Ausencia de emoci¨®n
La novillada estuvo carente de emoci¨®n y el aburrimiento se apoder¨® del escaso p¨²blico que se dio cita en la Maestranza. Es lo que viene pasando durante los ¨²ltimos a?os en las plazas de toros: el p¨²blico se retrae de pasar por taquilla porque intuye que lo que saldr¨¢ por el toril es material inservible para la lidia, como ocurri¨® en Sevilla, y que los toreros moler¨¢n a ese material a derechazos hasta ponerse pesados y espesos.Media docena de ol¨¦s se oyeron en toda la tarde, muchos gritos de los toreros y mugidos de los novillos sin parar. Parec¨ªa como si los novilleros hubiesen querido competir a la hora de gritar, y si lo hubiesen hecho el ganador fue Diego Urdiales, que a la hora de matar, parec¨ªa m¨¢s un karateka que un torero: "?Ahhhhh!", vociferaba el joven antes de pinchar en hueso.
Gonz¨¢lez / Olivencia, Urdiales, Reyes
Cuatro novillos de Manuel Gonz¨¢lez, desiguales de presentaci¨®n y juego, sin fuerza; 5? y 6? de Gonz¨¢lez S¨¢nchez-Dalp, sin fuerza.Jos¨¦ Olivencia: palmas; silencio. Diego Urdiales: aviso y vuelta al ruedo; silencio. Enrique Reyes: aviso y silencio; ovaci¨®n y saludos. Plaza de la Maestranza, 20 de septiembre. Menos de un cuarto de entrada.
Tambi¨¦n estuvo interesante el debate que se trajeron Olivencia y Bachiller, que fue el cuarto, un novillo que vino instruido en las tropel¨ªas que cometen casi a diario los jinetes de vara en ristre, y la tom¨® con el del castore?o desde que sali¨® por la puerta de caballos hasta que lo derrib¨® con estr¨¦pito contra las tablas.
Aparte del griter¨ªo, los tres novilleros pusieron toda la voluntad a su alcance, ¨¦sa es la verdad, pero a los animales sin resuello que encontraron no se les pod¨ªa hacer nada.
El ¨²nico que tuvo oportunidad de sacar algo en claro fue Diego Urdiales, que a su primero, un novillo que quer¨ªa escapar de la plaza, le instrument¨® varias tandas por ambos lados, destacando los pases de pecho, y si a la de matar no falla, habr¨ªa cortado una oreja. En el quinto lo intent¨® con pundonor, pero la res ca¨ªa cada vez que tiraba un muletazo.
Sin recorrido
Jos¨¦ Olivencia lo intent¨®, como sus compa?eros de terna, pero sus animales no ten¨ªan nada que ofrecer y estuvieron defendi¨¦ndose en las dos faenas. El que abri¨® plaza lleg¨® sin recorrido al ¨²ltimo tercio, perdiendo las manos y los cuartos traseros. El quinto, que deb¨ªa haber rebuznado en lugar de mugir tanto, tampoco sirvi¨® para nada y el torero, conocedor de ello, lo intent¨® hasta ponerse pesado.Enrique Reyes porfi¨® mucho con el tercero, pero conforme avanzaba la faena se le iba quedando en las zapatillas. En el que cerr¨® plaza, Reyes result¨® golpeado en dos ocasiones por el novillo que se defendi¨® como los anteriores. No obstante, el novillero lo intent¨® con valent¨ªa, pero nada m¨¢s. El p¨²blico le pidi¨® con insistencia que matara a su enemigo, lo que hizo el joven cordob¨¦s que salud¨® desde el tercio.
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