?Qu¨¦ bello dialogo Iv¨¢n-Ronaldo!'
Los antecedentes. Cada partido entre el Atl¨¦tico y el Bar?a es una pel¨ªcula del Oeste, un tiroteo desde todos los flancos, sin atender a los ausentes ni a los presentes. El de ayer no fue una excepci¨®n. El marcador es m¨¢s propio de una m¨¢quina tragaperras que de un campo de f¨²tbol. Problemas de estructura. Robson volvi¨® a las andadas. Recurri¨® a los cuatro centrales y el equipo perdi¨® cualquier homogeneidad. Jugar con m¨¢s zagueros no le garantiz¨® m¨¢s solvencia. Tampoco Antic acert¨® a tapar los flancos. Los dos equipos carecieron de consistencia y jerarqu¨ªa por la falta de medio campo. El partido fue a menudo una locura: no hubo pausa, ni control, sino opciones de gol repetidas en una y otra ¨¢rea. Incluso Molina asisti¨® a Esn¨¢ider en una ocasi¨®n neutralizada por Amunike mientras que el 1-3 lleg¨® tras un saque de Ba¨ªa bien controlado por Figo.
Ronaldo-lv¨¢n-Figo-Ba¨ªa. A falta de equipo, de una concepci¨®n de juego, de un trabajo t¨¢ctico, el Barca tir¨® de las individualidades y del di¨¢logo entre Iv¨¢n y Ronaldo, con Figo como alternativa -el portugu¨¦s protagoniz¨® las jugadas del tercer y cuarto gol y firm¨® el ¨²ltimo- y V¨ªtor Ba¨ªa como parapeto. Iv¨¢n result¨® clarividente en los dos primeros: marc¨® el del empate de un libre directo y habilit¨® a Ronaldo en el segundo. El brasile?o result¨® otra vez determinante: hasta cuatro veces se plant¨® frente a Molina y marc¨® tres goles. Ronaldo se mostr¨® tan plet¨®rico que incluso estuvo generoso y le regal¨® a Figo el ¨²ltimo tanto. V¨ªtor Ba¨ªa, especialmente mientras el marcador era incierto, estuvo impecable.
La presi¨®n y Kiko. Los rojiblancos intentaron hacer un bocadillo con la media azulgrana, con Kiko y Esn¨¢ider presionando por arriba y Bejbl desde abajo, como tapaderas. Dejaron a Guardiola sin visi¨®n, pero no pudieron controlar a Iv¨¢n, Figo y Ronaldo. El problema del Atl¨¦tico es que sus individualidades no tuvieron el peso de las azulgrana, a excepci¨®n de Kiko, un futbolista inmenso, independientemente de la marcha del marcador. A igualdad de ocasiones, el Bar?a no perdon¨®.
Simeone. Los errores individuales acabaron por condenar al Atl¨¦tico. Simeone dej¨® a su equipo con un jugador menos por una agresi¨®n a Figo cuando los rojiblancos pensaban en el remonte, y despu¨¦s Santi provoc¨® el penalti que sentenciaba el choque.
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