UN INSTANTE DE FELICIDAD Mies

Nunca hay nadie. Ni ind¨ªgenas ni turistas. S¨®lo hay corriente. Less is more Felicidad. El pabell¨®n Mies Van der Rohe, construido en 1929 y reconstruido en 1986, le da fr¨ªamente la espalda a la ciudad desde una ladera de Montju?c. No quiere tratos. La explicaci¨®n del tono general que tiene la arquitectura barcelonesa es eminentemente psicoanal¨ªtica. Gentes tan morigeradas, y en cambio las pose¨ªa el diablo en cuanto tocaban -o pagaban- piedra. Gaud¨ª es la euforia de este travestismo, pero hay miles de gaud¨ªs de barrio. El pabell¨®n es lo que los barceloneses quisieron hacer siempre con el travertino, el acero y el cristal, y con su vida: pero les puede el demonio. As¨ª, ¨¦ste es un lugar para conocerse. Y para curarse. Contra el cafard de los d¨ªas no hay nada mejor en Barcelona. La belleza es el ¨²nico manual de autoayuda que merece tenerse en consideraci¨®n. El genio -incluso cuando pertenece a los otros- es el ¨²nico consuelo fiable. La raz¨®n es la ¨²nica herida que no cierra en falso. Todo este paisaje es de una gran seriedad humana. Nadie frente al lienzo de ¨®nix ha podido decir nunca ?qu¨¦ divertido! Y no hay nadie.

Pabell¨®n Mies Van der Rohe. Parque de Montju?c. Barcelona.