El Bar?a triunfa en otro duelo colosal

ATL?TICO 2 - BARCELONA 5En otro duelo arrebatado, fiel a una indescifrable costumbre tumultuosa, el Bar?a gole¨® al Atl¨¦tico. Otro partido inolvidable por su ebullici¨®n, por su car¨¢cter incontenible, por la voluntad de los futbolistas para interpretar su oficio con toda la grandeza. Incluso por sus imperfecciones, volvi¨® a ser una pugna maravillosa, coronada por la actuaci¨®n de Kiko, Iv¨¢n de la Pe?a y Ronaldo. El Bar?a necesit¨® verse herido, en una situaci¨®n delicada, para volcar todo su talento sobre el partido y descamisarse en busca de la victoria. Entonces surgi¨® con todo su esplendor el talento de Iv¨¢n de la Pe?a y el instinto matador de Ronaldo.En su declaraci¨®n de intenciones, Robson hizo un equipo imposible, con un n¨²mero elevad¨ªsimo de cascoteros. Y adem¨¢s de fallar en los nombres, se equivoc¨® en los puestos. La designaci¨®n de Abelardo como lateral supon¨ªa de entrada el desuso de la banda derecha, porque Abelardo es un central de toda la vida. Adem¨¢s de negarse el costado derecho, el Barca desaprovech¨® la posibilidad de utilizar convenientemente a Guardiola y De la Pe?a, en gran parte por la insistencia de Robson en mantener a Popescu, un futbolista que s¨®lo tiene estampa. Por su inter¨¦s en mezclar mal a sus jugadores, el entrenador del Bar?a puso demasiados interruptores en el camino de su equipo, que s¨®lo encontr¨® soluciones a los desastres de Robson cuando tuvo que. hacer virtud de la necesidad. Es decir, despu¨¦s de encajar un gol y de verificar que los pelotazos de sus defensas no iban a ninguna parte.

Desde la lectura lineal del partido, el mayor problema del Atl¨¦tico fue la falta de oportunidad en el gol de Kiko, un tanto que lleg¨® demasiado pronto. Hasta entonces, el Atl¨¦tico hab¨ªa bloqueado con sencillez la torpe propuesta del Bar?a. Por si acaso Popescu no taponaba de manera suficiente a Guardiola, Pantic se encarg¨® de vigilar al arquitecto azulgrana. En la derecha, Simeone se emple¨® con energ¨ªa y barri¨® con acierto su banda. Y frente a Abelardo, Caminero supo que no tendr¨ªa que perseguir a nadie por su lado.

El estado de las cosas favorec¨ªa sin ninguna duda al Atl¨¦tico. Si el encuentro hubiera proseguido en esa l¨ªnea, el Atl¨¦tico habr¨ªa obtenido mayores beneficios de un partido que termin¨® por parecerse a todos los anteriores. El asunto comenz¨® con el gol de Kiko, una obra de arte. Simeone lanz¨® largo, entre los dos centrales, que se desentendieron de Kico, un error que suele traer consecuencias mayores. En una demostraci¨®n espl¨¦ndida de calidad, Kiko descolg¨® la pelota con precisi¨®n, se la acomod¨® y la levant¨® con una delicadeza po¨¦tica sobre Ba¨ªa, que tap¨® mal.

Con el tiempo, Ba¨ªa enmendar¨ªa su error con una acci¨®n magn¨ªfica frente a Esn¨¢ider, al que aguant¨® con una paciencia oriental. en el mano a mano, cuando el empate todav¨ªa era posible. Para entonces, el Bar?a hab¨ªa marcado dos goles. Ocurri¨® que por razones de necesidad, el Bar?a tuvo que modificar su juego y encontrar a los futbolistas capaces de desequilibrar el partido. De la Pe?a y Ronaldo, por citarlos por. su nombre. Como el gol del Atl¨¦tico lleg¨® r¨¢pido, los azulgrana dispusieron de tiempo para cambiar su registro. Surgi¨® De la Pe?a, se abandonaron los pelotazos porque s¨ª y el resto corri¨® a cargo de Ronaldo, que destroz¨® la l¨ªnea defensivas media docena de veces.

El partido rompi¨® hacia la tradici¨®n con el golazo de De la Pe?a, que convirti¨® un tiro libre con su clase enorme. De repente, el encuentro se descosi¨® y cay¨® en su l¨ªnea tremendista, con goles a porrillo, ocasiones de todos los colores, dos expulsados, los equipos encendidos, la gente enloquecida, el mismo frenes¨ª de siempre cuando se trata de estos dos equipos. Y detr¨¢s de todo, la actuaci¨®n determinante de Ronaldo y De la Pe?a. El primero volvi¨® a su condici¨®n de astro despu¨¦s de su mal partido frente a la Fiorentina. El segundo interpret¨® de forma majestuosa el papel que se espera de este gran futbolista, un jugador que fue basureado por Robson durante media temporada, una de las razones por las el Bar?a persigue al Madrid en lugar de estar perseguido.

El segundo gol del Bar?a profundiz¨® definitivamente en el corte tumultuoso del partido. El Atl¨¦tico contest¨® a golpe de corneta, con un entusiasmo formidable y con una generosidad que estuvo a punto de procurarle el r¨¦dito del empate. Por tres veces, los jugadores del Atl¨¦tico estuvieron mano a mano con Ba¨ªa, pero Couto y Amunike salvaron bajo el palo. En la tercera, el portero rechaz¨® el tiro Kico. En aquellos momentos se jugaba a todo trapo, sin atender a la t¨¢ctica, a golpe de coraz¨®n. El partido se revolvi¨® hasta hacerse impredecible. Otra vez, el viejo Atl¨¦tico-Barca: una fiesta del f¨²tbol por encima de cuaIquier imperfecci¨®n.

Pero el triunfo del Bar?a estaba escrito y tambi¨¦n la coronaci¨®n de Ronaldo, el ¨²ltimo de la lista de grandes astros azulgrana que han, hundido su piqueta sobre el Atl¨¦tico de Madrid.