Los pen¨²ltimos del curso
Brillante y algo accidentada fue la presentaci¨®n en Madrid de un excelente tr¨ªo neoyorquino de ¨²ltima generaci¨®n, Fun Lovin' Criminals. Accidentada porque, a pesar del inter¨¦s suscitado en el p¨²blico que llenaba la sala, a la banda le pareci¨® que esto no era a¨²n suficiente y quer¨ªa que la gente dejara de hablar, de beber y hasta de respirar, si es que lo hac¨ªan de forma ruidosa. Como el respetable siempre es muy due?o, el grupo, ni corto ni perezoso-, decidi¨® dar el plante a los 40 minutos de actuaci¨®n y dejando al personal con dos palmos de narices. Suerte que el concierto era promocional y gratuito. Si no, estos chicos duros hubieran tenido la oportunidad de conocer al p¨²blico espa?ol hecho una hydra. En cuanto a lo estrictamente art¨ªstico, el tr¨ªo demostr¨® un nivel de sincretismo musical encomiable: blues, rap, rock, funk, ecos de los Doors y los Beastie Boys, letras duras, canciones directas... El futuro musical anuncia nuevos y babil¨®nicos caminos, y uno de ellos pasa por la ciudad de los rascacielos.Con mejor car¨¢cter y m¨¢s apegados al asfalto madrile?o, los Jani Sex presentaban su primer disco, Sexus, con evidentes problemas de espacio y sonido. Ellos necesitan m¨¢s sitio y volumen para dar rienda suelta a su funk del foro, una de las propuestas m¨¢s atrevidas de cuantas se pueden contemplar en los escenarios de la capital.. Liderados por un correcto y carism¨¢tico cantante, Jos¨¦ Mart¨ªn, al que s¨®lo le falta un hervor, de gymjazz, el grupo exhibe evidentes influencias de Prince -o como se llame ahora-, pero sus canciones tienen vida propia. Ojal¨¢ temas como ?Qu¨¦ quieres de m¨ª?, Morena o En la cama suenen pronto y de forma machacona en las pistas de baile espa?olas.
Para concluir, vaya pedazo de concierto el que dieron los barceloneses Matamala. La banda de los hermanos Ricky y Albert Gil -antes Brighton 64- dieron, en, otro escenario reducido y con un sonido no muy all¨¢, una aut¨¦ntica muestra de oficio y amor por la causa mod. En justicia, siempre merecieron mucha m¨¢s suerte de la que les ha correspondido y, a juzgar por lo visto, a¨²n no han perdido ¨¢pice de electricidad juvenil. Extraordinarias las versiones de Love like I love myself de Herman Brood, The kids are alIright, de los Who, as¨ª como los muchos temas propios.
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