El Zaragoza no se esforz¨® para ganar al H¨¦rcules
El H¨¦rcules acudi¨® a La Romareda con escasos argumentos para tratarse de un equipo que a¨²n sue?a con la salvaci¨®n. Renunci¨® de salida al ataque, lo que convirti¨® el encuentro en una simple espera para ver si el Zaragoza era capaz de abrir el cerrojo que emple¨® por sistema Quique Hern¨¢ndez. El partido as¨ª planteado result¨® sopor¨ªfero, especialmente desde que el Zaragoza vio puerta. Los aragoneses bajaron desde ese instante la intensidad de su juego y aunque el H¨¦rcules intent¨® estirar l¨ªneas, dej¨® claro que carece de hombres resolutivos y que puedan desequilibrar un partido.
Amo y se?or del bal¨®n y del terreno, el Zaragoza comenz¨® a pisar el ¨¢rea de Mar¨ª desde el primer minuto. Con tal claridad que el H¨¦rcules lleg¨® a situar a sus once jugadores dentro del ¨¢rea para defender la porter¨ªa.
Zaragoza: Konrad; Belsu¨¦, Aguado, Gilmar, Solana; Arag¨®n, Dani, Kily Gonz¨¢lez ( Soler m
79), Poyet; Gustavo L¨®pez (Higuera, m. 71) y Morientes (Radimov, m. 71).H¨¦rcules: Mar¨ª; Paquito, Moj (Varela, m. 79), Lled¨®, Stankovic; Parra, Diego (Maestri, m. 55), Palomino (Miljanovic, m. 55), Paqui; Rodr¨ªguez y Alfaro. Goles: 1-0. M 22. Kily Gonz¨¢lez resuelve, con la izquierda, una pared con Gustavo L¨®pez. 2-0. M. 82. Radimov, a puerta vac¨ªa, empuja un servicio de Higuera. ?rbitro: lturralde Gonz¨¢lez. Expuls¨® con roja directa a Maestri (m. 90) por zancadillear a Radimov. Amonest¨® a Paquito, Rodr¨ªguez, Konrad, Solana, Gilmar y Stankovic. Casi lleno, unos 33.000 espectadores en La Romareda, casi lleno. El H¨¦rcules cont¨® con el apoyo de dos mil aficionados.
La ¨²nica duda era saber si el Zaragoza ser¨ªa capaz de encontrar la f¨®rmula para batir a Mar¨ª. No fue necesario esperar demasiado. Los dos argentinos del Zaragoza, Kily Gonz¨¢lez y Gustavo L¨®pez, formaron una sociedad de las que Valdano es firme defensor y se inventaron un par de acciones antes de que llegaran los goles.
Los resultados de otros campos asumieron a partir de ese instante el protagonismo. El H¨¦rcules intent¨® abrir l¨ªneas, pero ni ven¨ªa mentalizado ni tra¨ªa hombres como para buscar la porter¨ªa contraria con convicci¨®n y eficacia.
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