La jornada m¨¢s importante en la vida de miles de brit¨¢nicos
Cansados, hambrientos y tristes, millares de brit¨¢nicos retornaron ayer a sus hogares para instalarse frente al televisor y revivir una y otra vez lo que una joven pareja de Brighton que esperaba el tren hacia el sur describi¨® como "el d¨ªa m¨¢s importante" de sus vidas."Despedir a Diana ha sido como aprender a conocernos a nosotros mismos", declar¨® el muchacho, un estudiante de ingenier¨ªa que lleg¨® el jueves para acampar con su compa?era a las puertas del palacio de Kensington, dejar flores y ver pasar fugazmente el ata¨²d de la princesa de Gales. "No pod¨ªamos dejar de venir", intervino la chica. "Diana fue un ejemplo para nosotros porque fue la ¨²nica en este pa¨ªs que se plant¨® con valor frente a la familia real. La princesa fue, sobre todo, una mujer libre".
Pasar d¨ªas a lo largo del trayecto del funeral es precisamente lo que hicieron millares de brit¨¢nicos de todas la edades empe?ados en capturar con sus ojos o sus c¨¢maras un momento extraordinario de la historia de su pa¨ªs.
"Ha sido una experiencia ¨²nica. No s¨®lo porque vimos de cerca el ata¨²d de Diana, sino porque compartimos con mucha gente nuestras ideas y sentimientos hacia la princesa del pueblo", dijo una profesora de idiomas de una escuela de Londres y actualmente en el paro. "De d¨ªa ayud¨¢bamos a ordenar los ramos de flores. De noche nos pas¨¢bamos horas enteras recordando cu¨¢nto afecto suscitaba Diana y cu¨¢ntas cosas hemos aprendido de su vida", agreg¨®.
"?Por fin la enterraron!"
Otros, sin embargo, comenzaron anoche a respirar con alivio. "?Por fin la enterraron!", dijo un taxista que sal¨ªa a trabajar al atardecer. "No soy antimon¨¢rquico, pero la verdad es que este funeral ha sido demasiado. Todo tiene su l¨ªmite. Han convertido su muerte y su entierro en un circo y ahora quieren canonizar a la princesa de Gales. Incluso los que criticaban con raz¨®n su frivolidad".
Mientras Londres se apresta a vivir sin Diana, los s¨ªntomas de la resaca emocional est¨¢n apareciendo por todas partes. De ah¨ª, por ejemplo, que la muerte de la madre Teresa de Calcuta haya pasado pr¨¢cticamente a segundo plano en la prensa. Pero los londinenses van a tener que ajustarse al dict¨¢men de los fans de Diana. Estos han exigido -conseguido- que las inmensas alfombras de flores que rodean al palacio de Kensington y la pen¨ªnsula de ramos que emerge de Buckingham, permanezcan intactas hasta por lo menos mediados de la pr¨®xima semana. Brigadas especiales se encargar¨¢n despu¨¦s de recoger millones de tarjetas y mensajes de condolencia que han sido pegados a los ramos, coronas y verjas, para enviarlos al pr¨ªncipe Guillermo y a su hermano menor, el pr¨ªncipe Enrique. Se desconoce si al menos algunos ir¨¢n a parar al Archivo Real.
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