Una fil¨®sofa a la vera de Jospin
La profesora Sylviane Agacinski, casada con Lioinel Jospin, reivindica el derecho a su actividad privada
Ella conserva su nombre de soltera: toda una declaraci¨®n de principios en Francia. El apellido de su marido, ciertamente, podr¨ªa reportarle algunos dividendos. El se llama Lionel Jospin. Ella se presenta como Sylviane Agacinski, fil¨®sofa de profesi¨®n, profesora en la Escuela de Altos Estudios de Ciencias Sociales de Par¨ªs, y reclama su derecho a la vida privada. Un derecho que no le impide afirmar: "En cada uno de nosotros conviven m¨²ltiples identidades. Yo espero poder combinar la de esposa de primer ministro, que tiene algunas obligaciones que cumplir, dentro de una tradici¨®n establecida, con mi identidad de esposa en el sentido m¨¢s privado del t¨¦rmino. Quiero estar a su lado en lo afectivo, en lo moral; creo que es importante que se dedique a la pol¨ªtica desde una situaci¨®n de equilibrio. Quiero estar lo m¨¢s cerca de ¨¦l posible en lo privado. Y creo que esto me dejar¨¢ tiempo para escribir, para hacer mis seminarios; espero seguir con mis libros y mis clases".Sylviane Agacinski es profesora de filosof¨ªa. Sus ¨²ltimos trabajos se han centrado en las nociones art¨ªsticas, con especial atenci¨®n a la arquitectura, la ciudad y la pintura. En Barcelona dio el mi¨¦rcoles por la noche una conferencia a un grupo de estudiantes en el que predominaban los de arquitectura.
Lo que le interesa es la modificaci¨®n de la experiencia que suponen las nuevas t¨¦cnicas: la fotograf¨ªa, el cine, el v¨ªdeo. Empieza con un ejemplo: el Papa de Roma imparte una bendici¨®n. Sus beneficios s¨®lo alcanzan a los presentes, pero hoy se reconoce que tambi¨¦n llegan a quienes la reciben por televisi¨®n. La noci¨®n de presencia ha cambiado. Tambi¨¦n, y a efectos filos¨®ficos le interesa m¨¢s, la de experiencia.
"Me ha interesado trabajar un nuevo concepto de experiencia: la que est¨¢ relacionada con las nuevas t¨¦cnicas, en especial con las de la imagen. Nos encontramos con dos mundos: uno llamado real y otro de la imagen, que no es falso; surge de la ficci¨®n, ha sido fabricado. Y el hecho es que hoy tenemos que reconocer que la experiencia de lo real es m¨²ltiple. Hay una experiencia que pasa por la imagen y otra que pasa por el registro y la repetici¨®n de los sonidos, por el cine, por la televisi¨®n. Y no es falsa. Es una aproximaci¨®n distinta a lo real que se solapa con ella formando una nueva noci¨®n del mundo".
Estas nuevas t¨¦cnicas, explica, "no reemplazan la realidad, sino que proporcionan nuevos accesos a ella, nuevos conocimientos, nuevos modos de ver y transformar nuestra percepci¨®n y nuestra memoria".
La experiencia, reconoce, siempre es mediata, se produce a trav¨¦s de un instrumento. "En un sentido riguroso, nuestros ¨®rganos son instrumentos (la palabra griega organon se traduce precisamente por instrumento). Lo que ocurre es que la t¨¦cnica amplifica nuestra percepci¨®n, nuestros ¨®rganos. La t¨¦cnica es como una inmensa pr¨®tesis".
"Nos encontramos", sigue explicando Sylviane Agacinski, "con que las nuevas t¨¦cnicas han transformado el papel de la mirada. Y tambi¨¦n el de la pintura. Esta ya no puede. ser lo que era antes de la fotograf¨ªa y del cine; por eso se transforma. Ha perdido la necesidad de contar una historia, de ser un reportaje". En esta situaci¨®n, anota, lo natural y lo artificial pierden su lejan¨ªa y se amortigua la oposici¨®n entre naturaleza y cultura.
Hab¨ªa empezado en la estela del pensamiento del fil¨®sofo dan¨¦s S?ren Kierkegaard, al que dedic¨® un libro. Cuestionaba, explica, "la noci¨®n cl¨¢sica del sujeto, en la l¨ªnea en que lo estaba haciendo Michel Foucault". El pasado a?o public¨® Critique de l?¨¦gocentrisme, l?¨¦v¨¦nement. Su ¨²ltima obra se titula Volume, philosoiphies et politiques de l'architecture.
Es fil¨®sofa y est¨¢ cercana al lugar donde se transforma la sociedad, pero no comparte la tesis de Marx seg¨²n la cual "la misi¨®n del fil¨®sofo es cambiar el mundo": "Soy dem¨®crata y no creo que cambiar el mundo sea s¨®lo una cosa de fil¨®sofos; es una tarea que nos concierne a todos, a cada uno en su ¨¢mbito. La tarea del fil¨®sofo sigue siendo la reflexi¨®n, el an¨¢lisis de los conceptos, en paralelo a lo que pueda hacer como ciudadano". Y recuerda que "en los pa¨ªses del Este, con la llegada de la democracia, muchos intelectuales se vieron impelidos a asumir tareas de gobierno". Y que el resultado demuestra, dice, que no siempre son compatibles la reflexi¨®n y la acci¨®n.
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