Propuestas para la izquierda democr¨¢tica
Durante aproximadamente los ¨²ltimos 20 a?os, la izquierda democr¨¢tica ha sido incapaz de responder en¨¦rgicamente a la propaganda triunfal del neoliberalismo: una propaganda que afirma que los programas sociales "desde la cuna hasta la tumba" de los Estados de bienestar occidentales han creado dependencias econ¨®micas y psicol¨®gicas que han vuelto sus econom¨ªas "no competitivas" y que han dado lugar a inmensos d¨¦ficit que no pueden soportarse indefinidamente. Los esfuerzos de la izquierda por defenderse frente a la econom¨ªa neoliberal han absorbido sus energ¨ªas hasta el punto de que otros problemas importantes como el nacionalismo y las cuestiones militares apenas han recibido atenci¨®n. Con la brevedad que requiere un art¨ªculo de peri¨®dico, me gustar¨ªa ofrecer cuatro ideas concretas desde el punto de vista de una persona que siempre se ha identificado con los partidos socialistas de Francia, Espa?a y Portugal y con los partidos socialdem¨®cratas de Alemania y Escandinavia.1. La propia izquierda deber¨ªa ser la primera en proponer soluciones para las actuales condiciones intolerables de desempleo masivo de larga duraci¨®n. Como la informatizaci¨®n y la automatizaci¨®n est¨¢n eliminando r¨¢pidamente la inmensa mayor¨ªa de los puestos de trabajo en las f¨¢bricas, reclamar una semana de 35 horas en lugar de una semana de 39 horas no es una soluci¨®n. La econom¨ªa capitalista avanzada, a la que nos gustar¨ªa dar un rostro m¨¢s humano, es cada vez m¨¢s una econom¨ªa de servicios, y es en los servicios donde hace falta crear empleo.
Ahora, los m¨¦dicos espa?oles que trabajan en hospitales de la Seguridad Social pueden invertir aproximadamente cinco minutos en cada paciente, lo cual es absolutamente insuficiente para elaborar un diagn¨®stico bien fundado y para establecer una relaci¨®n m¨ªnimamente digna entre m¨¦dico y paciente. Las clases de los colegios p¨²blicos est¨¢n cada vez m¨¢s masificadas, con el consiguiente aumento de cansancio y disminuci¨®n de la eficacia docente de los profesores. Los ni?os inmigrantes necesitan una formaci¨®n adicional en espa?ol (o catal¨¢n, o vasco, o gallego). Adem¨¢s, como cada vez hay m¨¢s familias en las que los dos progenitores trabajan fuera de casa, hay una necesidad cada vez mayor de actividades extraescolares y de una orientaci¨®n y supervisi¨®n por parte de adultos hasta las ocho de la tarde, cuando hay una persona mayor en casa para recibir a los ni?os. La vida en ambos extremos, la infancia y la vejez, el parvulario y la residencia de jubilados, necesita cada vez m¨¢s los servicios humanos que sol¨ªa llevar a cabo la familia numerosa.
El aumento de la productividad hace perfectamente posible desde el punto de vista econ¨®mico mantener estos servicios humanos adicionales. Pero el neoliberallsmo insiste en bajar los impuestos a los ricos, no sea que pierdan sus incentivos econ¨®micos; las leyes fiscales est¨¢n llenas de lagunas, tanto formales como informales; entretanto, el sentido com¨²n insiste en que debe haber un equivalente aproximado entre los ingresos de un Gobierno y sus gastos. La izquierda tiene excelentes economistas que pueden indicar c¨®mo unos impuestos progresivos sobre la renta (que tiene que pagar todo el mundo) pueden equilibrar el presupuesto sin provocar inanici¨®n a los ciudadanos m¨¢s pr¨®speros, y la izquierda en su conjunto tiene que convencer a una mayor¨ªa de los electores de que son necesarios los servicios sociales adicionales para la viabilidad de la sociedad civil y de que proporcionar¨¢n un empleo ¨²til a millones de personas que ahora no tienen perspectivas econ¨®micas.
2. La izquierda deber¨ªa darse cuenta de que el nacionalismo pol¨ªtico en la Europa contempor¨¢nea favorece a la derecha. Cuando Italia luchaba por liberarse de Austria y de los papas, cuando los griegos luchaban por su independencia contra el imperio turco, cuando los pueblos de Europa central y del Este luchaban contra los imperios reaccionarios de los zares, los Hohenzollern y los Habsburgo, el nacionalismo fue por lo general progresivo en sus resultados. Lo mismo puede decirse de Espa?a, cuando los nacionalismos vasco y catal¨¢n lucharon contra el caciquismo y contra una monarqu¨ªa falsamente llamada "constitucional" a finales del siglo XIX; y, por supuesto, cuando se resistieron, en formas limitadas, a la dictadura de Franco. Pero, hoy d¨ªa, esos nacionalismos representan oligarqu¨ªas conservadoras que luchan por un privilegio especial contra el primer Gobierno democr¨¢tico y descentralizado estable de la historia de Espa?a. La misi¨®n de la izquierda es contemplar las cosas desde el punto de vista de la solidaridad humana, en lugar de competir por votos con la derecha apoy¨¢ndose en mitos y resentimientos nacionalistas.
