Espa?a represent¨® m¨¢s del 70% de la inversi¨®n directa de KIO en el mundo

La crisis de las inversiones de KIO en Espa?a carcomi¨® los cimientos de las finanzas del Estado de Kuwait, mucho menos voluminosas de lo que se pensaba. Al finalizar la guerra del Golfo, Torras representaba el 72% de todas las inversiones directas de KIO en el mundo. La reacci¨®n de las autoridades de Kuwait, persiguiendo judicialmente a sus gestores en Espa?a, encabezados por el ex presidente de KIO jeque Fahd al Muhammad al Sabaj y Javier de la Rosa, se explica a la vista de esos datos.

Tras la invasi¨®n de Kuwait por Irak, en agosto de 1990, varios Gobiernos occidentales, fundamentalmente los de Estados Unidos y Reino Unido, congelaron los fondos del emirato con el objetivo de evitar que fueran saqueados por el nuevo Gobierno t¨ªtere impuesto por Sadam Husein.En aquellos momentos, las cifras manejadas por analistas, economistas y bancos de inversi¨®n internacional cifraban esos bienes en unos 100.000 millones de d¨®lares (10 billones de pesetas de la ¨¦poca) s¨®lo en Estados Unidos.

Seg¨²n las actas de una reuni¨®n celebrada en febrero de 1991 por la c¨²pula de la Kuwait Investment Authority (KIA), que controlaba todos los fondos de Kuwait en el exterior, el Gobierno del emirato tuvo que realizar durante los primeros meses tras la invasi¨®n unos gastos mediante la venta de activos que alcanzaron los 7.800 millones de d¨®lares (780.000 millones de pesetas de esa ¨¦poca). Gran parte del dinero procedente de esas ventas, y de otros beneficios obtenidos anteriormente, encontr¨® un destino de emergencia en Espa?a.

?ste fue el caso m¨¢s espectacular. En Espa?a, donde KIO operaba a trav¨¦s del Grupo Torras, seg¨²n los documentos mencionados, en diciembre de 1991, las inversiones sumaban 3.500 millones de d¨®lares -a los pocos meses rebasar¨ªan los 5.000 millones, la mayor¨ªa de los cuales se convertir¨ªan en p¨¦rdidas directas-, cuando un a?o antes eran de tan s¨®lo 400 millones de d¨®lares. Este porcentaje revela que las inversiones directas de KIO en el mundo eran muy inferiores a lo esperado.

Las inversiones en Espa?a hab¨ªan adquirido una preponderancia que, seg¨²n los responsables de la KIA, era injustificada, y, lo m¨¢s importante, afectaba al futuro de las propias reservas del Estado de Kuwait. Despu¨¦s descubrir¨ªan que todo el dinero se hab¨ªa esfumado y que sus inversiones para las futuras generaciones hab¨ªan sido objeto de un saqueo sin precedentes.

En esa misma reuni¨®n, los responsables de KIA, con su presidente, el ministro de Finanzas de Kuwait, Naser Abdullah al Rawdan, a la cabeza, exigi¨® explicaciones al presidente de KIO, Fahd al Muhammad al Sabaj, a quien se acus¨® de haber violado las normas de funcionamiento de la oficina de inversiones que ¨¦l encabezaba y de poner en peligro los fondos de la Reserva General de Kuwait al utilizarlos en maniobras especulativas. Al Sabaj ni siquiera fue capaz de explicar el verdadero riesgo de sus inversiones en Espa?a, pues la mayor¨ªa de las ¨²ltimas aportaciones de capital se hab¨ªan realizado como consecuencia de la conversi¨®n en acciones de las deudas de las empresas espa?olas que estaban garantizadas directamente por KIO. Aquella reuni¨®n fue la antesala de la destituci¨®n, poco despu¨¦s, de Fahd al Sabaj como m¨¢ximo responsable de KIO.

Tanto esas actas de las reuniones de KIA como las declaraciones de los testigos en el proceso de Londres, entablado por Torras contra sus anteriores gestores, ponen de manifiesto el ca¨®tico funcionamiento de la otrora prestigiosa Office de Londres. Una larga lista de testimonios pone de manifiesto que la mayor¨ªa de las ¨®rdenes de compras, ventas e inversiones de cientos de miles de millones se transmit¨ªan de forma verbal, y que tan s¨®lo despu¨¦s de realizadas se proced¨ªa a justificarlas mediante cartas y papeles, sobre cuya veracidad existen serias dudas.

Los documentos tambi¨¦n revelan la existencia de importantes operaciones de compra de activos en Espa?a con pagos en dinero negro en el extranjero. Entre ¨¦stas se encuentra la de la compra de solares de la sociedad inmobiliaria Prima en Barcelona.