Dos millones de brit¨¢nicos dicen adi¨®s a Diana
Funeral popular y entierro ¨ªntimo para la Princesa del Pueblo
Diana, princesa de Gales, fue sepultada ayer en un sereno rinc¨®n de su finca de Northamptonshire seis d¨ªas despu¨¦s del accidente automovil¨ªstico que puso fin a una hipn¨®tica historia de fama, intriga y amores truncados. Los restos de la llamada Princesa del Pueblo, que recibi¨® todos os honores de una realeza arrepentida y el tributo universal a su obra ben¨¦fica, yacen ahora bajo la arboleda de Oval, una peque?a isla lacustre de Althorp, la casa solariega de los Spencer, a 130 kil¨®metros al norte de Londres. Su entierro, al t¨¦rmino de una de las jornadas m¨¢s emotivas en la historia del Reino Unido, se realiz¨® en privado cumpliendo el deseo expreso de su familia resentida con el tratamiento dado a la fallecida por buena parte de la prensa mundial.
El funeral fue una ceremonia ejecutada con una precisi¨®n cronom¨¦trica que contrast¨® con los pron¨®sticos oficiales por la concurrencia de p¨²blico. Contrariamente a la mayor¨ªa de las expectativas, s¨®lo dos millones de personas acudieron a la procesi¨®n de siete kil¨®metros que comenz¨® en Kensington hasta culminar en la imponente abad¨ªa de Westminister. All¨ª, 2.000 invitados presididos por la Reina Isabel II escucharon una diatriba contra la prensa a cargo del conde Spencer, hermano de Diana, palabras emocionadas del primer ministro Tony Blair y el triste estreno del Goodbye, England's Rose de Elton John.Sentados en primera fila, el pr¨ªncipe Carlos, ex marido de Diana, y sus dos hijos, Guillermo, de 15 a?os, y Enrique de 12, fueron los primeros en depositar lirios blancos al pie del catafalco azul sobre el que descansaba el ata¨²d cubierto con el estandarte de la realeza.
Guillermo y Enrique, que junto con su padre, su abuelo, el pr¨ªncipe Felipe, y su t¨ªo, el conde Spencer, hab¨ªan desfilado detr¨¢s de la cure?a del Regimiento Real de Artiller¨ªa, se sumaron t¨ªmidamente a la espont¨¢nea explosi¨®n de aplauso cuando el conde fustig¨® a los periodistas, atac¨® disimuladamente a la familia real y prometi¨® convertirse en el protector de sus sobrinos. "No vamos a permitir que sufr¨¢is la angustia que con tanta frecuencia os ha empujado a la desesperaci¨®n", dijo. Tambi¨¦n hizo una inequ¨ªvoca cr¨ªtica a la decisi¨®n de la reina de despojar a Diana de su t¨ªtulo de Alteza Real tras su divorcio, hace 14 meses.
Criticada fuertemente por la prensa por su aparente falta de sensibilidad tras la muerte de Diana, la reina rompi¨® otra norma de protocolo cuando orden¨® que el estandarte real del palacio de Buckingham fuera temporalmente reemplazado por la bandera brit¨¢nica y que ondeara a media asta. M¨¢s significativo fue un posterior gesto que dej¨® at¨®nitos a muchos: la reina Isabel, en un gesto sin precedente en la historia de la corona, inclin¨® levemente la cabeza en se?al de respeto hacia su controvertida ex nuera.
La variedad de la concurrencia a la ceremonia en Westminster relej¨® gr¨¢ficamente la amplia gama le intereses de la princesa. Artistas como Luciano Pavarotti y George Michael se codearon con personalidades como Hilary Clinton y minusv¨¢lidos. Pol¨ªticos como Blair se sentaron a metros de ex compa?eras de estudio de Diana. Pero ni siquiera sus m¨¢s ¨ªntimos allegados pudieron acompa?arla hasta la tumba. Los Spencer insistieron en un entierro privado y reservado al c¨ªrculo m¨¢s cercano de la familia.
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