Tregua en Tindaya

La monta?a de Tindaya, en Fuerteventura, preside un valle de paz sorda y perenne; la cantera que hasta hace dos meses interrump¨ªa ese silencio que enamor¨® a Miguel de Unamuno en su destierro, se halla precintada y quieta, mostrando sin embargo la belleza de la piedra que contiene la monta?a, la traquita, la piedra de la discordia. Alrededor, unas curiosas ardillas, cuyos ancestros vinieron desde el S¨¢hara a la isla en los a?os cincuenta, semejan respetables reptiles que van de un lado a otro de los muros del precinto. Lo que hay ahora en Tindaya es paz. Eso es lo que quer¨ªa Eduardo Chillida en tomo a su idea del Monumento a la Tolerancia que ha concebido como una de las grandes obras de su vida y que deb¨ªa realizarse aqu¨ª, en esta monta?a.La idea de Chillida es la de abrir Tindaya al sol, al mar y al cielo, convertirla en un monumento escult¨®rico que la preserve para siempre como un s¨ªmbolo y tambi¨¦n como una obra de arte. Los que se han opuesto a su proyecto, aunque no le conocen a¨²n, aluden al car¨¢cter sagrado de la monta?a. Mientras ¨¦sta fue excavada, con fines comerciales, pocos aludieron a ese car¨¢cter mitol¨®gico de Tindaya. Chillida les ha pedido que conozcan antes lo que quiere hacer; si su idea no agrada a la ciudadan¨ªa, ¨¦l renunciar¨ªa: no quiere volver a padecer el disgusto que le caus¨® otra obra p¨²blica suya, tambi¨¦n de apelaci¨®n a la tolerancia, realizada en la plaza de Vitor¨ªa. Al fin, acosado por informaciones de prensa que tambi¨¦n le atribu¨ªan a ¨¦l fines comerciales en "la operaci¨®n Tindaya" sugiri¨® que pod¨ªa decir adi¨®s al proyecto. Altos cargos del Gobierno regional, incluido su presidente, Manuel Hermoso, as¨ª como destacados intelectuales insulares, de posturas contradictorias, hicieron cerca de Chillida la presi¨®n suficiente como para que el gran escultor vasco reconsiderara su renuncia y, de momento aceptara la propuesta de exponer el proyecto que prepararon ¨¦l y el ingeniero Jos¨¦ Antonio Fern¨¢ndez Ord¨®?ez.Esa exposici¨®n tendr¨ªa efecto este oto?o a escasos kil¨®metros de la monta?a de Tindaya, en el municipio de La Oliva, en la Casa de los Coroneles. ?ste es un edificio que ejemplifica, la dejadez con que Canarias, y el Estado, se ha enfrentado muchas veces a su patrimonio hist¨®rico, y no s¨®lo a su patrimonio geol¨®gico. Es una edificaci¨®n del siglo XVIII que fue concebida como residencia de la autoridad de la isla (militar, por supuesto). Tiene en su estructura hasta 365 huecos, entre puertas y ventanas, tantos como d¨ªas del a?o, y presenta seis balcones de tea tallada en la fachada, flanqueada por dos torres. Para su desgracia, como recoge el escritor canario Claudio de la Torre, estuvo pintada durante mucho tiempo de los colores de la bandera espa?ola. Ahora se halla cerrada a piedra y barro, pendiente siempre de una restauraci¨®n que se ha demorado tanto como la atenci¨®n estatal y regional que parece demandar esta isla.

Debajo del nombre de Tindaya, alguien ha escrito ahora una pintada: "Monta?a quieta". No se sabe si fue antes o despu¨¦s de la pol¨¦mica que se abri¨® por la idea de Chillida y que vive ahora esta tregua. Lo cierto es que por un momento debi¨® extra?ar en este paraje pac¨ªfico tanta letra impresa que parec¨ªa vivir en el descuido de la leyenda. Hablando con la gente de aqu¨ª, la queja de Chillida parece tomar cuerpo: pocos saben qu¨¦ quer¨ªa hacer en Tindaya el escultor vasco. Su colega canario, Mart¨ªn Chirino, presidente del Centro Atl¨¢ntico de Arte Moderno, se mostr¨® en contra de la idea en un principio, pero despu¨¦s vio el proyecto y cambi¨® de criterio. Escritores que sobre otros elementos de la historia canaria polemizan; como los poetas Andr¨¦s S¨¢nchez Robayna y Manuel Padorno, han firmado manifiestos pidiendo que se d¨¦ a Chillida la oportunidad de exponer su proyecto. Hay gente, como la arque¨®loga Mar¨ªa A. Perera, que ha escrito en Canarias 7.- "Doy por hecho que se trata de una obra espl¨¦ndida, pero no por ello se justifica que se ejecute en Tindaya. Cualquier obra que pretenda una alteraci¨®n de Tindaya tal y como la conocemos es incompatible con la conservaci¨®n de sus valores culturales y naturales". El escritor y cr¨ªtico de arte L¨¢zaro Santana, escrib¨ªa en La Provincia.- "Es preciso que el tema admnistrativo generado en torno a Tindaya se aclare: que las investigaciones, los procesos -si los hubiese- sigan su curso hasta el final. Pero que todo ello se realice sin perturbar al escultor, de manera que ¨¦ste contin¨²e trabajando sin implicaciones en el curso de los acontecimientos. ( ... ) Creo que la cancelaci¨®n de este proyecto constituir¨ªa una aut¨¦ntica calamidad nacional". Jos¨¦ Abad, tambi¨¦n colega canario de Chillida, reclamaba: "No s¨¦ si el t¨¦rmino terrorismo de la cultura es v¨¢lido. Intentar dinamitar, aunque sea con palabras, un proyecto como el Monumento a la Tolerancia, sin ni siquiera conocerlo, a m¨ª me parece puro terrorismo". La desaz¨®n de Chillida y la prisa que hubo en Canarias para calmar su abandono del proyecto han contribuido ahora a esa tregua que conocer¨¢ en oto?o un nuevo episodio decisivo: el de la informaci¨®n.