Un juez envuelto en pol¨¦mica
Es autor de la sentencia que neg¨® valor probatorio a los videos grabados por la Ertzaintza
El magistrado ponente de la sentencia que hace dos a?os anul¨® las pruebas, luego declaradas v¨¢lidas por el Supremo, contra los acusados de los sabotajes a la autov¨ªa de Leizar¨¢n es un hombre cuestionado abiertamente dentro y fuera del estricto ¨¢mbito judicial vasco. Los responsables del Ministerio, de la Consejer¨ªa vasca de Interior y no pocos dirigentes pol¨ªticos piensan preferentemente en ¨¦l cuando corresponsabilizan a los jueces de la falta de eficacia en la lucha contra la violencia. Luis Bl¨¢nquez P¨¦rez, presidente de la Sala Segunda de la Audiencia de Guip¨²zcoa, autor asimismo de las revocadas sentencias que negaron valor probatorio a los v¨ªdeos grabados por. la Ertzaintza, es efectivamente, desde hace mucho tiempo, un personaje sometido a una soterrada e intensa pol¨¦mica. -El 19 de julio de 1993, el profesor Bl¨¢nquez fue expulsado de la universidad vasca por un c¨²mulo de faltas muy graves entre las que figura el "abuso de autoridad", la "notoria falta de rendimiento", el "atentado grave a la dignidad de los funcionarios y de la Administraci¨®n", as¨ª como la inasistencia injustificada a las clases. La comisi¨®n disciplinaria consider¨® tambi¨¦n probado que chantaje¨® a sus alumnos para que firmaran un escrito exculpatorio para ¨¦l aprovechando que en ese momento se proced¨ªa a la calificaci¨®n de los ex¨¢menes. D¨ªas despu¨¦s, un airado juez Bl¨¢nquez reclam¨® p¨²blicamente para s¨ª el t¨ªtulo de segundo Unamuno como definitivo argumento exculpatorio de su particular magisterio universitario. En opini¨®n de sus compa?eros, Bl¨¢nquez, madrile?o, de 44 a?os, se caracteriz¨® durante a?os por su predisposici¨®n a enjuiciar con benevolencia los casos de malos tratos y torturas que en aquellos tiempos empezaban a ser desempolvados por los tribunales vascos. Un repaso a los autos, sentencias y resoluciones en las que el presidente de la Sala Segunda de la Audiencia de Guip¨²zcoa actu¨® como ponente muestra que en este tipo de causas se opuso a la condena o llegado el caso, se manifest¨® a favor de la disminuci¨®n efectiva de las penas, del no ingreso en . prisi¨®n de los condenados y, en ¨²ltima instancia, del indulto.Cuando su postura qued¨® en minor¨ªa, al no contar con el respaldo de otro de los tres miembros que componen el tribunal, el presidente de la Sala no dud¨® en emitir un voto particular de rechazo. En lo que en medios judiciales vascos se interpreta como un giro radical destinado a "compensar actitudes anteriores" que le granjearon la fama de ultraconservador y que otras fuentes atribuyen, sin aportar prueba alguna, a m¨®viles y circunstancias inconfesables, Bl¨¢nquez sorprendi¨® a todos el 8 de junio de 1994 anulando las pruebas existentes contra los presuntos autores de los sabotajes a la autov¨ªa de Leizar¨¢n. El fallo fue recurrido y el Tribunal Supremo ha desmontado contundentemente despu¨¦s los fundamentos esgrimidos por ¨¦l, pero dos de los presuntos autores de los atentados, uno actualmente en prisi¨®n y otro huido, aprovecharon la libertad para integrarse en un comando de ETA.Posteriores pronunciamientos acreditaron igualmente la capacidad de Bl¨¢nquez para suscitar la sorpresa derivada no necesariamente del sentido de sus fallos, sino, sobre todo, del tipo de razonamientos con que los sustentaba. En el voto particular en el que defendi¨® la total absoluci¨®n de los concejales de HB que nombraron hijo querido de la villa a un activista de ETA muerto en el aparcamiento de un hipermercado al estallarle la bomba que preparaba, el magistrado argumentaba ¨¢ngelicalmente que de ninguna manera hab¨ªa sido acreditado en el juicio que los ediles supieran que el fallecido, Jos¨¦ Mar¨ªa Arantza-zistroke, perteneciera a una banda armada u organizaci¨®n terrorista. Bl¨¢nquez ilustraba su tesis con afirmaciones como "todos podemos delinquir" y "hoy m¨¢s que nunca asistimos a una aut¨¦ntica crisis de valores. Existe un cierto desconcierto entre lo que es bueno y lo que no lo es tanto".Fuera ya del ¨¢mbito de estas causas, Bl¨¢nquez se ha granjeado una imagen de magistrado extravagante por el tono, las argumentaciones y las expresiones con que a menudo ilustra sus resoluciones. As¨ª, en el apartado de fundamentos jur¨ªdicos con que sustent¨® su fallo condenatorio del 20 de diciembre ¨²ltimo en un asunto de falsedad en documento oficial, el presidente de la Sala Segunda y decano de San Sebasti¨¢n escribi¨® que "puede ser cierto" que el acusado, "como integrante o miembro de la raza gitana, llevara o lleve una vida ajena a los ordenamentos jur¨ªdicos".Tal argumentaci¨®n motiv¨® entonces que uno de los tres magistrados componentes del tribunal emitiera un voto particular por posible discriminaci¨®n racial en el fundamento de la sentencia.
Otro fallo del mismo juez en una causa por delito contra la salud p¨²blica incluye la afirmaci¨®n de que la sustancia intervenida, 734 pastillas mezcla de flunitrazep¨¢n y cafe¨ªna, "resulta en s¨ª misma beneficiosa para la salud por cuanto de un producto m¨¦dico se trata". Semejante aseveraci¨®n motiv¨® el 11 de noViembre del a?o pasado que uno de los miembros del tribunal emitiera un voto particular recordando que ese producto farmacol¨®gico est¨¢ incluido en la Lista Primera del Convenio de Viena.
Votos particulares de sus compa?eros, sentencias revocadas por los tribunales superiores, denuncias a la comisi¨®n disciplinaria del Consejo General del . Poder Judicial (CGPJ)... ilustran la trayectoria profesional de Bl¨¢nquez, que se ha labrado una imagen igualmente pol¨¦mica en sus relaciones sociales.
En mayo de 1992, su comportamiento fue desautorizado por sus propios compa?eros de la Audiencia donostiarra en una sentencia por la que se le oblig¨® a abonar 1.800.000 pesetas por la obra de una escalera de acceso a un controvertido levante de su propiedad que el magistrado pretend¨ªa que pagara el conjunto de los propietarios del inmueble.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.
Archivado En
- Luis Bl¨¢nquez
- Magistratura
- Da?os materiales atentados
- Kale borroka
- Sentencias pol¨¦micas
- KAS
- Violencia callejera
- Fiscales
- Polic¨ªa auton¨®mica
- Des¨®rdenes p¨²blicos
- Atentados terroristas
- Delitos orden p¨²blico
- Sentencias
- Pa¨ªs Vasco
- Pol¨ªtica antiterrorista
- Entorno ETA
- Polic¨ªa
- Comunidades aut¨®nomas
- Partidos pol¨ªticos
- ETA
- Lucha antiterrorista
- Sanciones
- Administraci¨®n auton¨®mica
- Fuerzas seguridad
- Juicios