Demasiado para el Logro?¨¦s
Partido excesivamente pr¨¢ctico del Madrid en Las Gaunas
El Madrid no dispens¨® al Logro?¨¦s trato de favor. No se apiad¨® de la humilde condici¨®n de su rival. No se dej¨® impresionar por las noticias que corren por Las Gaunas, donde parece que han aceptado de buen grado que el equipo desciende sin remedio (aqu¨ª nadie hace las cuentas de la lechera, ni se habla de planes de salvaci¨®n, mientras se negocia con Aimar c¨®mo hacer un buen equipo para la Segunda Divisi¨®n). Le aplic¨® el correctivo de rigor, la presi¨®n de costumbre, ese esquema blindado seg¨²n el cual hasta seis hombres se colocan en permanente custodia del ¨¢rea. Demasiado para el Logro?¨¦s, cuya actuaci¨®n ofensiva puede resumirse en una sola jugada con cierta apariencia. Capello estaba tan enfadado en el minuto 1? como en el 80?: estaba claro que el Madrid vino a Logro?o exclusivamente a conquistar tres puntos. Todo lo dem¨¢s sobraba.El p¨²blico no se esperaba esto del l¨ªder. Le recibi¨® con ambiente de fiesta porque vive sin drama el camino hacia el descenso. La tarde era soleada, sonaba la m¨²sica en las gradas y se apreciaba buena disposici¨®n de ¨¢nimo entre la concurrencia. Hab¨ªa ganas de disfrutar. Para remate, el Logro?¨¦s regalaba medio partido con una alineaci¨®n excesivamente defensiva, m¨¢s pendiente de no recibir una goleada que de intentar ser el protagonista de la jornada. Toda su acci¨®n ofensiva la puso en manos de Rub¨¦n Sosa, que solvent¨® la tarea con un par de vistosos regates en zona de nadie. El p¨²blico aplaudi¨®, por supuesto, porque era tarde festiva.
Logro?¨¦s: Aizkorreta; Kientz (Manel, m
70), Voro (Casta?o, m. 78) Canals, Iv¨¢n Rocha, Ricardo; Abad¨ªa, Jubera, Uriz, Morales (Jordi, m. 70); Rub¨¦n Sosa.Real Madrid: lllgner; Chendo, Alkorta, Garc¨ªa Calvo, Roberto Carlos; V¨ªctor (Ze Roberto, m. 80), Seedorf, Redondo, Ra¨²l; Suker y Mijatovic (Amavisca, m. 66). Goles: 0-1. M. 34. Seedorf penetra por la izquierda desp¨²es de pugnar con un par de defensores del Logro?¨¦s. Consigue un pase atrasado que pilla mal tanto a defensas como compa?eros, pero el bal¨®n llega virgen a V¨ªctor cerca del borde al ¨¢rea, que remata de un potente disparo. 0-2. M. 65. Saque de banda de Roberto Carlos hacia el primer palo, donde Aizkorreta y Voro se hacen un peque?o l¨ªo que aprovecha Ra¨²l para llevarse el bal¨®n y trasladarlo al interior de la porter¨ªa. ?rbitro: Fern¨¢ndez Mar¨ªn. Amonest¨® a Uriz y Seedorf. Las Gaunas, 16.000 espectadores.
Tambi¨¦n era de p¨²blico dominio que Abad¨ªa tomar¨ªa el mando del centro del campo, pero Abad¨ªa no pudo ser el de otras tardes porque el destino le depar¨® trabajar en la misma calle por donde pasaba continuamente Roberto Carlos con el cuentakil¨®metros en marcha. Demasiado para Abad¨ªa, que hace unos meses iba de puerta en puerta trabaj¨¢ndose clientes para una compa?¨ªa de seguros mientras Roberto Carlos musculaba sus b¨ªceps en el gimnasio. As¨ª que Abad¨ªa se limit¨® aordenar viva voz a sus colegas y a tener alguna que otra discusi¨®n con Rub¨¦n Sosa. Abad¨ªa terminar¨ªa haciendo las veces de lateral derecho, un trabajo m¨¢s liviano visto el panorama.
Todos estos detalles pasaron inadvertidos para el Madrid de Capello. Para el Madrid, este domingo primaveral en la capital de La Rioja era jornada laboral. Al primer minuto de juego, sin mediar m¨¢s acciones que un par de pelotazos sin cuento, Capello abroncaba a Garc¨ªa Calvo, que vivi¨® un cuarto de hora intimidado. Garc¨ªa Calvo no acertaba a ubicarse en el campo al gusto de su entrenador y se mov¨ªa nervioso por el terreno de juego.
Habr¨ªa que a?adir que, en ese cuarto de hora, el Logro?¨¦s no hab¨ªa conseguido construir una jugada. Pero daba igual. Capello quer¨ªa tensi¨®n, m¨¢xima concentraci¨®n. Estaban en juego tres puntos, y el mismo valor tienen en Las Gaunas que en el Camp Nou.
As¨ª que estaba claro que para el Logro?¨¦s la disposici¨®n t¨¢ctica del Madrid era un tratamiento de choque desproporcionado. De ninguna manera estaba en condiciones de atravesar la l¨ªnea de protecci¨®n madridista. Otra cosa ser¨ªa adivinar qu¨¦ estaba dispuesto a hacer el Madrid para cumplir con la segunda parte de su trabajo: marcar al menos un gol. Y en ese punto, el Madrid tambi¨¦n actu¨® sin concesiones: el juego de costumbre, el bal¨®n largo, los pases al segundo palo, el contraataque y el protagonismo de Roberto Carlos en las acciones a bal¨®n parado.
Media hora bast¨® para que V¨ªctor se encontrara un bal¨®n de fortuna e inaugurara el marcador. Hasta entonces, el p¨²blico hab¨ªa ovacionado una media chilena de Mijatovic y cualquier cosa que hiciera Roberto Carlos. Pero, para su desgracia, el Madrid no estaba dispuesto a hacer mucho m¨¢s.
Estando el partido resuelto, la segunda parte fue un aut¨¦ntico horror: el Madrid sin variar sus esquemas y el Logro?¨¦s sin porvenir. Mientras Capello vigilaba desde la banda, sus hombres parec¨ªan cumplir sus consignas.
Parec¨ªan, porque Capello permanec¨ªa permanentemente enfadado. Ni siquiera se relaj¨® tras el segundo gol, que lleg¨® en una acci¨®n de infortunio, de esas que jalonan el devenir de los equipos en desgracia. Demasiado para el p¨²blico de Logro?o, que no se merec¨ªa esto porque quer¨ªa disfrutar de una tarde espl¨¦ndida y festiva. Tanto fue as¨ª que ni el juego del Real Madrid ni el no juego del Logro?¨¦s agriaron en esta ocasi¨®n su car¨¢cter.
El p¨²blico del estadio de Las Gaunas termin¨® celebrando los goles que se produc¨ªan en otros campos (algunos de los cuales beneficiaban a su equipo) y silbando a Suker. ?Silbaba a Suker porque fallaba cada remate! Ni siquiera este detalle afect¨® a los hombres de Fabio Capello. No hubo concesiones: la jornada laboral terminaba en el minuto 90.
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