Una fecunda dial¨¦ctica pict¨®rica
Nacido en Londres en 1955, pero residente en Madrid desde 1991, Simon Edmonson, tras a?os de brega en la sombra, s¨²bitamente ha dejado de ser un pintor secreto. En las ¨²ltimas grandes ferias internacionales de Par¨ªs y Basilea era un artista solicitado por el p¨²blico y diversas galer¨ªas extranjeras, probable pre¨¢mbulo a una inminente proyecci¨®n internacional. De hecho, la actual muestra que presenta en la prestigiosa galer¨ªa madrile?a de Jorge Mara, y en cuyo cat¨¢logo hay un ensayo de Norbert Lynton sobre su obra, ser¨¢ sucesivamente exhibida en Londres y Neuch?tel.La pintura de Edmonson es personal y ha madurado al margen de la fren¨¦tica compulsi¨®n de las modas, lo que, junto al hecho de vivir un poco en tierra de nadie, entre dos pa¨ªses, quiz¨¢ explique esa su condici¨®n de artista secreto, al menos hasta el momento presente. Por otra parte, su propio estilo tambi¨¦n est¨¢ en parte dividido entre una tradici¨®n muy espec¨ªfica de la figuraci¨®n expresionista brit¨¢nica -la de Spencer, Bacon, Freud, Auerbach y Kitaj- y el modelo de Goya.
En sus cuadros actuales se puede apreciar un contraste entre la definici¨®n de un espacio como ¨¢mbito, que suele aprovechar una imagen espectral, desva¨ªda, de fotograf¨ªas hist¨®ricas, en las que aparecen asambleas de monarcas y pol¨ªticos, y la irrupci¨®n sobrepuesta de cuerpos en primer plano, pintados con rica materia, de colores en su mayor¨ªa c¨¢lidos y br¨ªo gestual expresionista. En cierta manera, esta tensi¨®n entre fondo y figura, tal y como est¨¢ aqu¨ª planteada, evoca algo del mundo de Rauschenberg, pero, sobre todo, de Rivers.
Edmonson recubre esta tensi¨®n con unas maneras extraordinariamente refinadas, que anulan lo abrupto del lenguaje ret¨®rico de denuncia. Quiero decir que, en vez de enfrentar de una forma simple y directa la imagen fotogr¨¢fica, el icono y lo pict¨®rico, sabe crear una dial¨¦ctica entre ambos, acentuando, por un lado, la sensaci¨®n de espacio vacante y de unidad atmosf¨¦rica, y, por otro, la densidad crom¨¢tica de los cuerpos pintados flotantes, que evolucionan por la superficie del cuadro como las figuras de la gran pintura del barroco decorativo. El resultado es de una enorme eficacia, que alcanza una gran belleza dram¨¢tica cuando, la tensi¨®n entre el primer y segundo plano se hace m¨¢s a¨¦rea, aligerada, atmosf¨¦rica. En este sentido, la combinaci¨®n de ¨®leo y pastel sobre papel es de una fragancia sugestiva, sin p¨¦rdida de intensidad. Edmonson se halla en efecto, en un momento muy feliz, fecundo, extraordinariamente estimulante.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.