EL CUADERNO DE VALDANO
El alimento del talento:Hay futbolistas que juegan al l¨ªmite del error, al fin y al cabo cada regate tiene algo de apuesta (el que gana se lleva el bal¨®n) y cada pase de gol intenta atravesar fronteras vigilad¨ªsimas y sus m¨¢rgenes son de cent¨ªmetros. Esos jugadores no disfrutan de la paciencia de nadie (ni entrenadores, ni aficionados, ni periodistas); son medidos en cada bal¨®n que tocan y el veredicto instant¨¢neo es bien o mal, ¨¦xito o fracaso. Viven discutidos (mejor ser¨ªa decir angustiados). Pienso en dos viejos conocidos: Stoichkov y Hagi. En sus selecciones se sienten jefes, se saben admirados, queridos, importantes. Lo que pretendo decir es que el talento necesita de confianza y cuando la encuentra paga con gran f¨²tbol.
Un nuevo perfil: Jugadores de color, no muy altos, de piernas fuertes para correr y para meterlas en donde haga falta (quiero decir movilidad y coraje). En el torbellino de una sala de prensa miro a Holanda y le agradezco la cinta a Seedorf, sin ella lo confundir¨ªa con Davids. En la selecci¨®n francesa veo a Karembeu y aunque juega en otra posici¨®n me deja impresiones parecidas. Tienen un gran campo de acci¨®n, sentido de la participaci¨®n, generosidad para cumplir con las obligaciones defensivas, para auxiliar en la circulaci¨®n del bal¨®n y para la llegada a la zona de definici¨®n. Todo lo resuelven a la m¨¢xima velocidad y siempre juegan con la m¨¢xima intensidad. Un poco de casualidad y otro poco de necesidad. En este f¨²tbol de corte industrial este tipo de jugadores son importantes para el proceso productivo.
Italia: La dictadura del movimiento de Arrigo Sacchi hace de la selecci¨®n italiana un equipo sim¨¦trico que juega a un alto voltaje. Parece m¨¢s ambicioso cuando no tiene el bal¨®n que cuando lo recupera; en cualquier sector del campo te aplastan con una presi¨®n insoportable que requiere de una fuerte inversi¨®n de energ¨ªa f¨ªsica y mental. Empiezan el partido dispuestos en el campo de tal manera que parece que se va a dar la salida a una carrera de 100 metros y esa vocaci¨®n atl¨¦tica la sostienen durante los 90 minutos de juego de lo que parece una olimpiada futbol¨ªstica. Si Baggio formara parte de este equipo seguramente no ser¨ªa feliz, como no lo ser¨¢ Del Piero, que ayer s¨®lo aguant¨® en el campo medio tiempo haciendo tareas que no siente y tampoco sabe cumplir. Italia es candidata por historia, oficio y cultura competitiva pero le va a costar aguantar ese ritmo endiablado. Si no es f¨¢cil jugar (disfrutando) en un equipo de Sacchi, menos f¨¢cil a¨²n es jugar en el equipo rival. Te comen: ?ham, ham, ham...!
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