbre de tocar en escenarios de dimensiones reducidas, y me sent¨ªa un poco perdido. Entonces me concentr¨¦ en la m¨²sica y reencontr¨¦ mis sensaciones de antes, cuando para m¨ª no se trataba de correr en todos los sentidos de la primera a la ¨²ltima nota". Es un retorno en el tiempo para los que, en 1982, decidieron introducir de nuevo en su repertorio una canci¨®n de 1964 cuyo t¨ªtulo, Time is on My side (El tiempo juega a mi favor), parec¨ªa ya un desafio. Para decidir el programa de sus conciertos "¨ªntimos" (hubo otros dos, en Amsterdam y Brixton), que proporcionan el material de su nuevo disco, Stripped, los Stones tuvieron que rebuscar en su pasado. ?Volver a escuchar sus discos antiguos? No, la verdad es que no. "Para empezar, cada uno de nosotros tiene su canci¨®n preferida", dice sonriente Jagger.
"Para componer el programa, tambi¨¦n hemos preguntado a los admiradores conectados con Internet. Despu¨¦s fue suficiente, hacer una selecci¨®n". De esta consulta interplanetaria salieron, en particular, Spider and the Fly, Dead Flowers y Let it Bleed. Este ¨²ltimo t¨ªtulo ofrece a Ron Wood, guitarrista por horas desde que Mick Taylor -sustituto a su vez de Brian Jones- dej¨® el grupo (en 1974), la posibilidad de demostrar una habilidad con la guitarra hawaiana que los admiradores m¨¢s empedernidos se obstinan en discutirle.
Stripped incluye igualmente varios fragmentos grabados durante los ensayos organizados de cara a estos conciertos, y que se
tocaron "como en ¨¦l escenario", "en directo". Es una aut¨¦ntica vuelta a las ra¨ªces: "La idea de hacer un disco en vivo con las mismas canciones de siempre no nos emocionaba en absoluto. Quer¨ªamos otra cosa, un sonido diferente. El pasaje ac¨²stico de los primeros conciertos de la gira norteamericana nos dio esa idea. Tambi¨¦n es para nosotros una forma de renovarnos: algunas piezas las hemos tocado en un escenario varios centenares de veces, as¨ª que ?c¨®mo no ¨ªbamos a tener ganas de hacer otra cosa? Nos apetec¨ªa disfrutar, y esper¨¢bamos que al mismo tiempo disfrutaran nuestros aut¨¦nticos admiradores".
Estos conciertos en salas peque?as han sido para ¨¦l, acostumbrado desde hace varios a?os a ofrecer espect¨¢culos al aire libre en estadios gigantescos, otras tantas ocasiones de reencontrarse de verdad con el p¨²lblico. ?La prueba? Cuando afirma que todos los conciertos le gustan por igual, menciona inmediatamente el recuerdo que le dej¨® el rodaje del videoclip destinado a acompa?ar el lanzamiento de Like a Rolling Stone, la canci¨®n de Bob Dylan que los Stone retomaron en su ¨²ltima gira: "Era en una sala min¨²scula, junto a la que la Olympia parecer¨ªa un estadio inmenso. En principio, deb¨ªamos limitarnos a grabar y filmar la canci¨®n; a los espectadores se lo hab¨ªan advertido, estaban all¨ª s¨®lo para eso. Pero hab¨ªa tanto ambiente, que seguirnos tocando una pieza tras otra y acabamos dando un miniconcierto improvisado. Fue extraordinario. Ten¨ªa la impresi¨®n de haber vuelto a la ¨¦poca de los peque?os clubes". Y tambi¨¦n la impresi¨®n -lo reconoce como por descuido- de ser otra vez "m¨¢s cantante que bailar¨ªn", aunque sea el ¨²nico del grupo que todav¨ªa puede improvisar, sin tener que preocuparse por unos efectos que ahora ya no son tan especiales al ser comunes a todos los megaconciertos de rock, previstos para permitir que los espectadores situados a cientos de metros del escenario perciban algo del espect¨¢culo. "En las peque?as salas", concluye Jagger sobre esta cuesti¨®n, "todo es posible en cualquier momento, y veo de verdad a la gente, veo cada una de sus reacciones". Sin embargo, se prepara para volver a salir de gira. Los mismos m¨²sicos, el mismo programa, el mismo espect¨¢culo. Es como un arrepentimiento: la Vodoo Lounge Tour hab¨ªa pasado por alto algunas zonas de Asia, y por tanto unos cuantos montones de d¨®lares (se dice que la gira ya ha proporcionado m¨¢s de 35.000 millones de pesetas). Este argumento, no es despreciable para Jagger y los Stones, que ganan mucho m¨¢s dinero gracias a los conciertos que con los discos; pero no conviene insistir en ¨¦l. A Jagger le gusta salir de gira m¨¢s que cualquier otra cosa.
En cambio, componer canciones y grabarlas, parece resultarle molesto: "Me gusta componer y me gusta trabajar en el estudio, pero no puede suponerme mucho tiempo, porque entonces tengo tendencia a aburrirme. ?Un a?o entero para un disco es demasiado tiempo!". Mientras la mayor¨ªa de los otros grupos de rock consideran que las giras son necesarias para la promoci¨®n de un nuevo disco, los Stones han dado la vuelta a la tesis. Sin duda, al principio fue por razones comerciales m¨¢s que por gusto, pero esta forma de trabajar les permiti¨® salir de los caminos musicales trillados donde se hab¨ªan estancado en los a?os ochenta. Puede que esta observaci¨®n, cuya evidencia estalla de nuevo en Stripped, explique en gran parte la impresi¨®n que da Jagger de estar decidido a no pararse nunca, excitado por la voluntad manifestada en voz alta y clara por Keith Richards de "morir con la guitarra en la mano".
Incluso ha dejado de lado sus ambiciones lejos de los Stones, contrariadas, es verdad, por el fracaso de sus discos en solitario. Jagger afirma que todav¨ªa no ha tenido tiempo de escuchar las cintas de las grabaciones efectuadas en Los ?ngeles, conThe Red Devils, un grupo de blues de Chicago pr¨¢cticamente desconocido hasta la fecha.
En cuanto al cine, que durante mucho tiempo le inspir¨® una cierta sensaci¨®n de frustraci¨®n, ya que sus diferentes experienclas en ese terreno no demostraron ser especialmente afortunadas, ya s¨®lo habla con un tono indiferente, sin conseguir ocultar que las docenas de guiones que le proponen podr¨ªan esperar todav¨ªa mucho tiempo.
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