400.000 aprendices podr¨¢n realizar sus pr¨¢cticas en cualquier pa¨ªs de la UE
M¨¢s de 400.000 aprendices europeos podr¨¢n realizar sus pr¨¢cticas de formaci¨®n en empresas de los distintos pa¨ªses de la Uni¨®n Europea (UE). As¨ª lo aprobaron ayer los ministros de Educaci¨®n y Trabajo. Los Quince otorgan as¨ª a los j¨®venes de formaci¨®n profesional las mismas posibilidades de movilidad geogr¨¢fica de las que se benefician los universitarios europeos gracias al programa Erasmus.
El proyecto, lanzado hace un a?o por la comisaria Edith Cresson, es barato. Cuesta 7,3 millones de euros (unos 12.000 millones de pesetas) en su quinquenio de aplicaci¨®n, entre el 2000 y el 2004. Pero revolucionar¨¢ la movilidad de la mano de obra de t¨¦cnicos y trabajadores como la ha revolucionado el programa Erasmus para los universitarios. Al acabar 1999, 1,2 millones de estudiantes se habr¨¢n beneficiado de ¨¦l durante un quinquenio.El esquema es sencillo. Los 15 Gobiernos reconocen los periodos de formaci¨®n, aprendizaje o pr¨¢cticas realizados por sus nacionales en empresas situadas en otro Estado miembro, llamados itinerarios europeos. Al acabar la experiencia -planificada entre los Gobiernos de los pa¨ªses de origen y de acogida de los j¨®venes afectados y tutelada por el centro de acogida-, el Gobierno de origen extender¨¢ un certificado acreditativo de su realizaci¨®n. Ese documento, el Europass-formaci¨®n, detallar¨¢ los contenidos de la formaci¨®n, su duraci¨®n, el t¨ªtulo que concede, el centro que la ha tutelado y las calificaciones.
Los Quince dieron ayer otro paso en la direcci¨®n de la Europa social, con mayor movilidad laboral, al aprobar la directiva sobre pensiones complementarias. Hasta ahora, los trabajadores que emigraban a otro pa¨ªs, incluso de la UE, corr¨ªan el riesgo de perder los derechos a estas pensiones que hab¨ªan acumulado, por ejemplo, a trav¨¦s del fondo establecido en su empresa. Las p¨²blicas u obligatorias estaban ya garantizadas por una directiva de 1971.
La nueva norma garantiza que los derechos adquiridos en ning¨²n caso se perder¨¢n por causa de cambio de destino geogr¨¢fico, que estas pensiones podr¨¢n pagarse en otro Estado de la UE diferente del de origen y que el empleado que lo desee podr¨¢ seguir acogido al mismo fondo empresarial cuando sea destinado por su direcci¨®n a un puesto en otro Estado miembro.
La importancia de la decisi¨®n se calibra por el n¨²mero de posibles afectados: los trabajadores desplazados por un periodo corto (un a?o) dentro de la UE ascend¨ªan a 540.000, y por m¨¢s plazo, a 14.700. No todos ellos ten¨ªan pensiones complementarias. Pero cada vez ser¨¢n m¨¢s quienes se adscriban a ellas.
Cogesti¨®n
Donde no hubo acuerdo, aunque se roz¨®, fue en el Estatuto de la Sociedad Europea (SE), pendiente desde hace 28 a?os. Es un proyecto para crear sociedades an¨®nimas de ¨¢mbito comunitario (por fusi¨®n de varias nacionales, v¨ªa creaci¨®n de un consorcio con filiales en varios Estados o mediante la formaci¨®n de una filial com¨²n). Coexistir¨ªan con las nacionales, ahorrando los costes financieros y administrativos de la creaci¨®n de redes en cada pa¨ªs, estimados en varios miles de millones de ecus anuales.La patronal presiona para lograr ese estatuto, que beneficiar¨ªa sobre todo a las pyme, pues las multinacionales sortean mejor la dispersi¨®n legislativa mercantil de los Quince. Casi todo est¨¢ ya acordado. "Hemos recorrido 98 de los 100 kil¨®metros", dijo el presidente, el brit¨¢nico Ian McCartney.
Pero hubo dos escollos. Uno, la representaci¨®n de los trabajadores en la empresa europea. Mientras los alemanes pugnaban por extender a ella su mecanismo de cogesti¨®n (presencia en el consejo de administraci¨®n de sociedades con m¨¢s de 2.000 trabajadores), Francia, Espa?a e Italia reclamaban que eso no fuera autom¨¢tico, sino de forma pactada. Alambicadas f¨®rmulas de compromiso acercaron posiciones, aunque no lo suficiente. Y otro escollo, el desacuerdo sobre la propuesta irlandesa de que las Sociedades Europeas puedan nacer "por conversi¨®n" de una sociedad an¨®nima nacional.
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