Euro frente a d¨®lar
Atacar a algunas monedas europeas ha sido hasta hace poco una actividad productiva para los mercados. Las tensiones cambiarias se planteaban frente al d¨®lar una por una: la peseta, el franco, la libra o la lira luchaban, con m¨¢s o menos apoyo y m¨¢s o menos coordinaci¨®n, frente a especuladores que, a la m¨¢s m¨ªnima se?al de debilidad, eran capaces de triturar en horas las reservas de sus bancos nacionales y obligaban a espectaculares aumentos de los tipos de inter¨¦s. A partir de ahora, las batallas cambiarias no se volver¨¢n a librar entre monedas ?hermanas? frente a la divisa norteamericana sino entre una ¨²nica moneda, el euro, y el d¨®lar. Y los mercados tendr¨¢n que tantearse la ropa: no se enfrentar¨¢n a 11 bancos nacionales, m¨¢s o menos poderosos, sino a un ¨²nico Banco Central Europeo, un organismo independiente, con una capacidad de reacci¨®n brutal, el respaldo de 11 Gobiernos y unas reservas apabullantes. De hecho, el euro nace en un momento en el que la cantidad de d¨®lares agregados de que disponen los Once es tan elevada que el principal problema ser¨¢ como darles salida, poco a poco, sin provocar una indeseada depreciaci¨®n de la divisa verde.
Una aventura
Salvo que caiga sobre Europa un meteorito econ¨®mico o pol¨ªtico de naturaleza desconocida, no hay razones para pensar que el arranque de la aventura del euro pueda desembocar en el colapso del nuevo sistema en su conjunto. Los analistas no contemplan el fracaso del euro como divisa europea, porque el colapso no permitir¨ªa medias tintas sino que ser¨ªa una aut¨¦ntica hecatombe. La similitud de las posiciones econ¨®micas de los 11 pa¨ªses que integrar¨¢n la Uni¨®n Monetaria y el ciclo expansivo constituyen un marco b¨¢sico positivo y los mercados financieros m¨¢s importantes del mundo parecen considerarlos buenos heraldos: hace meses que est¨¢n descontando el ¨¦xito inicial del proyecto.Pero que el euro sea un ¨¦xito no significa necesariamente que todos los pa¨ªses que arranquen con ¨¦l puedan mantenerlo. No es posible descartar en el futuro la ?deserci¨®n? o ?expulsi¨®n? de alguno de ellos, algo poco probable (incluso no previsto en el Tratado), pero posible si no implica un desastre para el sistema en su conjunto, es decir siempre que no se trate de uno de los pa¨ªses del n¨²cleo duro. La capacidad de permanencia de todos y cada uno de los Once depender¨¢ principalmente de sus propios esfuerzos, pero tambi¨¦n de los mecanismos de solidaridad que sea capaz de ir generando la UE.
En cualquier caso, la cumbre de Bruselas de los pr¨®ximos d¨ªas 1, 2 y 3 de mayo puede marcar para los historiadores el empiece real del siglo XXI en Europa. Un siglo que nacer¨¢ bajo un signo desconocido en nuestra historia: la estabilidad monetaria.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.