Vot¨¦ a Borrell y votar¨¦ a Leguina
Han pasado apenas tres meses desde que el PSOE dio un vuelco a la vida pol¨ªtica espa?ola con la convocatoria de las elecciones primarias para la candidatura a la presidencia del Gobierno. Pero a juzgar por lo ocurrido desde entonces, por la expectativa electoral que reflejan las encuestas, pero sobre todo por la revitalizaci¨®n de la vida pol¨ªtica que ha supuesto el proceso democr¨¢tico de las primarias, parece que todos hubi¨¦ramos desarrollado un curso entero y acelerado de aprendizaje sobre nuestra democracia.Cuando la noche del 24 de abril las urnas de nuestras agrupaciones dieron la respuesta sobre la identidad de qui¨¦n debe ser nuestro candidato, supimos hasta qu¨¦ punto los socialistas est¨¢bamos reclamando unas nuevas formas de hacer pol¨ªtica. Yo me alegr¨¦ del triunfo de Borrell, porque, como es p¨²blico y notorio, defend¨ª que se trataba de la persona que pod¨ªa aglutinar m¨¢s entusiasmo social en esta marea socialista que nos llevar¨¢ a La Moncloa.
Adem¨¢s del aire limpio y de la apuesta por la libertad que aquellas primarias aportaron a nuestra vida de partido, hay otro aspecto que no s¨¦ si todos supimos apreciar en aquel momento de entusiasmo. Se nos propon¨ªa elegir un candidato, el mejor candidato para ganar a la derecha, aquel que pudiera conectar mejor con los millones de ciudadanos que nos votaron en muchas ocasiones pero que no comparten nuestro carnet. Y eso significa que el PSOE hac¨ªa un llamamiento no s¨®lo al uso de la libertad, tambi¨¦n a la rosponsabilidad.
De nuevo nos encontramos ante la posibilidad de conjugar la libertad del voto con la responsabilidad y con la inteligencia pr¨¢ctica de elegir en las primarias la persona que mejor pueda aglutinar el voto de los madrile?os y gestionar nuestra ciudad. Dos compa?eros han dado un paso al frente para hacerse cargo de devolver a la ciudad de Madrid el prestigio que tuvo anta?o, para limpiarla de tanto mal gusto y de tanta sospechosa obra mal financiada como ha sembrado la derecha, metiendo a esta ciudad en un t¨²nel econ¨®mico y de futuro del que s¨®lo se saldr¨¢ con una gesti¨®n en regla, imaginativa y profesional. Para acabar con una pol¨ªtica urban¨ªstica simplemente nefasta, s¨®lo buena para la especulaci¨®n. Esos dos compa?eros son Fernando Mor¨¢n y Joaqu¨ªn Leguina. Uno fue un ministro respaldado, contra el viento de la infamia y el chiste f¨¢cil, por Felipe Gonz¨¢lez durante muchos a?os, y el otro, el pol¨ªtico que supo crear y desarrollar la Comunidad madrile?a desde la nada, el hombre que cre¨® un espacio diferenciado para todos nosotros haciendo que Madrid no dejara de ser una puerta abierta a la participaci¨®n para quien llegara aqu¨ª con ganas de iniciar un nuevo camino. Ambos son personas de m¨¦rito. Pero tengo la sensaci¨®n de que son hombres con distintos m¨¦todos y talantes para afrontar los graves problemas que esta ciudad tiene planteados, y que los socialistas hemos de ser capaces de solucionar.
El entra?able y c¨¢ustico Fernando Mor¨¢n ha elegido un camino que tiene su atractivo y su riesgo: recordar e intentar traer, desde el pasado al futuro, a Tierno Galv¨¢n. Pero a ning¨²n socialista madrile?o se le oculta que Tierno, irrepetible, fue, a la hora de gestionar la ciudad, apoyado por su otra mitad. Y su otra mitad fueron dos y se llamaron, primero, Joaqu¨ªn Leguina, y luego, Juan Barranco; ambos supieron en cada momento hacerse cargo del trabado imprescindible, ¨¦se que a menudo poco se agradece y que s¨®lo toman sobre sus espaldas los buenos pol¨ªticos.
Fenando Mor¨¢n, tan pausado, da la sensaci¨®n de que, si fuera elegido, tendr¨ªa que ponerse a meditar un proyecto para la ciudad y encontrar un gestor, que sea quien, de verdad, limpie las calles. Joaqu¨ªn Leguina, sin embargo, es un pol¨ªtico que ha trabajado muchos a?os para esta ciudad. Se la sabe de cabo a rabo, es de los pocos pol¨ªticos que viajan en metro sin complejos y ha demostrado durante a?os, como presidente de los madrile?os, una capacidad extraordinaria para formar equipos de personas valiosas y libres.
Los dos son populares entre los j¨®venes y reciben el respeto de los madrile?os. Pero s¨®lo uno de los dos puede poner esta ciudad en movimiento con rapidez, s¨®lo uno de los dos puede desarrollarla en aspectos que, sin abandonar lo hecho, van m¨¢s all¨¢ en su filosof¨ªa de la simple ejecuci¨®n de obras p¨²blicas. Uno de ellos, adem¨¢s, supo aplicar su radical sentido de la democracia, enfrent¨¢ndose, al lado de Almunia y de Borrell, de Rubalcaba, de Maravall, de Barrionuevo y de Solana, a aquel viejo aparato del partido que, ¨¦se s¨ª, confund¨ªa a menudo la identidad del proyecto con el reparto de poder. Leguina, como otros destacados socialistas de este final de siglo, sabe que un partido necesita una direcci¨®n y que s¨®lo los necios o los mal intencionados confunden dirigir con mandar. Desde mi punto de vista, Fernando Mor¨¢n se vislumbra como un bien te¨®rico de la raz¨®n pura. Leguina es, por el contrario, un creador de proyectos y un gestor que aplica la raz¨®n y la inteligencia pr¨¢ctica. Es el hombre que puede devolver a Madrid la vida cultural que le ha sido hurtada, y a la vez, plantear un urbanismo progresista y hasta resolver el problema del tr¨¢fico. S¨ªmbolo ¨¦ste de la ineficacia de la derecha que recibe un voto de castigo en cada claxonazo de cada conductor. Los barrios per¨ªfericos creados durante el franquismo y que empezaron a sacar la cabeza con las pol¨ªticas progresistas han vuelto a la desesperanza. La expulsi¨®n de j¨®venes, ayuno como est¨¢ el Ayuntamiento de una pol¨ªtica de vivienda... y tantos problemas, como el del empleo que el actual Ayuntamiento se niega incluso a considerar. Todos ellos, estoy segura, ser¨¢n abordados con eficacia y sentido de la solidaridad s¨ª Leguina llega a ser alcalde. Leguina, en fin, est¨¢ capacitado para desarrollar un Madrid mejor para el a?o 2000. Es parecido a ese Maragall que reconstruy¨® la identidad y las paredes de Barcelona. Algo semejante necesitemos aqu¨ª para poner a nuestra capital en la cumbre. Esa capacidad de Joaqu¨ªn la perciben claramente los madrile?os que no militan con nosotros pero que simpatizan con nuestro proyecto. Con todo mi aprecio por Mor¨¢n, quiero decir que por sentido pr¨¢ctico y por convencimiento en la calidad de su proyecto y en su capacidad para imaginar y hacer real una ciudad mejor para todos los vecinos sin excepci¨®n, yo votar¨¦ a Joaqu¨ªn Leguina.
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