Ariel Garc¨ªa Vald¨¦s dirige 'La sierva amorosa', el segundo 'goldoni' del Lliure

El Teatre Lliure de Barcelona estrena el mi¨¦rcoles una obra de Carlo Goldoni, La serventa amorosa (La serva amorosa, 1752), la segunda del autor veneciano que el colectivo pone en escena despu¨¦s de la divertida Un dels ¨²ltims vespres de carnaval que mont¨® Llu¨ªs Pasqual con gran ¨¦xito en 1985 y que se repuso en 1991. En esta ocasi¨®n el director es Ariel Garc¨ªa Vald¨¦s, que, como en su d¨ªa Pasqual, se?ala semejanzas entre la obra de Goldoni y la de Ant¨®n Ch¨¦jov.La serventa amorosa est¨¢ considerada una obra menor de Goldoni en comparaci¨®n con otras comedias como La locandiera (La hostelera que mont¨® Sergi Belbel en 1995), pero ha sido reivindicada desde que la puso en escena rnagistralmente Luca Ronconi en 1988, en un montaje que pudo verse en Madrid y Barcelona. La comedia trata sobre una joven viuda, Corallina, que sirve en casa de un rico negociante, Ottavio, y su hijo, Florindo, con el que la une una relaci¨®n casi de hermanos. El padre, tambi¨¦n viudo, vuelve a casarse con una mujer m¨¢s joven que maniobra para que su propio hijo herede los bienes de Ottavio. Consigue que el mercader eche de casa a su hijo y Corallina, solidaria, se marcha con ¨¦l. Se alojan juntos en un cuchitril, lo que da pie a rumores sobre la relaci¨®n. Sin embargo, Corallina, de manera abnegada, consigue una esposa rica para su joven amo y la reconciliaci¨®n con el padre.

Garc¨ªa Vald¨¦s record¨® que La serventa amorosa es su cuarto montaje en el Lliure y dijo que tras algunas obras dif¨ªciles -Quartet, Tim¨® d'Atenes, Lear- "exist¨ªa la deuda de afrontar un proyecto diferente, tocaba hacer una obra popular en el gran sentido, que todo el mundo pudiera ir a verla y entenderla inmediatamente".

No obstante, el director se ha encontrado, manifest¨®, con que La serventa amorosa es muy dif¨ªcil de montar: "Es una pieza de una dificultad con la que yo no me topaba desde hace tiempo. Aunque con momentos c¨®micos -como las irrupciones de Arlecchino-, no es tan cotidiana ni tan amable como parece

La compar¨® con el teatro de Ch¨¦jov. "En La serventa amorosa pasas de momentos explosivos a otros casi intimistas. De lo alegre a lo serio. Encuentras las mismas cosas que en una obra de Chejov, la misma dificultad de dar con un equilibrio entre esos elementos".