Gafas para sordos
Esta vez la batalla del domingo comenz¨® el mi¨¦rcoles. Fue en Bratislava; para eliminar a los eslovacos, Javier Clemente present¨® un equipo formado por jugadores de presa. Con independencia de sus posiciones en la cancha, todos ellos respond¨ªan a un mismo perfil de tipo duro, seg¨²n la conocida f¨®rmula rural del seleccionador: duros de mollera, duros de pechera y duros de espinillera. Hechos a la medida del agobiante f¨²tbol moderno, sus chicos, uno por uno, saben moverse indistintamente en aguas claras y turbias, manejan con igual dedicaci¨®n el codo que la plancha y, puestos a luchar por un bal¨®n, tienen peligro hasta en el dormitorio. Incluso Ra¨²l, Kiko y Alfonso, los tres virtuosos oficiales, llevan bajo las botas los dientes del cocodrilo.-Ya quisi¨¦ramos tener en Alemania delanteros como Ra¨²l, Kiko, Alfonso y Pizzi -hab¨ªa dicho Jupp Heynckes el lunes.
-Yo quiero la Liga de Campeones y el Mundial -aventur¨® Ra¨²l el martes.
-Todav¨ªa no s¨¦ con qu¨¦ le pegu¨¦ a la pelota en mi gol de rebote -reconoci¨® Guillermo Amor con esa honradez profesional tan suya.
-Tuvimos la suerte de los campeones; marcamos el gol de la victoria en el momento justo -sentenci¨® Kiko el mi¨¦rcoles cuando le pidieron que comentara el partido.
-Ahora tenemos que hacer algo grande -insisti¨® Ra¨²l, mirando a Par¨ªs.
De regreso a casa, Javier Clemente cruzo los dedos, empu?¨® el palo de golf, su pasi¨®n tard¨ªa, y dedic¨® el resto de la semana a practicar ante el televisor su fantas¨ªa favorita desde los a?os en que quer¨ªa ser un ni?o de Neguri. De nuevo so?¨® que Severiano Ballesteros le hac¨ªa una llamada telef¨®nica urgente: por indisposici¨®n de Nick Faldo o tal vez de Colin Montgomerie, hab¨ªa decidido llamarle a cubrir plaza en el equipo europeo de la Ryder Cup. Al menos, la afici¨®n le conceder¨ªa el beneficio de la duda: libra por libra y cent¨ªmetro por cent¨ªmetro, har¨ªa una excelente pareja con el gnomo lan Woosnam.
A la misma hora, en su oratorio de Barcelona, el a?orado Pep Guardiola ped¨ªa informaci¨®n sobre las extra?as propiedades del tejido nervioso. Tiene una de esas lesiones pu?eteras que tanto temen los futbolistas: objetivamente no hay nada grave, pero cuando vuelves al campo el nervio empieza a intrigar en la cara posterior del muslo izquierdo y la pierna chirr¨ªa como una bisagra oxidada.
-C¨²rate pronto, socio, que este f¨²tbol mediterr¨¢neo, tan amenazado por esos m¨ªster l¨¢tigo que confunden el humo con el zumo, no puede vivir sin t¨ª -le dijo un amigo incondicional que tiene en Madrid.
-Ten paciencia; estoy en ello -respondi¨® ¨¦l, y luego se fue a componer f¨²tbol al abrigo del Camp Nou.
Por all¨ª andaba Hristo Stoichkov, prob¨¢ndose unas gafas de atrezzo. Por lo visto, quer¨ªa mandarle un chorrito de veneno a Louis van Gaal y un mensaje subliminal a Josep Llu¨ªs N¨²?ez.
-El ¨²nico que me ha ense?ado a jugar al f¨²tbol es Johan Cruyff -dijo con un inesperado aire de comisario pol¨ªtico venido a menos.
-B¨²squese equipo -le contest¨® Van Gaal a vuelta de correo.
En Madrid, Pedja Mijatovic resopl¨® cuando el equipo sal¨ªa camino de Valencia. Como siempre, se llev¨® su genio y su tarro de brillantina.
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