Los Quince prometen a Major ayuda econ¨®mica contra las 'vacas locas'

"Muchas veces discrepo de mis colegas, pero hoy estoy totalmente de acuerdo con ustedes". Un John Major euf¨®rico agradeci¨® as¨ª la un¨¢nime promesa de solidaridad pol¨ªtica y apoyo financiero de sus socios en la UE para resolver la crisis de las vacas locas brit¨¢nicas. Logr¨® un compromiso privilegiado: las l¨ªneas de ayuda se dise?ar¨¢n simult¨¢neamente, o casi -quiz¨¢ en el Consejo de Agricultura convocado de urgencia para el lunes-, al anuncio de las medidas complementarias para la erradicaci¨®n de la plaga. Pero no obtuvo su principal objetivo: levantar la prohibici¨®n de las exportaciones de bovino

La crisis ganadera se plasm¨® incluso en discusiones de protocolo gastron¨®mico. Los brit¨¢nicos pidieron que el plato fuerte fuese a base de pollo o pescado. Italia se opuso. Todos degustaron los sanos medaglioni di vitello alla piamontese -"sabros¨ªsimos", coment¨® el mandatario italiano, Lamberto Dini-, mientras John Major abr¨ªa el fuego.Para el primer ministro brit¨¢nico no se trataba "de un problema sanitario, sino de una histeria que ha provocado crisis de confianza". Para recuperarla hay que levantar el embargo: "Espero que tan pronto como dispongamos del paquete de medidas [complementarias para controlar la peste] se levante la prohibici¨®n".

"Mientras persista la prohibici¨®n persiste el problema", insisti¨® Major. "Ha hecho una defensa a la ofensiva", coment¨® luego el presidente del Gobierno espa?ol, Felipe Gonz¨¢lez.

Uno tras otro, sus colegas le prestaron su apoyo. Conscientes de que la crisis erosiona a todo el mercado europeo, de que otras pestes 'son siempre posibles y pueden amargar a cualquiera, y de que su apoyo podr¨ªa quebrar el euroescepticismo brit¨¢nico, todos le prometieron solidaridad. Repitieron enf¨¢ticamente que el problema ten¨ªa dimensi¨®n europea, y que, por tanto, Europa entera debe contribuir a resolverlo.

Unanimidad

La un¨¢nime pulsi¨®n solidaria -"nadie quiso quedar el ¨²ltimo", ironizaba un diplom¨¢tico- lleg¨® a lo grotesco. Tocaba olvidarse de la irresponsabilidad de Londres en la detecci¨®n y remedio de la enfermedad, y de que la crisis de confianza naci¨® en la C¨¢mara de los Comunes.

Urg¨ªa un chivo expiatorio. Lo encontr¨® el canciller austriaco, Franz Vranitzky: "M¨¢s que de las vacas locas, debemos hablar de la prensa loca. Le abuchearon sus periodistas. El presidente franc¨¦s, Jacques Chirac, recogi¨® su guante: "Los medios han tratado el asunto con ligereza, por que no hay pruebas" del contagio a humanos.

La presi¨®n de Major y las simult¨¢neas conversaciones de su ministro de Agricultura en Bruselas resultaron en la convocatoria urgente de un Consejo de Agricultura extraordinario para el lunes. El Reino Unido tendr¨¢ el privilegio de la estrecha vinculaci¨®n temporal, incluso quiz¨¢ de la simultaneidad, entre el anuncio de un programa de erradicaci¨®n de la enfermedad y el dise?o del paquete de ayudas. A otros les cost¨® mucho m¨¢s. Un gran triunfo de John Major. Pero estuvo acompa?ado de un notorio fracaso. El levantamiento del cord¨®n sanitario est¨¢ crudo. "La prioridad es la salud de la poblaci¨®n. No soy favorable a levantar la prohibici¨®n de carne brit¨¢nica", manifest¨® el canciller alem¨¢n, Helmut Kohl.

"Habr¨¢ que medir" esta decisi¨®n, silabe¨® Lamberto Dini. "Le he aconsejado a Major que tenga un poco de paciencia", porque estos problemas que afectan a la opini¨®n p¨²blica requieren tiempo, explic¨® por su parte Gonz¨¢lez,. quien dud¨® de que el pr¨®ximo Consejo de Agricultura 11 vaya a tener un resultado plenamente satisfactorio" para las aspiraciones de Londres.

Adem¨¢s, habr¨¢ que ver c¨®mo se escribe la letra peque?a de la solidaridad. 0 sea, el dinero que pueda recibir el Reino Unido para hacer frente a la crisis. "Ser¨¢ un esfuerzo sustancial", vaticin¨® el presidente de la Comisi¨®n Europea, el luxemburgu¨¦s Jacques Santer.

"Estudiaremos las medidas el pr¨®ximo lunes y luego ya se ver¨¢ m¨¢s claro", dijo, insinuando la dificultad de que ambas cosas sean simult¨¢neas. Existe "una relaci¨®n financiera especial entre la Uni¨®n Europea y el Reino Unido" conseguida por Margaret Thatcher en 1985, record¨® Gonz¨¢lez.

Era una menci¨®n suave al cheque brit¨¢nico, el retomo anual de m¨¢s de 2.000 millones de ecus (unos 320.000 millones de pesetas), otorgado a Londres precisamente -entre otros factores- porque se beneficia menos que otros de la Pol¨ªtica Agr¨ªcola Com¨²n (PAC).

Expertos comunitarios sostienen que toda ayuda a Londres -exceptuada la del fondo espec¨ªfico para las plagas animales, de 12.000 millones de pesetas, ya agotados este a?o- debe restarse de este retorno, porque el cheque se calcula autom¨¢ticamente: a m¨¢s ayuda agr¨ªcola, menos retorno.

John Major lo reconoc¨ªa, pero s¨®lo en parte, al manifestar que la financiaci¨®n del programa de erradicaci¨®n deber¨¢ ser financiado por la Uni¨®n Europea en cuanto se apliquen programas comunitarios por su pa¨ªs y por el propio cheque. Eso s¨ª, "nuestra idea [sobre la PAC, que tanto denosta] se mantiene igual", advirti¨®. Quiere el dinero, pero se niega a reconocer las bondades de la bolsa que se lo donar¨¢.

M¨¢s informaci¨®n en la p¨¢gina 26