3. La izquierda deber¨ªa educar a la opini¨®n p¨²blica acerca de la absoluta necesidad de un desarme nuclear, qu¨ªmico y biol¨®gico. Con respecto a este tema, igual que quiz¨¢ con respecto a la defensa y la reestructuraci¨®n del Estado de bienestar, parece haberse impuesto una peligrosa especie de fatiga, o fatalismo. En los a?os cincuenta, cuando los recuerdos de Hiroshima y Nagasaki estaban vivos, la opini¨®n p¨²blica tanto del mundo occidental como del sovi¨¦tico presion¨® a sus respectivos Gobiernos para lograr unos acuerdos que al menos pusieron fin a las pruebas atmosf¨¦ricas, limitaron el aumento del n¨²mero y la potencia de los misiles teledirigidos y establecieron un c¨®digo de conducta t¨¢cito entre los dos gigantes de la guerra fr¨ªa.
Con el final de la guerra fr¨ªa en 1991, demasiada gente suspir¨® aliviada y se dijo que con s¨®lo una superpotencia no hab¨ªa peligro inminente de una guerra nuclear. Esto es bastante cierto en el sentido de que, en la actualidad, no hay dos potencias igual de armadas chantaje¨¢ndose mutuamente con la posibilidad de la aniquilaci¨®n nuclear. En lo que respecta a Rusia y EE UU, est¨¢ empezando a producirse un desarme nuclear lento y muy limitado; y el peligro evidente de los efectos bumer¨¢n ha llevado a la mayor parte de las naciones a firmar un tratado que tiene como objetivo la abolici¨®n general de las armas qu¨ªmicas.
Pero, en realidad, los peligros nucleares, qu¨ªmicos y biol¨®gicos son mayores que durante la guerra fr¨ªa: porque la tecnolog¨ªa ha perfeccionado armas de destrucci¨®n masiva mas peque?as y, por tanto, f¨¢ciles de transportar y de esconder; tambi¨¦n porque no hay el m¨¢s m¨ªnimo control fiable de los antiguos arsenales sovi¨¦ticos que hoy est¨¢n almacenados,
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o no almacenados, en Rusia, Kazajst¨¢n, Ucrania y Bielorrusia. Nadie tiene informaci¨®n fiable sobre la seguridad de las condiciones de almacenamiento de esas armas, nadie sabe hasta qu¨¦ punto muchos de sus componentes se han vendido en los mercados negros de todo el mundo, y nadie sabe cu¨¢ntos residuos nucleares y qu¨ªmicos se han vertido en los r¨ªos y oc¨¦anos de todo el mundo.
Estados Unidos est¨¢ preocupado, y con raz¨®n, por la "capacidad" de Sadam Husein, pero probablemente haya unos cuantos dictadores m¨¢s con al menos parte de esa capacidad y, en ning¨²n caso, los bombardeos precedidos por la ret¨®rica con pretensiones de superioridad de la ¨²nica superpotencia que queda pueden sustituir un desarme internacional sistem¨¢tico y consensual. Sin embargo, por ut¨®pico que parezca, la izquierda democr¨¢tica deber¨ªa emprender una campana a escala internacional antes de que se produzca una cat¨¢strofe de proporciones desconocidas.
4. Me parece extraordinario que, de entre todos los pa¨ªses, en Espa?a, con su larga historia de pronunciamientos, la izquierda democr¨¢tica defienda un ej¨¦rcito formado exclusivamente por voluntarios. La palabra voluntario suena bien, pero los ej¨¦rcitos voluntarios est¨¢n a¨²n m¨¢s alejados de la poblaci¨®n que los ej¨¦rcitos basados en el servicio militar universal. En momentos de crisis, tienen demasiadas probabilidades de convertirse en legiones extranjeras, Freikorps, o milicias falangistas, y de ser dominados por las fuerzas m¨¢s antidemocr¨¢ticas de las diversas naciones. Ahora que la esperanza de vida es cada vez m¨¢s larga, no se deber¨ªa considerar como una p¨¦rdida de tiempo que los ciudadanos j¨®venes pasen un ano sirviendo a las Fuerzas Armadas, aunque s¨®lo sea para recordar a los militares profesionales que trabajan con una poblaci¨®n civil ante la que tienen una responsabilidad.
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