Los Sudetes siguen separando a Praga y Bonn
El desdoblamiento preside las relaciones entre Praga y Bonn. En el lado amable de la relaci¨®n, los alemanes invierten cada vez m¨¢s en su peque?o vecino ex comunista o compran empresas 200 kil¨®metros al este para producir a la quinta parte del coste que en su territorio. Los turistas germanos invaden cada d¨ªa, en autobuses y autom¨®viles, los lugares m¨¢s placenteros del norte y el este de Bohemia, en un ejercicio de a?oranza. Los hoteles y los restaurantes, sus habitaciones y men¨²s, est¨¢n pensados para ellos y en funci¨®n de sus marcos. Las ciudades de la zona, incorporada en 1939 al III Reich como protectorado, tienen todav¨ªa un doble nombre, desde CarIsbad a Reichenberg.La fricci¨®n, sin embargo, es permanente. El viajero canciller Kohl, que evit¨® encontrarse con Klaus en enero pasado en Bonn, no ha tenido tiempo todav¨ªa para llegarse hasta la vecina Praga. La ret¨®rica preside medio siglo despu¨¦s las declaraciones oficiales de ambos Gobiernos. El alem¨¢n buscando satisfacci¨®n moral por la violenta expulsi¨®n de m¨¢s de dos millones de alemanes de origen del territorio checo de los Sudetes tras la segunda gran guerra. El checo neg¨¢ndose a aceptar culpabilidades por ello y, mucho menos, a considerar la posibilidad de eventuales indemnizaciones.
La cuesti¨®n de los Sudetes, que quedar¨¢ zanjada en una declaraci¨®n ya lista, pero que ambos Gobiernos nunca acaban de firmar, es s¨®lo un aspecto de una percepci¨®n checa m¨¢s general sobre los riesgos que puede acarrear vecino tan imponente. De ah¨ª las precavidas declaraciones de Klaus sobre Alemania y la actitud checa de no permitir que los alemanes compren suelo en su territorio. Incluso el Partido, Republicano checo, de extrema derecha, 8% de los votos en las elecciones recientes, ha sacado tanto partido electoral de su antigermanismo como de su racismo antigitano.
"No existe el problema de los Sudetes", afirma en Klasterec, a pocos kil¨®metros de la frontera alemana, Tomas Bemasek. "Soy de origen alem¨¢n, tengo parientes en Alemania, organizamos aqu¨ª desde hace a?os reuniones entre checos y alemanes que vivieron en esta zona y jam¨¢s he o¨ªdo a ninguno reivindicar propiedad o compensaci¨®n alguna. A los pol¨ªticos de Praga y Bonn les interesa mantener viva una cuesti¨®n inexistente".
Id¨¦ntica opini¨®n manifiesta en la cercana Chomutov Jindriska Silhankova, una vieja dama hija de padre alem¨¢n cuyas propiedades familiares fueron confiscadas en 1948 por el Gobierno checo. "La expulsi¨®n fue un error y una injusticia, pero tengo muchos amigos y familiares en Alemania, cuyos antecesores vivieron aqu¨ª, y nunca les he escuchado que buscasen compensaciones o intentasen volver. Otra cosa es que pretendan una reivindicaci¨®n moral, a la que tienen perfecto derecho. Pero ya sabe, la pol¨ªtica es un asunto sucio...".
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